DARKNESS UPON ME (Nico di Angelo) *CORRIGIENDO*

26. Hermanas, Sombras y Beso.

Sophía

Nuestro plan era simple.

Al parecer para acesar la guarida enemiga tendríamos que volver al palacio del Tártaro de mis padres y pasar por el Espejo.

Sólo de pensar en ese espejo un escalofrío recorría mi espina dorsal.

Él siguiente paso era fácil, llegaríamos a la guarida y nos esconderiamos hasta escuchar el plan que tenían estos.

Nico iria a sacar información al Antiguo dios del cielo, así escucharíamos todo.

Cally estaría intentando comunicarse con los Dioses del Olimpo para que estuvieran al tanto de nuestra situación.

Luego Percy, Annabeth, Piper y Frank rodearian por detrás.

Jason y Leo por los lados.

Y finalmente, Hazel y yo por delante.

Nico Primeramente actuaria sorprendido por el ataque hasta que se nos uniría.

Pero... Como era de esperar el plan marchó mal desde el principio.

Urano no fue tan idiota como para volver a confiar en Nico.

Aún no estando completamente formado, solamente era un destello de luz enorme y oscuro con forma de un hombre. Sería por lo menos unos 6 metros de alto y 2 de ancho.

—¿¡Cómo osas traicionarme de nuevo, Hijo de Hades!? —su voz retumba por todas las paredes de la cueva, provocando un profundo eco.

Urano se alza de su trono y levanta la mano como si fuese a dar su golpe final.

Justo cuando un destello iba a consumir a Nico, él se desplazó a mi lado con su viaje en sombra.

—Soph... Tus padres están detrás del trono de Uranus —susurra Nico cerca de mi oído.

Mis ojos se abren en sorpresa.

Papá, mamá...

¿Por qué estáis ahí?

De la nada siento que mi hermana esta en peligro.

—¿Y Rayne? ¿Dónde está mi hermana? —pregunto, preocupada.

Di Angelo me observa sin saber nada.

Mierda, sabia que esto pasaría.

Un estruendo hace retumbar toda la cueva.

—¡SOPHÍA ES MI HERMANA, NI SE TE OCURRA VOLVER A TOCARLA, MONSTRUO! —grita mi hermana, esta suspendida en el aire con sus manos alzadas, sus ojos rojos brillan se rabia y dolor, un torbellino granate la envuelve.

Ella está usando todo su poder para protegerá, morirá si sigue así.

Miro a Nico.

Se que lo siguiente que haré será una locura.

Pero mi hermana y todos los demás lo valen. Hasta mis papás que me abandonaron, ellos continúan siendo mis padres. Lo haré por Rayne, mi hermana que me quiso tal y como era, por mis padres que me protegieron todo este tiempo, Percy y Jason que me ensañaron a pelear, Piper, Hazel y Annabeth que me enseñaron que se puede confiar en las amistades,... Por Nico, que me quiso todo este tiempo y no dudó de mi. Pero,... principalmente, por mí, porque necesito desencadenar toda esta rabia y dolor que se encuentra sumergida dentro de mí, ya no aguanto vivir así.

En algún momento tenía que salir, y ahora mismo saldrá.

Los ojos de Nico se enlazan con mis glóbulos azules. Todo empieza y acaba aquí.

¡Venga Sophía, no le hagas sufrir más!

Una lágrima resbala por mi pómulo, él la limpia con su pulgar y acaricia dulcemente mi cara.

Cierro los ojos bajo su tacto, tan suave,...

Me acerco lentamente hacia él, mis ojos caen sobre sus labios rosados y medio rellenos.

Sin pronunciar palabra ninguna, estampó mis labios contra los suyos.

Formando un beso perfecto.

Mi primer y último beso.

Al principio di Angelo parece sorprendido, pero inmediatamente me devuelve el beso.

Sube sus manos a mi cara y me atrae más hacia él.

Es un beso suave y lento. Sin prisa, como si tuviéramos la vida entera, como si el mundo no estuviera muriendo, como si nada más nos importara.

Solamente somos nosotros dos luchando por un minuto más de este contacto tan delicado.

Finalmente, me separo de él por aire. Sus ojos me observan con brillo, al igual que los míos.

—Te amo, Nico. Perdóname —susurro, antes de darle otro beso corto y salir corriendo en dirección a mi hermana.

Esto no va a acabar así.

Salvare a mi hermana, ella merece vivir.

Recuerdo a Nico, ¿tanto me tardo en darme cuenta de mis sentimientos? ¿En aceptarlos?

Dioses, le quiero, y es imposible no hacerlo. No me arrepiento de nada.

Mi concentración vuelve al primer plano, en el cual Rayne y Uranos pelean sangrientamente.

—¡URANOS! ¡ES A MI A QUIEN BUSCAS, DÉJALA EN PAZ Y ENFRENTAME! —grito, llamando a mis sombras.

Ellas nos tardan en responder mi llamada y venir a mi socorro. Miles de sombra oscuras y deseosas de comida de monstruo me rodean. Mis ojos se tornan negros.

Levanto mi brazo e impacto justo en medio de la cabeza del Antiguo Dios.

Las sombras se desatan y todo vuelve oscuro.

Se acabó.