Giré en la cama por enésima vez en los últimos dos minutos, debería aceptar de una vez que el coraje no me dejará dormir. ¿Por qué no puedo mandarlo al diablo? ¿Por qué no puedo enfrentar a mis padres? No es como que me van a encerrar en un calabozo o una torre muy alta... ¿cierto?
- Demonios... - susurré pero unos barullos en mi ventana me sobresaltaron.
Uno.
Dos.
Tres.
Me levanté y contra toda racionalidad abrí la ventana y me asome por el balcón, había una sombra abajo que me hizo ahogar un grito, pero luego logré distinguirlo.
- ¿Qué haces aquí? - grité susurrando, no sé si eso es científicamente posible, pero lo estaba haciendo, eran las 2 de la mañana, no podía andar con escándalo y despertar a alguien.
- Voy a subir. - respondió en el mismo tono que yo, iba a preguntar, pero el "qué" se quedó a mitad de mi garganta cuando lo vi escalando por las enredaderas que servían como marco de la ventana. - Hola. - dijo simplemente cuando logró estar arriba, a pasos de mí, y yo seguía estática.
- ¿Estás loco? ¿qué haces aquí? ¿tienes idea de la hora que es? - esto de estar alterada en voz baja es un fastidio, mi voz sale como chillidos.
- Ehm, no, quería verte y... - miró el reloj que traía. - las 2:17 exactamente. - respondió simplemente a mis interrogantes.
Bufé y lo estire hasta estar dentro de mí habitación, cerré la ventana y las cortinas, los vecinos tenían cámaras y perros, podría ser peligroso.
- No puedes estar aquí, Anthony. En realidad, no se supone que pueda tener a un chico en mi habitación, y siendo tú, es peor.
- ¿Por qué? No es como que te vaya a hacer nada..., que tú no quieras... - susurró en mi oído cuando estuvo lo suficientemente cerca, causando que un escalofrío me recorriera de la punta de mis desnudos pies hasta el último de mi enmarañado pelo capilar.
- Por...que..., ehm, te-tengo no... - lo último salió en un leve jadeo, este idiota acaba de morder el lóbulo de mi oreja. Lo aparté con toda la fuerza de voluntad que pude reunir, o sea, prácticamente nada, ya que sólo se movió como un milímetro. - ¿Qué quieres de mí? ¿Acaso te divierte estar volviendo mi vida estructurada de cabeza?
- ¿Hago eso? No era mi intención, pero qué buena información. - sonrió de lado, con arrogancia, pero al contrario de lo que sentía cuando Emmet hacia lo mismo, esto me agradó de manera peligrosa. - ¿Quieres que me vaya?
Abrí mi boca para responder de manera afirmativa, pero las palabras o simplemente el monosílabo quedó anulado, no pude decir nada, ni siquiera asentir, sólo agaché la mirada a mis pies y juguetee con los dedos de estos.
- Al diablo. - lo tomé de la camisa y lo acerqué, nuestros labios colisionaron y no tardó nada en responder al beso de manera voraz, tanto que debía estar jadeando a cada momento para intentar mantener mis pulmones oxigenados.
Sus manos vagaban libremente por la curva de mi cintura y mi espalda, las mías solo se dedicaban a acariciar los músculos de su pecho y abdomen, nunca sentí que una playera incomodara tanto, así que se la saqué, antes de que él pueda procesar mi acción ya estaba nuevamente devorando sus labios.
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In the silence of the night.
Ficção AdolescenteNecesitaron solamente tres piedritas. _________________________________________ Prohibida cualquier copia y/o adaptación por cualquier medio sin previa autorización POR ESCRITO de la autora. Obra protegida. ~Ada Cent.