La pañoleta sirvió de maravilla, claro que fue un susto de moda para las chicas porque era algo fea, pero su trabajo lo cumplía y eso era lo importante.
Lo realmente difícil fue sacar a Emmet de encima, ya que no le gustó nada que haya ido con Chase tanto tiempo, dijo que empezaron a hablar. ¿es en serio? Siempre estoy cerca del rubio y todos saben que es mi mejor amigo.
- Vendrás conmigo hoy, tenemos que pasar tiempo juntos para que no empiecen con sus comentarios. - me tomó de la mano y me empezó a estirar hasta su auto, qué bueno que le dejé a Chase mis llaves y le pedí que se lleve mi auto.
Antes de ingresar al automóvil de mi "novio" mi mirada se desvió levemente y fue un error. Estaba recostado sobre su motocicleta hablando con algunas personas, con esa postura tan apacible y aparentemente inquebrantable, su mirada se encontró con la mía y un escalofrío me recorrió y no pude evitar que flashes de la noche llegaran a mi mente, logré distinguir un atisbo de sonrisa y tras guiñarme un ojo volvió a su conversación.
Emmet de alguna manera vió que me encontraba atenta a otra cosa, pero gracias a que desvié rápido la mirada no noto sobre quién estaba anteriormente.
- Charlotte, entra al auto, no tengo todo el día. - lo miré mal pero al parecer no lo notó, bufé y entré al bendito Audi. - ¿Qué es lo que tanto miras? ¿Acaso es al tipo con el que te besaste en mi ausencia? ¿En serio crees que puedes tener un amante, justo tú, Charlotte? - soltó una carcajada burlona que me trajo de vuelta a la realidad. Desvié la vista de Anthony y como si de la niña del exorcista se tratara me gire hacia Emmet.
- ¿Perdón? Primero, no hay nada más alejado de la realidad, segundo y por total curiosidad, ¿por qué no podría tener un "amante"? - hice comillas con los dedos. - Porque obviamente tú de fiel no tienes ni un pelín. - solté con fingida gracia.
- No puedes estar hablando en serio, es obvio cariño, mírate nada más, eres tan correcta, tan estructurada, tan... aburrida, nunca podrías tener una aventura. - quise reír en su cara, pero la indignación no me lo permitió. Abrí la boca para replicar pero me calló con un casto beso. - Que bueno que tienes sentido del humor querida.
Dicho eso puso el auto en marcha con una sonrisa en el rostro, decidí mirar por la ventana e ignorar olímpicamente al neanderthal a mi lado, si le decía todo lo que se me quedó atorado no sé qué podría hacerme.
Luego de un tiempo de carretera llegamos a un bloque de departamentos, que deduci era el suyo. Se bajó tras estacionar y me abrió la puerta, como el caballero que no es. Lo mire intrigada.
- Creí que iríamos a un lugar más... público.
- No hay necesidad, quiero tenerte solo para mi, Charlotte, llamé a tu padre y le dije que pasarías el día conmigo, así que dejó que te quedes a dormir. - me petrifiqué, ¿qué clase de padre deja a su hija tan libre con un chico? ¿por qué no puede ser del tipo sobre-protector?
Me estiró y antes de darme cuenta ya estaba de pie en su departamento. Era de color blanco con detalles azul marino, sofás de color negro, una tv de plasma, pude ver una cocina y un pasillo que debía dar a las habitaciones. Todo aparentemente normal, ignorando que era un caos de ropas tiradas, cajas de pizza, guantes de boxeo y..., revistas no aptas para todo público, no disimulé mi mueca de asco y disgusto.
- Siento el desorden, la empleada renunció hace dos días. - ¿puede hacer todo esto en dos simples días? Y yo que me creía desordenada.
Me crucé de brazos, no quería moverme porque todo me daba asco y quería largarme, lo último que quiero es pasar un sólo segundo a solas con este hombre.
Papá, ¿por qué me vendiste como cerdo al matadero?
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In the silence of the night.
Teen FictionNecesitaron solamente tres piedritas. _________________________________________ Prohibida cualquier copia y/o adaptación por cualquier medio sin previa autorización POR ESCRITO de la autora. Obra protegida. ~Ada Cent.