Sueño:
—Querido hijo de Hades, tan joven y ya tan iluso —decía una voz.
—Ella conseguirá salir de esta, es fuerte —dijo Nico, difícilmente con todas las heridas que ocupaban su cara.
Vi como todo a su alrededor estaba congelado, el sitio era oscuro, como si estuvieran en una cueva sin salida. A parte de la voz, sentía la presencia de otro ser.
Nico vestía de negro (como siempre), pero sus vestimentas se encontraban rasgadas y ensangrentadas. Sus ojeras estaban más oscuras que lo normal, su costado tenía una profunda mancha roja, era sangre. Di Angelo estaba en muy mal estado.
La voz volvió a hablar:
—No sobrevivirá, mataré lo que queda de ella, me vengaré sobre los dioses, y...
De la nada, entre un remolino de humo gris, apareció un corpulento hombre, parecía joven, sus ojos claros combinaban con el color de su piel.
—Eso, no sucederá, traidor —habló el recién llegado. Nico levantó la mirada y murmuró:
—Zeus...
—Sí, en persona. Cierra los ojos chico, debes retornar al campamento, tu ayuda ahí será imprescindible —volvió a hablar el dios del cielo.
—Pero necesito... —comenzó a hablar Nico.
—¡No! Has hecho demasiado, ya. Ella te necesita, por favor, vuelve —cortó el dios, levantando la voz, cosa que hizo que Nico dejara de protestar inmediatamente.
Simplemente asintió en silencio, e desapareció entre humos. Dejando a Zeus y la voz, que aún no había conseguido descifrar, solos.
¿De qué hablaban? ¿Quién era ella? ¿Y esa voz, por qué me resultaba conocida? Quería.., no, más bien tenía, que saber las respuestas a mis preguntas, por mi bien.
Fin de sueño.
Pero en ese instante, un tremendo dolor ocupó mi cuerpo, haciéndome estremecer. Intenté abrir los ojos, pero no podía.
El dolor era insoportable. Imagínate que te pellizcan por todo el cuerpo, pero en vez de con los dedos, con tijeras. Ahora multiplícalo por 100. Esa era la tortura por la que en ese momento estaba pasando.
De repente, sentí como alguien me sacudía, volví a intentar abrir mis ojos, después de unos cuántos intentos, finalmente, lo conseguí. Lo primero que vi, fueron unos ojos verde-azulados llenos de preocupación.
—Mamá... —,susurré, aliviada.
El dolor empezó a disminuir, hasta al fin desaparecer.
Una lágrima resbaló por la mejilla de mi madre. Quería abrazarla, consolarla, contarle todo lo que había sucedido desde su última visita, pero mi cuerpo no respondía.
—No te muevas, hija. Aún estás débil —. Del otro lado de la cama estaba mi padre. Siempre recto, con una mirada oscura en los ojos, que ya de por sí daba miedo con solo fijarte en la oscuridad que albergaba en sus ojos.
Asentí en silencio. Luego levanté la mirada, quería saber donde me encontraba. Pero en vez de mis paredes negras-azul oscuras llenas de estrellas blancas brillantes, me encontré con paredes de piedra grises. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, aquel sitio no parecía muy acogedor. Poco a poco fui recobrando fuerzas y empecé a mover mi cuerpo, odiaba estar quieta sin nada que hacer.
—Cariño, te encuentras en casa, el palacio del Tártaro. El único sitio con luz solar de aquí abajo —, dijo mi madre, forzando una sonrisa. Había dejado de llorar, haciéndome sentir algo mejor de lo que estaba.
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DARKNESS UPON ME (Nico di Angelo) *CORRIGIENDO*
Fanfiction❝Cuando lo único que te envuelve es oscuridad, ¿qué haces? Buscas la luz,... o te hundes en la oscuridad.❞ Sophía siempre estuvo sola. No tenía amigos, ni padres, ni familia. Monstruos la perseguían constantemente, porque su poder la delataba desde...