SINOPSIS:
Dharani Taylor, una chica de diecisiete años, aguarda su condena como prisionera juvenil en el Arca cuando descubre que varios reclusos serán enviados a la Tierra.
Llamada la "Princesa de la Anarquía", llegará a la Tierra para convertirse...
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―Es que no lo entiendo, ¿Quién le dio armas a Murphy? ―interrogó Finn, evidentemente molesto al conocer la razón por la que Raven estaba herida. Sostuvo su mano cuando la vio hacer una mueca de dolor.
Instantes previos, Clarke había calentado una hoja de cuchilla y cauterizó la herida de bala que el ojiceleste le había hecho en medio de su arrebato. Detuvo con éxito la hemorragia externa, dejando la bala en su interior al saber que no contaban ni con el tiempo ni los instrumentos para tratarla.
―Es una larga historia.
Desde su rincón, Dharani y Octavia compartieron una mirada ante la evasiva respuesta de Bellamy, contemplando su resistencia por no querer recordar nada asociado a John Murphy luego de enterarse sobre el pasado que compartía con la castaña, haciendo a la aludida descender la mirada al suelo, avergonzada.
―No fue tu culpa ―murmuró Octavia, adivinando sus pensamientos.
Tristemente no la convenció.
¿Cómo que no era su culpa lo de Murphy, si ella lo aceptó en primer lugar? Ni siquiera cuando vio que había asesinado a Myles, consiguió hacer algo útil para reducirlo hasta que la ayuda llegara, o mínimo sacar a Jasper de ahí.
―Dhar ―insistió la ojiverde, pero ella le negó.
―Sólo coloca mi dedo en su lugar. Estoy lista ―Se tensó, esperando el jalón que acomodaría su dedo dislocado, aunque su preparación no le sirvió puesto que de todas formas le dolió.
Un fuerte "crack" estremeció a los presentes, seguido de unos murmullos con maldiciones que pronto silenció.
―Bien, bien, ya está ―se consoló a sí misma, con la respiración pesada.
Apoyándose contra la pared, trató de recuperar las fuerzas que necesitaría para acercarse al grupo reunido alrededor de Raven. No sabía qué le pasaba, pero desde que entró en esa nave comenzó a sentirse débil, y en un principio lo atribuyó a la pesada noche que le tocó vivir, pero también podía deberse a que Bellamy estaba ahí, consumiéndole las energías luego de su discusión.
―No puedes decir que fue una larga historia y ya ―reprochó Finn―. ¿Qué pasó mientras no estuvimos?, ¿Por qué el muro de la nave está destruido?
―Sólo tuvimos suerte ―alegó la mecánico con los dientes apretados por el dolor―. Si Murphy le daba al tanque de combustible, estaríamos muertos.
«Con cualquier cosa que Murphy quería hacer, íbamos a terminar muertos de todos modos».
―Espera ―interrumpió Clarke―, ¿dices que hay combustible aquí abajo?, ¿Suficiente para construir una bomba?
―Suficiente para cien bombas, si tuviéramos más pólvora.
Sin preámbulos, Bellamy sacudió su cabeza y pasó un par de páginas de la libreta de Lincoln, frunciendo el ceño.
