20. Enfrentálo.

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¿Alguna vez pensaste que el mundo entero estaba en tu contra? ¿Que a nadie le importaba en lo más mínimo lo que hacías con tu vida? Así es como me sentía yo en esos instantes de mi dolorosa vida. Me sentía como la misma mierda en ese momento.

Mis muñecas seguían ardiendo en dolor por las malditas ataduras que rodeaban mis manos. Rayne dormía plácidamente en el suelo de piedra de la prisión, ¡dioses, si parecía un oso invernando! Mientras yo estaba arrodillada frente al peor de mis miedos. Éste se encontraba tirado en el suelo del bosque inconsciente.

—Estúpido infeliz desgraciado —murmuré por lo bajo —, ¡Despierta cosa inmunda! —grité con todas mis fuerzas. El cuerpo cobró vida y comenzó a moverse para mi bien. Mi plan había funcionado.

Debo correr ahora. ¡Corre Soph, ahora, antes de que se dé cuenta de quién eres!

Tomé prestada la navaja de su pantalón y corté mis ataduras, liberando mis sangrientas muñecas de la tortura causada anteriormente. A pesar de siempre haber sido fuerte y estar con ese lema que ahora me parecía estúpido de nada me afecta, soy como Iron Man, esas sogas que ataban mis manos eran la muerte en su propio estado. ¡Yo no desearía esa tortura ni a mi peor enemigo!

Levanté del suelo y comencé a correr en dirección a la prisión donde se encontraba mi hermana. ¿No pensabais que la dejaría ahí tirada, verdad? No soy tan mala hermana.

Ah, demonios, es verdad.

Empezaré relatando mi agradable experiencia de cómo es que llegue al bosque con él.

Comencemos:

—Nico... ¿Qué te han hecho? —pregunté, aturdida, la cabeza me daba vueltas, en algún momento pensé que vomitaría pero aguanté las ganas con todas mis fuerzas.

El chico ni siquiera se dignó a mirarme a los ojos, giró su cuerpo y comenzó a andar en dirección contraria a la que estaba. Le seguí con la mirada y entonces me di cuenta. Sus ropas estaban peores que las mías, estaban negras y rasgadas. Tenía alguna que otra herida sangrando en los brazos, pero nada muy grave. Cuando miré hacia sus ojos pude ver que ahí no se encontraba nada, solo unos ojos negros sin vida, ahí no existía emoción de ningún tipo. Era como si estuviera muerto o convertido en zombie andante.

Entonces lo vi.

Debajo de la camiseta antes blanca, ahora casi negra, había una marca roja en forma de cruz, esa herida si sangraba mucho. Recordé mejor y mi cabeza dio con la respuesta.

La marca de Prometeo.

—¿Cuanto tiempo sin verte no, Sophia? —habló, la voz de mis pesadillas.

Prometeo estaba sentado en una silla de piedra enorme, estalactitas gigantes rodeaban la silla. A los lados del mueble estaban Hemera y Dolos, comencé a observarlos a los dos y di en el clavo. Ellos al igual que Nico también tenían la marca.

—¿Qué demonios les has hecho? —pregunté, asqueada, este tipo era realmente horrible.

—Oh, solo un regalito de mi parte, están marcados de por vida, ellos ahora son míos. —Rio con maldad, sus ojos ahora brillaban como el mismo fuego ardiente.

—Eres horrible —escupi, haciendo una mueca de disgusto.

—No tanto como tú, pequeño monstruo —se levantó y poco a poco comenzó a acercarse hacia donde me encontraba yo, tirada en el suelo de rodillas.

—No soy un monstruo, eso te definiría a ti, no a mi —respondí.

—Ahora lo veremos —de la nada tocó mi cuello con sus dedos y presionó la zona fuertemente.

Mi cuello empezó a arder horriblemente, dolía, hacia mucho daño. No aguante más, tuve que invocar mis sombras.

Miles de sombras me rodearon, comencé a elevarme del suelo de la cueva. Mis pies ya no estaban en el suelo, sino suspendidos en el aire. Mis ojos adquirieron un tono negro brillante, las sombras tuvieron mi permiso para atacar a Prometeo.

—¡NO! ¡DÉTENTE MONSTRUO ! —gritaba él, mientras intentaba escaparse de las sombras.

Al oír la palabra monstruo, mi rabia e ira aumentó.

—¡¿Como osas llamarme monstruo, estúpido engreido?! YO NO SOY UN MONSTRUO —grité con tanta fuerza que bolas de energía comenzaron a caer sobre él. Prometeo estaba al borde del colapso y la muerte hasta que desapareció entre sombras.
Decidí parar mi ataque. Me calme y poco a poco mi cuerpo iba bajando, hasta por fin tocar el suelo.

Entonces vi un papel rojo arrugado en el suelo. Lo recogí y lo leí.

¡Qué estúpida eres! Gracias por haberme dejado ver tu maravilloso poder, dentro de poco será TODO MIO, por cierto tu noviecito el Hijo de Hades, fue idea suya unirse a mi. Quería pararme, pero le faltó algo esencial.

Nos veremos pronto monstruo,
P.

Arrugue la nota aún más en mi mano de la rabia. Se había escapado el cobarde. Hemera y Dolos habían desaparecido. Nico... Mierda Nico. ¿Dónde estará el desgraciado que me traicionó? Comencé a correr hacia la salida cuando encontré el cuerpo de Nico tirado en el suelo.

No, no puede estar muerto.

Corrí hacia él, le tome el pulso. Era débil, pero aun había un pulso. Con todas las fuerzas que tuve lo levante 6 lo saque de la cueva. Lo dejé fuera en el bosque. Tenía que dejarle ahí y volver dentro para recoger a mi hermana.

Bien, así es como ahora me encontraba yo corriendo hacia la cueva. Nico se había levantado y no se había dado cuenta de que había sido yo la que...

—¡Sophía! —mierda,¿por qué tuve que hablar tan pronto?

Ignore la llamada de Nico y seguí corriendo. En ese instante cuando entré en la cueva, vi como esta empezaba a caer.

Oh mierda, esto es mi culpa.

—¡RAYNE! ¡¿DONDE ESTAS?! —grité, debía encontrarla.

De repente miré hacia arriba y vi como un pedazo enorme de roca amenazaba con caer encima mio.

No, ahora no.

~*~

¿Como están?

Ya, ha pasado un rato desde que escribí una nota de autora.

¿Que pasará después de esto?
¿Sophía morirá?, ¿Rayne morirá?, ¿Nico morirá?....

Lo dejo para el próximo capítulo 😁

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Nos vemos pronto,
Baiii💕

DARKNESS UPON ME (Nico di Angelo) *CORRIGIENDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora