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Volví a la casa totalmente maravillado, con el pecho inflado de la emoción. Me quite los zapatos y caminé de puntitas por la habitación hasta recostarme con cuidado en la cama matrimonial que compartía con mi hermano quien se encontraba profundamente dormido.

Me quedé mirando al techo, hasta que en la tranquilidad de la noche, escuche la puerta principal de la casa abrirse, sonreí como bobo, porque ese seguro era Cameron quien decidió que era mejor que nos vinieramos a casa por separado. Quizás en otro momento eso me hubiera molestado, y crearia en mi cabeza tontas teorías acerca de como Cameron se avergüenza de mí, pero no puedo pensar eso, pues yo sé lo difícil que es aceptar que eres homosexual frente a los demás y no podía presionarlo cuando yo mismo no era capaz de ser claro con mis padres o mis tías.

Entre pensamientos confusos acerca de lo que se venía para Cameron y para mí y el recuerdo de las sensaciones que compartimos me quedé profundamente dormido.

***

—¿Por qué tienes la cara como si acabaras de tener sexo?

Patrick me mira con el ceño fruncido mientras deja un vaso de jugo de naranja sobre mesa frente a mí ¿Tan obvio soy? Sé que debo tener una sonrisa estúpida por haber llegado tan lejos con Cameron anoche, pero no pensé que fuese tan obvio.

—¿Y según tú, cómo es la cara de acabar de tener sexo? —pregunto aún sonriente. No pienso ocultar mi alegría por el simple hecho de que todos crean que acabo de tener un buen polvo.

—Pareces exhausto y además estás sonriendo como imbécil —me señala con su tenedor—. Eso y que anoche llegaste muy tarde.

—Pensé que estabas dormido —digo con las mejillas claramente rojas—. Y antes de que lo preguntes. No pienso darte detalles de lo ocurrido anoche.

Sé que Patrick es mi hermano, es más, lo considero uno de mis mejores amigos y una persona en la que claramente puedo confiar sin pensarlo, pero lo que ocurrió anoche fue un momento privado entre Cameron y yo y prefiero que se mantenga así. No debemos estar contando nuestras intimidades al mundo.

—Está bien —Patrick alza sus manos en son de paz.

Nos dedicamos a deborar nuestro desayuno en silencio cuando pude ver como Cameron se acercaba hacia nosotros con su típico atuendo mañanero, sin camisa y con pantalones cortos. Patrick me mira con picardía en sus ojos y casi siento ganas de estrangularlo por su imprudencia. Cuando Cameron llega a nuestro lado saluda a Patrick con la mano quien inmediatamente le devuelve el saludo y finge una mala excusa para alejarse de nosotros. Y así señoras y señores he sido vendido por mi único hermano.

—Hola escritor —dice Cameron sonriente mientras me mira con esos ojos capaces de encantar a cualquiera.

—¡Buenos días Cameron! —le respondo con más entusiasmo del que hubiese querido mostrar. De inmediato mis mejillas se ponen coloradas y aparto la vista de su rostro al ver la sonrisa pícara que se dibuja entre sus facciones.

Cameron se agacha para quedar al nivel de mi rostro y toma mi barbilla para que yo lo vea directo a los ojos, ignorando la posibilidad de que alguien pueda vernos. Me gustaba esa adrenalina que sentía en el momento.

—Te tengo una sorpresa —su voz suena encantadora y seductora a la vez, como si algo me atrajera a través de sus palabras—. Te espero a las tres en la entrada de la feria que está a las afueras del pueblo.

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