- Charlotte, lo digo en serio, ¡si no paramos para comer ahora me largo! - exclamó el rubio detrás de mí, rodé los ojos.
- Llevamos caminando solo tres horas, vaya que eres flojo. - me miró fijamente y empezó a bajar las bolsas que llevaba, lentamente. - Bueno, bueno, ve a comer algo en lo que compro estas botas, te alcanzo al ra... - ya estaba en dirección a uno de los Subway's y nuevamente rodé los ojos.
Minutos después salí con una bolsa de mis nuevas botitas, porque tengo una obsesión con ellas, iba revisando todo lo que traía cuando me tomaron de la cintura, tapándome la boca y llevándome hacia un lugar dónde no habían tiendas, sólo lugares para alquilar. ¡¿Por qué nadie ve que esto es un secuestro?!
Reconocí el perfume de la persona al instante, junto a una mezcla de bebida y cigarro; me puse alerta, pero antes de entrar en pánico recordé lo que me dijo Chase.
- Eres más fuerte de lo que crees pequeña, pero te desesperas muy fácilmente, antes de enseñarte a pelear debo lograr que te tengas más confianza, no quiero que entres en pánico ante el primer contacto, guardarás la compostura y analizarás la situación, para así voltearla a tu conveniencia, así podré enseñarte aikido después, porque no tienes madera para el boxeo.
Entonces lo miré mal y me quejé como niñata, pero ahora agradecía sus palabras, inspire a como dió lugar puesto a que también cubría mi nariz y llevé mi cabeza hacia atrás con fuerza pegandole, cuando aflojo el agarre, le pise el pie.
Se tambaleó pero rápidamente volvió a intentar atraparme, tomé el brazo que venía hacia mí y con agilidad lo hice pegarse con la pared, ya que el aikido que me empezó a enseñar Chase se trata de usar la fuerza de tu oponente, en su contra. Por desgracia aún no puedo hacer grandes movimientos, pero si lo básico.
Se quejó y yo aproveché para correr, no voy a ir por la vida creyéndome Yakie Chan, es más seguro buscar ayuda, y cómo por obra divina dicha ayuda se puso frente a mí.
- ¿Dónde estabas? Me tuviste preocupado. - dijo tomándome levemente por los hombros para que me tranquilice y lo mire. - ¿Estás bien? - no me dio tiempo de responder porque me hizo quedar detrás de él cuando Emmet volvió a aparecer con una sonrisa cínica. - Llama a la Policía y explica la situación, yo me encargo de esto. - susurró sobre su hombro sin apartar la vista de Emmet, asentí pero luego medité sus palabras.
- No, no vas a hacer una escena aquí, no vale la pena. - marqué a la Policía y les di las indicaciones necesarias. - Vienen en camino. - dije cuando colgué.
- Bien, quédate aquí entonces. - negué y vi que el pelinegro ya estaba caminando hacia nosotros de nuevo. - Te dije que él pagaría lo que te hizo. - como toda persona totalmente cuerda que soy me puse entre los dos con los brazos extendidos a cada lado para mantenerlos en distancia. ¿Adivinen qué? El idiota me jaló y con mi propio brazo me dejó aprisionada contra su pecho. Iba a hacer lo mismo de otrora pero leyó mis intenciones y desvió ambos ataques ajustando más el agarre.
- Así que eres el imbécil que decidió meterse con lo mío eh, ¿te divertiste? - dijo burlesco Emmet.
- Oh, como no tienes idea, todas las veces que dijo mi nombre esa noche aún están guardadas en mi mente. No sabes lo bien que suena en un gemido suyo, hermano. - respondió de la misma manera el rubio, con una sonrisa ladina, sentí cómo Emmet se tensó y puedo apostar a que todo y cualquier rastro de diversión se borró de su rostro. Si no estuviera por quedar morada a causa de la falta de aire, juro que estaría como un tomate por hablar así de lo que hicimos, como si yo no estuviera presente.
- ¡Bastardo! - con eso mi opresor me arrojó hacia un lado y se abalanzó sobre Anthony, chillé por el golpe de mi trasero contra el suelo y por el que recibió de lleno el rubio en la mejilla.
Me paré y me dispuse a separarlos, pero Anthony se las arregló para apartarme sin ser demasiado brusco, antes de darle un golpe en el costado a Emmet, el cuál soltó un quejido y perdió el equilibrio, se abalanzó sobre él y le propinó cuanto golpe pudo, nunca creí ver que como Emmet no logre defenderse, la ebriedad lo hacia completamente inútil. Grité y finalmente aparecieron los guardias del local, minutos antes de que llegaran los policías y curiosos. Ahora deciden venir todos, idiotas.
Separaron a los chicos y tuvieron que sostener a Emmet ya que los golpes que le dió parecieron afectarle bastante, en especial el de la costilla, Anthony milagrosamente solo tenía un pequeño hilo de sangre corriendo desde su ceja derecha y otro de su labio inferior, que rápidamente se limpió con el dorso de la mano.
- ¡Suéltenme malditos! ¡Exijo que lo arresten a él! ¡Necesito un hospital! ¡Que me suelten, mierda! - vociferó colérico en lo que yo fui a ver si iba todo bien con Anthony, él me sonrió tranquilizandome y pasó un brazo sobre mis hombros. - ¡Ven como es zorra! ¡Estaba defendiendo mi orgullo!
- Señor debe mantenerse callado, o me veré obligado a aumentar el cargo de violación de la orden de restricción a desacato y maltrato verbal. - dijo el policía mientras lo esposaba. - Señorita, le rogamos que nos acompañe para firmar la denuncia y relatar mejor los hechos. - asentí y empezaron a llevarlo, mientras él seguía quejándose.
La gente empezó a dispersarse y abracé al rubio.
- ¿No te duele nada? ¿Algún daño interno?
- Físicamente no, pero me duele en el alma no haberlo golpeado más... - negué con la cabeza y él sonrió antes de darme un pequeño pico. Nos pusimos en marcha detrás de los agentes, que raro será estar en una comisaría con 29 bolsas de compras.
Que buena manera de terminar un día de compras.
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In the silence of the night.
Teen FictionNecesitaron solamente tres piedritas. _________________________________________ Prohibida cualquier copia y/o adaptación por cualquier medio sin previa autorización POR ESCRITO de la autora. Obra protegida. ~Ada Cent.