- Iré a tomar una ducha, arregla un poco esto para distraerte. - me besó en la mejilla, ya que aparte la cara y se encamino por el pasillo.
- Estás tonto si crees que voy a ordenar tu desastre... - susurré y cuando escuché que cerró una puerta intenté abrir la principal, pero estaba cerrada, ¿me encerró aquí? - Que demonios...
Tenía hambre, así que me fui a la cocina y abrí la nevera buscando algo, pero lo único que había eran cervezas. ¿esto es en serio?
- ¡Emmet! ¡Tengo hambre! ¡¿Dónde está la llave?! ¡Iré por algo de comer! - grité para que me escuchara a través del agua.
- ¡Pide comida! ¡No necesitas ir a ningún lado! - gritó de vuelta. Bufé y tomé el celular, pedí comida italiana y me dijeron el tiempo de espera.
¿Qué se supone que haga para matar el tiempo?
Como me empezaba a molestar demasiado tanto desorden suspiré y decidí ordenar un poco, no porque me lo... ¿pidió? Más bien decretó, sino porque tanto caos me ponía de malas y quería sentarme en un lugar sin ropa tirada.
Hice muecas la mayor parte del tiempo, junte todas las ropas y las llevé a la cocina, dónde había una puerta que resultó ser del lavado, las dejé ahí y volví a recoger la segunda tanda.
- Esto tiene que ser una broma... - una braga, había una braga rosa chillón que sinceramente era solo un pedazo de tela porque no cubriría nada. La tomé con ayuda de una de sus tantas camisetas. Luego de eso decidí que ya no quería ordenar nada y me senté en uno de los sofás que había dejado vacío, encendí la televisión y la dejé en una película. También aproveché para mandarle un mensaje a Chase, tal vez pueda salvarme.
- ¿Por qué no terminaste de ordenar? - me voltee y en otras circunstancias habría babeado, ver a un chico como él con un pantalón holgado, cabello húmedo y torso musculoso desnudo era una tentación, pero como se trataba de él y su odiosa actitud sólo lo miré incrédula.
- Porque no quería, no soy tu empleada, además, diles a tus chicas que se lleven todas sus pertenencias. - decreté con desgusto.
- Pero eres mi chica, es tu deber dejar todo presentable, ese será tu único trabajo cuando nos casemos. Y no te preocupes por las otras, de ellas solo me quedan esos obsequios, ni sus nombres o rostros me acuerdo. - y quise vomitar, debido a que en serio tenía hambre y que su comentario me devolvió el estómago de manera increíble.
- Emmet, siento tener que bajarte de tu nube pero... ¡déjate de joder! - se sorprendió ante mi tono, me pare y me planté frente a él, aunque me sacaba como dos cabezas no me dejé intimidar. - Escúchame bien, me calle hace un momento pero me cansaste, tienes prohibido hablarme así, o a cualquier mujer, no nacimos para ser amas de casa simplemente, eso es elección, yo no pienso ser una mujer de escaparate, la esposita modelo que sólo se dedica a la casa y a los hijos, por algo estoy estudiando. Tampoco y esto quiero que lo grabes, nunca, en toda tu vida me tendrás como esposa, ¿me entiendes? No pienso rebajarme al nivel de estar con alguien como tú, eres repugnante, en más de un sentido, si estoy contigo ahora es completamente por obligación de mi padre, quiero te metas eso en lo profundo de tu mente, haz trabajar a tu única neurona funcional para registrar eso. ¡Nunca me tendrás real... - y mi cabeza giro hacia un lado mientras un ardor se apoderó de mi mejilla, abrí mi boca y llevé mi mano a la zona.
Me dió una bofetada...
- ¡¿Quién te crees reverendo imbécil?! - lo empuje y le intenté devolver el golpe, pero solo sujeto mi mano y rió con sorna.
- No vas a tocarme un pelo, nena, eres una hormiga a mi lado, además, es solo para que aprendas a no hablarme así, creeme que no quiero hacer que esta carita deje de ser hermosa. - me tomó del mentón con dos dedos y me hizo mirarlo, intenté zafarme pero sólo apretó más su agarre y me besó, no lograba separarme porque cada vez me apretaba más a él, una de mis manos estaba aprisionada con la suya y la otra quedó entre nosotros cuando intenté empujarlo.
Sus besos bajaron a mi cuello y me arrancó el pañuelo, abrí los ojos como platos y le pise el pie para separarme, me soltó y dejé mi cabello caer sobre la zona.
- Abre la puerta, quiero irme.
- Ya te dije, nena, pasarás la noche conmigo, queriendo o no.
- Puedo denunciarte, eso es un crimen, uno doble, porque es acoso y privación de libertad. - amenacé, él volvió a sonreír y se acercó a mi, di pasos atrás hasta quedar contra el sofá y su cuerpo.
- Tu padre nunca dejaría que hagas eso, es más, atestiguaria en mi defensa, eres mi novia y con su permiso estás aquí. - me volvió a tomar de la nuca y aprisionó mis labios.
Sus manos bajaron por mi espalda y se detuvieron en mi trasero, estaba casi llorando, nunca me sentí tan débil e impotente.
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In the silence of the night.
Teen FictionNecesitaron solamente tres piedritas. _________________________________________ Prohibida cualquier copia y/o adaptación por cualquier medio sin previa autorización POR ESCRITO de la autora. Obra protegida. ~Ada Cent.