DARKNESS UPON ME (Nico di Angelo) *CORRIGIENDO*

9. Monstruo.

Era viernes.

Nico, seguía sin aparecer, y eso me preocupaba después de haber oído la frase: "Él, está en peligro." Aunque, igual no se trataba de Nico, igual era otra persona. Pero no podía evitar preocuparme.

Como era tradición en el campamento, todos los viernes se jugaba al: captura la bandera. Estábamos todos reunidos en el comedor, cuando un hombre de cabello extremadamente negro, ojos pequeños, y con algo más de peso, anunció:

—Como todos sabéis, los viernes se juega al captura la bandera, las cabañas Ares y Atenea serán las líderes. Lo demás ya lo conocéis —terminó el hombre, en tono aburrido. Mientras los miembros de la cabaña del dios de la guerra celebraban saltando encima de su mesa...

Según Cami me había contado, aquel hombre, era Dionisio o Sr.D, el dios de la locura, del vino, etc...era director del campamento. Se encontraba en el campamento por cuestiones de castigo. Zeus le sometió a vivir como director del campamento durante 50 años, por haber perseguido a una ninfa del bosque que estaba off limits. Hasta ahora no lo había visto, o simplemente no me había molestado en saber quién era.

—Soph, ¿estás lista? —preguntó Cami —, estás en mi equipo, junto con la cabaña de Atenea.

—Emmm, sí. Refréscame la memoria, para saber cómo se jugaba a esto —dije, no tenía ni idea de cómo jugar, era mi primera vez.

—Okey, es fácil. Nuestro equipo, tiene que encontrar la bandera del grupo de Ares, cuando la encontremos, tenemos que llevarla a nuestra base. Si lo logramos antes que ellos, ganamos. Claro que todo esto, sin que te cojan y te maten —explicó Cami. Estuve a punto de decirle: ¿Sabes que entiendo el inglés, no? Pero me callé.

—Hécate, Hades, Némesis, y Poseidón, estas cabañas están con Ares —,siguió mi amiga, empezamos a andar rumbo a la arena, para coger nuestras cosas de combate.

—Vale, ¿y quiénes están con nosotras? —pregunté, mientras transformaba mi collar en espada, Moonlight. (Un regalo de mis padres, la segunda noche que vinieron a visitarme, me regalaron un precioso colgante plateado con una luna menguante, éste podía ser una espada cuando yo lo deseaba). Desde entonces, siempre lo llevaba puesto.

—Apolo, Deméter, Zeus, Hermes, y la tuya, éstas están con Atenea —respondió Cami —. Las otras cabañas, prefieren no participar.

—Miedicas —susurré para mí misma.

Mi camiseta negra, fue cubierta con una armadura de bronce, mi cabello estaba recogido en una larga cola de caballo negra, mis vaqueros negros, estaban desgastados en las rodillas. La gente que pasaba a mi lado, se alejaba inmediatamente, como si tuvieran miedo, cosa que hacía que riese.

Ayudé a Cami a ponerse su armadura. Luego, nos encaminamos juntas hasta la entrada del bosque donde estaba el resto de nuestro grupo.

El campamento era grande. En el centro de todo estaba, el fuego alto y rojo, siempre encendido, a su alrededor las cabañas de los semidioses formaban un círculo, cada verano esta círculo aumentaba porque se introducían cabañas nuevas, de nuevos dioses. La Casa Grande, una casa gigante de madera, era el inicio del círculo, y el comedor era el final de éste.

A unos pasos del área de comer, yacía la playa, con sus aguas azuladas y su arena suave. Del otro lado del círculo se encontraban las arenas de combate, de arquería, de estada, etc..., el anfiteatro... Detrás de la Casa Grande, se encontraba el bosque, que ocupaba la mayor parte del campamento. Nadie conocía otra salida de él, más que la del pino de Thalia, hija de Zeus y cazadora de Artemis. Pero aún así, algunos monstruos, conseguían deambular por el bosque, y nadie sabía por dónde entraban.