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Capítulo: Nervios y preparación.


RUGGERO PDV

-Verdad o reto –me preguntó Karol.

-Verdad.

¿Qué?
No iba a escoger reto.
Cobarde.
¿Qué dices?

-¡Lo tengo! -exclamó divertida – ¿Alguna vez te llegó a gustar Valentina? ¿Te besaste con ella? –preguntó removiéndose en su asiento con la mirada baja, claramente incómoda.

2 preguntas.
Buen punto.

-¡Hey! Ahí hay dos preguntas, no se vale.

-Mmm, entonces responde la primera –habló con simplicidad encogiéndose de hombros

Ups.

No voy a negar que me gustó Valentina, es decir, a todos en su estancia aquí les gustó Valentina, porque, cabello rubio, ojos azules iguales al agua cristalina del mar, buen cuerpo, pero actitud de perra, al igual que muchas.

Pero como dije antes me gustó, ya no.

-Si... Me gustaba ya no -murmuré tímidamente, esperando la reacción de Karol, ella sólo se rio un poco y dio un corto asentimiento. Pero en su mirada pude notar un pequeño destello de tristeza.

-¿Te gustó o aun te gus...? –me preguntó Agustín entre risas, y no terminó su pregunta porque fue interrumpido por el sonido de la puerta, supuse que era la pizza así que me levante dándole una mirada fulminante por lo que iba a decir.

-Llegó la pizza –anuncié divertido, interrumpiendo lo que iba a decir Agustín.

Mientras Karol y Michael sacaban los platos, yo cortaba la pizza.

-¿Cerveza o refresco? –pregunto Karol.

Michael, Agustín, Sol, Malena y yo elegimos cerveza, y Katja, Caro, Karol y otros refresco.

Cenamos y la pizza estaba deliciosa, aunque, obvio, no mejor que las que yo preparo.

Que ego.

Ayude a Karol y Male a ordenar la casa, la tensión en el ambiente era tan gruesa que casi podía tocarla.

Me despedí de ellas luego de un rato, y me senté en una acera con vista a una gran casa. Pasé casi diez minutos sentado ahí con la mirada perdida.

Mirando a la nada, pensando en todo.

Mañana sería la presentación, la que tanto hemos ansiado el grupo de baile. Recordé todo. La primera vez que besé a Karol y sentí esa sensación de paz, que sin duda, solo ella podía transmitir, el brillo triste en su mirada cuando le pedí que fuera mi novia y me rechazó. Cuando Michael le llevaba las flores y los chocolates y nos besamos en un momento como de película. Cada momento que pasaba junto a ella era especial. A este punto, Karol era mi todo y a la vez mi nada, no habíamos concretado nada, y con las ideas que mi mejor amigo me proporcionaba no llegaría muy lejos, quiero decir, ¿A quién se le ocurre llevar a una chica como primera cita a un McDonald's? Solo a Agustín, es por eso que aún no tiene una novia fija.

Mi idea, a diferencia de la de él, tenía un lado mucho más romántico. Luego de que termináramos la presentación le diría a Karol que me acompañe a afuera o algo así y ahí pedirle que fuera mi novia por tercera vez.

Jamás en mi vida una chica me había rechazado, pero claro, llega Karol y altera todo.

(...)

Tres repiques después, Agustín hablo con voz adormilada como si se acabara de despertar – ¿Me estas jodiendo?

-Agh, deja lo flojo –hablé rodando los ojos, aun sabiendo que no me vería.

-Son las 10 de la mañana, ¿Qué quieres?

-¡Wow, pero que amable! –exclamé sarcástico.

Agustín suspiro –Habla de una vez, tengo sueño.

-Entonces... no dormirás mucho amigo, estoy afuera de tu casa. Sal, por favor.

-Pimienta –bromeó.

Estaba en la casa de Agus, ya que necesitaba que él me ayudara con algunas cosas sobre la sorpresa de Karol.

Un Agustín con shorts de pijama y con el torso desnudo, me dio la bienvenida a su casa con unas palabras muy dulces.

–Jodido idiota.

Yo solo reí y me adentré en el lugar.

-¡Hoy es la presentación! ¿Recuerdas la sorpresa de Karol? –Agustín se llevó las manos atrás de su cabeza.

-¡Oh, claro! –exclamó subiendo las escaleras.

KAROL PDV.

Estaba tan emocionada y nerviosa a la vez. Mis sentimientos estaban a flor de piel. Hoy era nuestra gran presentación, en la que tanto esfuerzos y empeño habíamos puesto. Nada lo arruinaría.

A pesar de tantos inconvenientes que habíamos tenido, como la salida inesperada de Valentina –quien por cierto estaba en Miami –todas las peleas con Sol, Michael y demás, ahí estaba yo, en el camerino junto a Malena maquillándome.

Era todo tan irreal y hermoso.

Mi sueño.

-¡Karol! ¡Karol! –me gritó Malena sacándome de mi nube de ensueño.

- ¿Si, que pasa?

-Ya está, mírate –me ordenó. Obediente, me acerqué al espejo que tenía en frente. ¡Wow! Ésta chica sí que hacia milagros, mi maquillaje estaba perfecto, mis cejas pintadas perfectamente, las sombras eran un degradado de gris a blanco con pequeños puntos color perla, mis pestañas estaban más voluptuosas que nunca, lo que resaltaba mis grandes ojos verdes.

-¡Oh, gracias! –Le agradecí dándole un fuerte abrazo – ¡Está hermoso, Male!

-Obvio, lo hice yo, duh –dijo bromeando con aires de suficiencia, agitando su cabello hacia atrás modo diva.

Reí y le di unas palmaditas en el hombro –Me iré a cambiar –le informé y ella solo asintió con la cabeza, alegando que ya iría a los asientos del público.

Me dirigí al vestuario y me cambié para el primer baile. Me coloqué una licra de color blanco con una chaqueta de cuadros.

Cuando salí me topé con la persona que menos quería ver hoy. No me malinterpreten, pero aún no sé cómo llevar esta situación, era algo raro, sin embargo, me moría de ganas por hablarle.

-¡Ruggero! –exclamé con alegría fingida.

-¡Karol! –se le notaba nervioso.

-¿Listo?

-Nací listo, minion –bromeó y yo negué con la cabeza.

-¡Oh claro, se me olvidaba que eres Ruggero Pasquarelli!

El solo rio, su risa causando grandes vuelcos en mi estómago. Se veía tan tierno. Nuestras miradas se conectaron por un breve segundo y pude notar el mismo brillo en su mirada, de la primera vez, solo reflejaba adoración. ¿Por mí? No lo creo.

-Eso no se te puede olvidar nunca –habló rompiendo ese pequeño momento, tocó con su índice la punta de mi nariz, mandando una corriente de electricidad por todo mi cuerpo, y me dio una sonrisa de boca cerrada –Debo ir a cambiarme, Karol, nos vemos. Por cierto, te ves muy linda con esa ropa –me guiño un ojo y desapareció por el pasillo.

Era imposible resistirse a Ruggero Pasquarelli. ¿Cómo una persona podía ser tan jodidamente perfecta? Hoy mismo debía arreglar las cosas con él. No podía seguir así como así, fingiendo que nada había pasado, cuando los sentimientos eran más fuertes que nunca.

Él me tenía mal, jodidamente mal.

Compañeros de Baile.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora