SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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―¡Clarke! ¿Dónde está Clarke?
La puerta del campamento había sido abierta entre gritos y desesperación, con un Jasper ayudando a caminar a Octavia mientras gritaba en busca de la única chica allí que conocía algo de medicina.
La nombrada, abriéndose paso entre todos los habitantes, corrió en dirección del chico con su corazón puesto en una mano por el nerviosismo que sentía.
Sus rostros reflejaban malas noticias.
―Busquen a Clarke ahora mismo.
―Estoy aquí. ¿Qué pasa?
Y entonces, la entrada de Bellamy cargando a un inconsciente y acuchillado Finn habló por sí misma, contestándole a la chica.
―¿Finn? ¡Finn! ―corrió en su dirección, con total preocupación en su rostro―. Oh, Dios mío.
―Por favor, dime que llegamos a tiempo ―pidió Dharani con afán en su voz, siendo sujetada por Monroe, quien la había ayudado a andar todo el camino de vuelta.
Su corazón latía nervioso, y no podía dejar ir la imagen de su amigo pálido y sangrante por una cuchilla instalada en su abdomen.
―Está vivo ―informó la rubia una vez que había tomado su pulso, más eso no causó alivio en la líder Taylor.
Su rostro se contrajo, y aprendiendo a controlarse, dejó sus pensamientos para sí misma.
«Sí, pues no luce como que vaya a estar vivo por mucho. ¡Dios, alguien ayúdenlo! El Caminante está herido».
―Bellamy no me dejó sacarle el cuchillo ―informó Jasper.
«Sí, porque si lo hacías, se hubiese muerto desangrado con toda la sangre que brotaría de él como mina de petróleo y... ¡Uhg! ¿Qué demonios estoy diciendo? El Caminante está en peligro y aquí vengo yo con mi sarcasmo. Debe ser por el golpe en la cabeza».
―No. Esa fue una buena decisión. Llévenlo a la nave ahora mismo. ¡Vayan!
Dharani se separó de Monroe una vez que esas palabras habían sido dichas, musitando un sincero "Gracias" hacia la chica que se había aventurado a su lado en aquella masacre.
Y la rubia rojiza, sin mucho que decir, le asintió para correr en dirección a la nave.
Entonces, Dharani pudo sentir los estragos que aquel golpe en su cabeza había ocasionado.
Se sentía mareada, o quizás más que eso. Su cabeza daba vuelta en todas direcciones, obligándola a sentirse como si estuviese en la nave aquel primer día.
¿Y ganas de vomitar? Aquellas eran las que más sobraban.
De no haber sido porque Finn estaba en problemas, de seguro Dharani se hubiese dejado caer hacía mucho rato inconsciente, pero no.
