2. Fin de mi vida "normal".

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Andaba con paso firme y rápido por las calles de Nueva York. Lo sé, pensaréis: "Vives en Nueva York el sueño de cualquier chica y llevas esa cara de: la vida es una mie*da." Pensaréis que soy rara, bueno pues os digo desde ya, que sí, soy rara. La verdad es que Nueva York no es como en las películas: el paraíso. No, Nueva York no llega ni a ser la mitad de eso. Las calles siempre están llenas de gente, es sofocante. Además de la cantidad de ruido y polución que hay.

Caminaba a ritmo de mi canción favorita, Drag me down de One Direction. De vez en cuando tatareaba la melodía en silencio. Me encantaba esa canción, siempre tengo un subidón de adrenalina cuando la escucho.

Diez minutos después, llegué al gigantesco edificio cubierto con diferentes pintadas de colores. El edificio estaba protegido por una larga valla de acero. Niños de todas las edades corrían contentos por los patios de aquel lugar, que era un infierno para mí.

Al tener 17 años, estaba finalizando mi preparatoria (bachillerato), y tener dislexia no ayudaba para nada. Después de terminar mi año en aquel mini infierno -para mí-, quería estudiar astronomía. Me encantaba todo que tenía que ver con astros y agujeros negros. En realidad, el espacio en sí (el espacio entero) me apasionaba.

Caminé por los abarrotados pasillos del mini-infierno. Estaréis pensando: "Esta chica ya que vive en Nueva York, seguro que tiene unas amigas populares y un novio guapísimo." Pues no, esa es la gran equivocación que mucha gente comete. Pero no os culpo porque yo también pensaría eso.

A parte de mi "tía", no tengo a nadie. Ni novios guapísimos, ni amigas populares y mucho menos soy popular. Soy más bien la nerd, y la bicho raro. La verdad es que me importa un pimiento lo que diga la gente diga de mí. Deberían preocuparse de sus propias vidas, y no de la mía.

Cuando llego a mi taquilla, para coger los libros de la clase que me toca, oigo unos murmullos a mis espaldas.

—Cuidado, ahí viene la bicho raro —dice alguien con voz de hombre.

La ira sube instantáneamente a mí, pero me controlo y mantengo los puños apretados fuertemente.

—"El sabio convive con la gente sin criticar... el necio critica, sin convivir." —suelto de repente una de esas frases de libros que leo que me encantan.

Aunque estoy de espaldas, puedo sentir como su sombra se acerca cada vez más hacia mí. Os estaréis preguntando: ¿Cómo puedes hacer eso? Pues la verdad es que no lo sé, siempre he podido sentir la sombra de alguien, puedo percibir sus movimientos. Sí, ahora sí que soy un bicho raro. Pero, ¿y qué? Hay cosas peores en esta vida, o eso creo yo. Bueno, el caso es que este idiota se está acercando demasiado.

—¿Te crees listilla? ¿Eh? —pregunta el chico del murmullo de antes.

Hmm, sí pero como que no te lo voy a decir a la cara.

Noto su enfado. Él hace la equivocación de tocarme. No lo había mencionado antes, pero yo consigo leer los pensamientos de la gente. "¡OMG, eres un alien!" No, no soy un alien. Bueno, con solo el tacto consigo "ver" la vida entera de la persona. Yo no le llamaría un don, más bien un defecto. Pero en ese momento no pensaba en eso, si no en el simple hecho de que él me había tocado. Y yo, odio que me toquen cuando estoy enfadada.

Sé que me va pegar. Decido ignorarle, pero después de sentir como me da una patada en la espalda, la ira vuelve a apoderarse de mí. Y esta vez no hay nada que me detenga. Siento como si hubiera fuego dentro de mí, siento poder, veo como unas sombras me rodean. Golpeo al chico que me ha dado la patada. Y lo miro a los ojos.

—¡Para! ¡Eres un monstruo, para! ¡No estoy solo! —grita el muchacho que se retuerce de dolor en el suelo, solo lo estoy mirando a los ojos, no entiendo nada.

Mi mano se levanta sola, sé que voy a darle el golpe final, sé que con este golpe él, morirá. Quiero parar lo que estoy haciendo, pero algo o alguien está controlando mi cuerpo. Entro en un debate mental, en el que la parte racional de mí le dice a mi otro "yo" que se vaya.

Antes de poder terminar mi "debate mental" (por así llamarlo). Siento un dolor fuerte cada vez más intenso en mi cabeza. Giro la cabeza y me encuentro con una mujer anciana con gafas (para mí mejor conocida como señora Potts, mi profesora de historia). La mujer me mira horrorizada, sostiene un quitallamas en la mano, inmediatamente me golpea con él.

—¡Para! ¡No me quedaré sola! —chilla.

No entendía nada, ni siquiera la estaba tocando.

Volvió a pegarme con el estúpido quitallamas, empezaba a odiar ese objeto. Antes de caer inconsciente, noté como unas manos frías me abrazaban. No pude ver quien era. Pero su tacto se me hacía familiar.

Entonces caí inconsciente.

"Seguro que esto es otro sueño. Despertaré en mi linda cama, en mi linda casa, con mi mie*da de vida " –pensé.

Pero lo que no sabía, era que todo lo que había ocurrido era realidad. Pura y dura.

DARKNESS UPON ME (Nico di Angelo) *CORRIGIENDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora