SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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Y los días felizmente soleados en la Tierra se habían acabado.
A su alrededor, Bellamy apreciaba la tonalidad gris que lo cobijaba. Sentado frente al Terrestre y abrumado por el silencio, mantenía su mirada pérdida al tiempo que recordaba una y otra vez la gran disputa que había mantenido con Dharani hace cinco días.
Casi una semana, se impresionó. Una semana en la que apenas había visto la cara de la muchacha, a excepción de los casos más extremos y necesarios.
Y bueno, qué suerte para él.
Tal parecía, ser co-líderes tenía sus ventajas dado que mientras él se encargaba del Terrestre y los labores de reconstruir el campamento, Dharani atendía las tareas de comunicación con Raven y las negociaciones con Jaha.
Y así de sencillo, ella y él vivían en dos mundos totalmente distintos. Algo irónico sí tenían tiendas tan juntas y en el mismo campamento.
Seguidamente, recordó la opresión que se había instalado en su pecho cuando ella lo había rechazado, sopesando allí desde aquella mañana.
Recordó su impenetrable grandeza de liderazgo, tal como una mártir que colocaba a su gente por encima de él, condenándolo al exilio.
Le causó gracia al ser un evento tan irónico para él; La cualidad que más adoraba de la castaña era también la que había sellado todas sus posibilidades con Dharani Taylor, la gran "Reina de la Anarquía".
«Tal parece sus colores rojo y negro los tiene más tatuados en la piel de lo que yo creía».
Bellamy alzó su mirada por un segundo, ya cansado de auto-compadecerse y se dedicó a observar al adormecido prisionero, el cual continuaba maniatado.
Suspiró rendido.
De pronto, el sonido de la escotilla siendo abierta acaparó su atención al anunciar la llegada de una persona.
Ladeando apenas su rostro, observó quién era el intruso y al instante reconoció esa característica silueta y gorra de invierno.
―¿Hablaste con el Arca? ―interrogó apenas Miller se posicionó a su lado.
―No, yo no ―y señalando con su cabeza hacia la escotilla, agregó―: Ella sí. Intenté convencerla de que no tenía que hacerlo sola, pero al parecer es más terca de lo que creí.
Nuevamente él suspiró rendido.
Por el rabillo del ojo, el líder observó cómo Dharani afirmaba sus pies en el tercer nivel y encogía su postura en un tímido gesto.
Ciertamente, estar allí ya no se sentía bien, básicamente porque no había compartido una habitación con ella desde que lo rechazó.
―No tenías que dar las malas noticias, Miller ―expresó ella, ocasionando que el moreno contrajese su mandíbula―. ¿Por qué lo enviaste a hablar con las familias?
