Después de un rato (que se hizo eterno), llegó Nico con un plato de comida. Había un trozo de carne grande, unas cuantas verduras y otras pocas cosas más. Terminé mi plato en menos de cinco segundos. Sí, me encanta comer, ¿pero a quién no? Nico me miró con cara de sorpresa y reí al ver su expresión.
—No me juzgues idiota, llevo días sin comer —digo sin dejar reír.
—No te juzgo, cariño. Pero zampas demasiado —y rió conmigo.
Cuando terminamos de ordenar un poco la cabaña (que estaba un caos), Nico propuso dar un paseo por el campamento y conocerlo un poco mejor.
Las cabañas estaban situadas en forma de círculo, alrededor de un enorme fuego. Cuando los dioses decidieron hacer cabañas para TODOS los semidioses (hijos de dioses menores incluidos), el campamento, aumentó en tamaño y en número considerablemente.
Pasamos por el comedor, era grande. Cada mesa tenía el nombre de su Dios en ella. Las mesas tenían vistas al mar. Era precioso.
Paseamos por la arena de la playa en un silencio agradable. La noche cayó, y un cielo estrellado se situó sobre nuestras cabezas. Una brisa de aire fresco despeinó mi pelo. Paré para disfrutar de las vistas, era realmente agradable. Nico notó que ya no estaba a su lado y giró la cabeza.
—Es hermoso. Nunca me he sentido así —dije, mirando al mar. La brisa fue más intensa esta vez, pero me gustó la sensación de libertad que trajo.
—¿Así, cómo? —preguntó Nico, fijando su mirada en mí.
Le miré un momento, tenía el ceño fruncido, parecía confuso. Me dieron unas ganas terribles de reír, su ceño fruncido le hacía terriblemente adorable. Como si esa faceta de chico malo nunca hubiera existido... ¡Sophía, concéntrate!
—Segura. Aquí me siento segura, como si la gente no me mirara con cara de: "no te acerques a mí, eres un monstruo." Aquí no me siento sola —dije volviendo a mirar al mar, para disimular la lágrima que empezaba a caer.
—No estas sola. Ahora tienes a tus padres, ya sabes quienes son. También tienes a todos los del campamento, (aunque aún no los conozcas), a Quirón, y... a mí. Y no eres un monstruo, sé quien eres, sin importar lo que digan los demás —susurró desplegando su mirada de mí.
—¿ A ti? —pregunté, intentando no reírme de sus mejillas rosadas.
—Somos amigos, ¿no? —intentaba disimular su vergüenza, pero conmigo no funcionaba.
—Sí. Aunque para ti soy un incordio. Pero aún así gracias, por todo —respondí divertida ante la situación.
Nico bufó molesto. Aunque por dentro sabía que él, quería reír por su estúpido comentario de cuando nos conocimos.
—¿Sigues con eso? Mejor, dejémoslo —dijo volviendo a mirarme. Vi como sus preciosos ojos negros estaban ocupados con diversión.
Fingí estar dolida. No pude aguantar más, y comencé a reír como una loca. Cosa que ya eres –añadió consciencia. Nico me miró sorprendido, ya que, nunca me había visto reír de esa forma. Pero finalmente conseguí que sonriera.
Después de eso Nico me dijo que tenía que ir a hacer algo. Y que vendría a por mí más tarde. Decidí quedarme un rato más sentada en la playa, mirando a las estrellas, estaban hermosas esa noche.
De repente una voz dijo:
—Son preciosas, ¿verdad? Cada día más, como tú.
Giré la cabeza y vi a una mujer de cabello negro y ojos azules con un toque de verde en ellos. Se parecía mucho a mí, aunque había una diferencia en el tono de su piel. El suyo era más moreno. Tenía una sonrisa triste en la cara y sus ojos estaban llenos de lágrimas que aún no habían salido.
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DARKNESS UPON ME (Nico di Angelo) *CORRIGIENDO*
Fanfiction❝Cuando lo único que te envuelve es oscuridad, ¿qué haces? Buscas la luz,... o te hundes en la oscuridad.❞ Sophía siempre estuvo sola. No tenía amigos, ni padres, ni familia. Monstruos la perseguían constantemente, porque su poder la delataba desde...