SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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Un resuello, breve pero profundo fue lo único que bastó para delimitar la delicada línea entre la vida y la muerte, definir lo necesario que es respirar, puntualizar ese instinto por sobrevivir cuando el aire se está acabando, y por sobre todas las cosas, concretar si queremos seguir vivos o no.
―¿Listos para pelear? ―Dharani se posicionó en medio de su gente con su arco cruzado en el pecho y el fuego de una hoguera a su espalda.
Entre eso, varios jóvenes levantaron sus fusiles hacia el cielo y gritaron.
―¡A la guerra!
―¡Vamos, vamos!
Con los coros de batalla en el fondo, la castaña cogió un mástil con fuego y se preparó para salir del campamento al compás de sus compañeros. Armarían barricadas afuera, donde la luz pudiese servirles como guía y también como defensa.
Avanzaron cargados de elementos contundentes y algo de combustible que Raven les pudo entregar. Como cabecilla: Dharani.
Corrieron unos tres o cuatro metros lejos de los muros, y con el poco tiempo que disponían, rodearon los puntos estratégicos de los bordes que no pudieron minar.
Dharani absorbió para su memoria el cómo las llamas se avivaron hasta que estuvieron por tocar el cielo, el lugar donde descansaban todos los compañeros que no alcanzaron a sobrevivir para ver ese momento, el lugar donde ahora eran cuidados por sus padres. Deseó que este combate fuese por ellos, si no por justicia, entonces por venganza.
De pronto, unos tambores de marcha se hicieron escuchar.
―¡Alto! ¡Paren ya! ―Les detuvo en cuanto el ruido le señaló la poca distancia que había entre ellos y su enemigo.
―¿Qué es eso? ―preguntó una chica asustada, seguida de otra.
―¿Son ellos?
Ignorándolas, la castaña se acercó a un joven que cumplía servicios en la guardia con Bellamy y le hizo señas para que le entregase su radio. Éste cooperó.
―Artilleros, ¿Alguien más escucha eso? ―consultó a los distintos grupos posicionados en las trincheras.
―Lo escucho, y viene de todas partes. Es momento que tu equipo entre el campamento ―le apuró Miller, haciéndola refunfuñar.
―Todavía nos faltan barricadas en un muro, y...
―No tenemos tiempo, reina. ¡Adentro! ―reclamó Bellamy por el radio, claramente luego de habérselo quitado a su segundo.
Dharani tuvo que morderse la lengua y ser más consecuente con la seguridad de su gente. Entre señas y gritos, los apuró para entrar al campamento y dejó que cada persona fuese a su propia estación de vigilancia o trinchera.
Mientras, ella no podía dejar de pensar en su novio. Había escuchado en su voz cierto tono de angustia que, por un minuto, compartió. Quizás porque, hasta ese minuto, la confirmación de un encuentro violento con los Terrestres eran sólo el mensaje de Clarke y Finn.
