SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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El campamento descansaba en sus labores cuando, gracias a Clarke, comenzó a desatarse el caos.
Dharani sentía su cuerpo como una gota de agua en un tempestuoso río del que debía dejarse mover para la revolución.
Y aunque siempre le habían enseñado a apoyar al pueblo, allí se encontraba totalmente pasmada, asustada.
Era la segunda vez en su vida que algo así ocurría, y las dos veces la atribuía a la misma persona: John Murphy.
―¿Reconoces esto? ―interrogó recriminatoriamente Clarke, pasmándolo por unos segundos.
―Es mi cuchillo. ¿Dónde lo encontraste?
―Donde se te cayó después de matar a Wells ―acusó.
Pasaron segundos donde la expresión de Murphy se deformó a una confusa.
―¿Dónde qué?
La gente comenzaba a acercarse, formando un círculo alrededor de ellos cuando Dharani se dio el ánimo de salir de la tienda.
Intentaba contenerse, realmente lo intentaba, pero su mente no paraba de reprocharla que era una estúpida por dejarse reaccionar así por él.
Sus manos temblaban, o más que eso, se sacudían ferozmente, tanto que tuvo que sostenerse la muñeca de la para detener los temblores.
Intentos en vano para evitar demostrar que aún le importaba.
―Los Terrestres mataron a Wells, no fui yo ―emitió Murphy, sacando a la castaña de sus propios pensamientos.
―Sé que fuiste tú, y pagarás por ello ―masculló entre dientes Clarke, irascible.
―Ah, ¿En serio? ―la burla era palpable en sus palabras, y con diversión observó al líder―. Bellamy, ¿En serio crees esta tontería?
Él solamente se cruzó de brazos, guardando silencio mientras dejaba que su juzgadora mirada hablase por él.
Dharani avanzó hasta llegar a su lado. Estar cerca de Bellamy era como un tranquilizante a sus nervios, lo cual era irónico dado que nadie la ponía más alterada que el mismo Bellamy Blake.
Pero eso no importaba, él era su droga de calma en un momento tan frenético para ella.
La atención de Murphy inmediatamente cayó sobre ella y su culposa expresión, pero se vio desenfocó cuando Clarke bramó enojada:
―Tú amenazaste con matarlo. Todos te oímos. Odiabas a Wells.
―Muchas personas odiaban a Wells. Su padre es el Canciller que nos encerró.
―Sí, pero tú eres el único que peleó con cuchillos con él.
―¡Eso es mentira! ―negó en voz alta―. No peleé con él porque la princesa que ves detrás de ti fue quien peleó conmigo. ¿No es así, Dharani?
