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Capítulo 37. Llorar.

Habían pasado dos días desde la discusión con mamá, ella no intentó hablarme porque sabía que la evitaría, ella estaba organizando las cosas de la mudanza.

Dos días en los que no había salido de mi cuarto, ni siquiera a ver a Ruggero o Malena. Tenía cientos de llamadas perdidas de estos dos, pero yo aún no podía asimilar la situación.

Daba igual si quería ir o no, igual iría, me despediría de lo que había sido mi ciudad desde que tengo memoria, toda mi vida había estado aquí, mis amigos, mis clases de baile y sobre todo de...Ruggero.

El solo hecho de dejarlo aquí, y verme a mí en una ciudad distinta hacía que mis ojos se aguaran y se plasmara tristeza en mi rostro. No quería. No quería irme y dejarlo solo aquí. Dejar a mis amigos.

Aunque esto no era lo peor del caso. No, no. Lo peor era la ciudad a donde iría. Les daré una pista:

Valentina.

Sip, me iría a Miami, a donde ella recientemente se mudó también.

En verdad no sé qué daño le había hecho al mundo, pero el destino me odiaba. Había probabilidades de que nos encontráramos allá. Tristemente.

Con todo el valor del mundo, me levanté de mi cama, me cambié y me dirigí al instituto. Probablemente sería mi último día ahí –aunque ya no estaba inscrita–, así que aprovecharía para despedirme.

Cuando llegué a la puerta, inconscientemente mis ojos se llenaron de lágrimas, dejando escapar algunas. Jamás pensé en decir esto, pero extrañaría ir todos los días venir a este lugar. Extrañaría las locuras que hacíamos aquí, las tantas veces que nos regañaron. Me adentré aún con lágrimas rodando por mis mejillas y me encaminé a la cafetería donde solíamos pasar los recreos.

Y ahí vi a todos en una mesa juntos. Malena, Agustín, Carolina y Gastón estaban en una lado de la mesa, y en el otro Michael, Ruggero y... ¿Katja? Fui hacia dónde estaban ellos, llamando la atención de unas cuantas personas. Me senté entre Ruggero y Katja, y al instante todas las miradas de la mesa se centraron en mí, extrañadas.

Ruggero reaccionando me dio un fuerte abrazo que correspondí y más lagrimas cayeron por mis mejillas. Lo había extrañado en estos dos días, lo necesitaba mucho. No sé qué iba a ser de mí sin él.

Malena fue la primera en hablar: – ¿Quieres contarnos? –preguntó tomando mi mano. Asentí, separándome del abrazo de Ruggero. Me sentí fría cuando solté sus cálidos brazos.

-Me... –Las palabras no salían de mi boca, no podía decirlo –Yo-o m-e... –tartamudeé. Tomé una respiración profunda y deje salir. –Me mudaré.

Lo siguiente que pasó fue algo que en verdad no me esperaba. Nadie se veía sorprendido, o triste. Más bien relajados.

Malena me dio una mirada compresiva y acarició mi mano. –Oh Karol, ya lo sabíamos –una triste sonrisa se formó en sus labios. ¡Wtf! ¿Cómo lo sabían si yo no les había contado nada? Malena pareció darse cuenta de mi confusión, por lo que hablo –Tu madre no los dijo –Oh... –Todo fue tan pronto pero... es necesario.

Hablamos un rato más y me sentí mejor con mis amigos ahí. De verdad los extrañaría muchos, bueno a unos más que a otros.

Male me pidió hablar conmigo a solas, así que fuimos al baño.

-¡Karol, en verdad no sabes cuánto te extrañaré! –exclamó rompiendo en llanto. Y yo comencé a llorar con ella.

-¡Y yo Male! –dije sollozando.

-Me harás muchísima falta, niña –me dijo y le di una sonrisa genuina.

-Y tú a mí.

-¿Qué te parece si vienes hoy a mi casa? –me preguntó limpiando sus lágrimas. Asentí.

-Por supuesto que sí.

Eso era lo mejor, ir a su casa era lo más divertido, y en verdad lo necesitaba para despejar mi mente de todo esto.

Estuvimos unos minutos más hablando de diferentes cosas, hasta que el timbre sonó indicando que ella tenía clase. Yo me fui a mi casa para cambiarme y relajarme un poco.

-Karol –me llamó mi madre en cuanto crucé la puerta de entrada –Debemos hablar –murmuró seria. Y si, ya era hora de afrontar esto – ¿Has estado llorando? –asentí. -¡Oh no! Mi intención en ningún momento fue herirte, K.

-Lo sé, pero en inevitable.

-Te entiendo, K –me dijo –Pero quiero que sepas, que es lo mejor para ti.

Y lo era. Supuse.

-El viernes es el día, pequeña. –No quería ni pensar en eso. Asentí y me fui a mi cuarto.

Me encerré a llorar de nuevo.

***

Últimos capítulosssss.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2018 ⏰

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