Nuestros cuerpos sumergidos en el agua salieron a la superficie para tomar un respiro. Miro a Cameron quien me arrastra hasta la orilla en su espalda y no puedo evitar sonreír cayendo en cuenta de lo que acabamos de hacer. Por primera vez en la vida dí un salto de casi tres metros. Jamás en mi vida pasada, es decir ayer, hubiese pensado que yo sería capaz de tomar un riesgo como éste.
Cuando llegamos a la orilla no salimos del todo del agua, nos sentamos en aquel lugar mojando nuestras piernas, muy juntos el uno del otro mirándonos con anhelo. Jamás en mi vida me había sentido tan vivo y no solo por saltar del pozo, sino por tener a Cameron a mi lado mirándome de esa manera, como si yo significara algo en su vida. Sabía que nuestros pensamientos eran parecidos, sabía que él sentía lo mismo que yo, sabía que él quería lo mismo que yo; estar juntos.
—Nathan... —llamó mi atención clavando sus hermosos ojos en mi rostro con seriedad.
—¿Qué ocurre Cameron?
—No fue casualidad que te invitara aquí —dice con voz temblorosa—. Yo desde hace tiempo... Ya no te veo igual, ya no te veo como el primo de mamá, no te veo como un simple amigo... Cuando te vi con ese chico sentí cosas extrañas en mí, cosas que no sé como describir... Nathan creo que... Me gustas.
Todos a nuestro alrededor parecía haberse quedado en silencio, solo un ulular lejano y el sonido del río entraban en mi cabeza junto a las palabras de Cameron que se repetían una y otra vez en las paredes de mi cerebro. Él estaba en silencio, no lograba mirarme por más de unos segundos y yo no podía dejar de ver su rostro lleno de pecas, con esa nariz angosta sobre sus labios rosados y gruesos, con esas cejas espesas y oscuras que adornaban aquellos ojos color miel que se hacían cada vez mas hipnóticos junto esas pestañas largas y abundantes.
—Creo que desde que te conocí estuve esperando éste momento,
Mis palabras salieron casi en un susurro. Él me miró rápidamente y no pude evitar sonreír un poco al ver su rostro sorprendido. Me acerqué más a su cuerpo, si es que eso era posible, y sostuve su rostro entre mis manos con firmeza en un acto de valentía.
>>Tú también me gustas Cameron.
—¿Desde cuando? —pregunta mostrando su dentadura blanquecina en una hermosa sonrisa.
—Esa es una pregunta estúpida en este momento —sonreí—, pero te responderé. Me gustas desde el primer momento en que te vi, desde el primer momento en el que sentí tus labios sobre los míos, desde la primera vez que escuché tu voz. Creo que no me había dado cuenta de eso hasta ahora.
Cameron se queda en silencio mirándome con conmoción. Se acerca con lentitud a mi sin borrar la sonrisa de su rostro, coloca sus manos sobre mis mejillas, logrando que yo baje las mías hasta la parte trasera de su cuello y en un último movimiento nuestros labios se tocan y comienzan a danzar con lentitud.
Lo que sentí en aquel momento era único, algo que jamás en mi vida planeé tener. En mi estómago no sentía mariposas sino elefantes y ballenas moviéndose con una rapidez indescriptible. Cameron se abre paso en mi boca tocando con timidez mi lengua, no sin antes morder mi labio inferior, mientras yo colaba mis manos por su espeso cabello oscuro. En mi mundo no existía nada ni nadie sino él en ese momento.
Pasamos unos minutos así, solo haciendo pausas indeseadas debido a la falta de aire en nuestros pulmones. No hizo falta que se hablara más del tema. Solo nos marchamos a casa entre miradas cómplices y sonrisas cargadas de emoción y picardía. Sabía que esto sería más que la aventura del mirador y aunque tenía mucho miedo de que nada resultara, también tenía esperanza en mí y en él.
***
La mañana del sábado en la casa era una locura, mis tías caminaban de un lado a otro en la cocina preparando dulces y pasteles para celebrar nada más y nada menos que el cumpleaños número quince de Cameron. Becca colocaba una pancarta súper colorida en la pared color blanco de la sala de estar que decía "Feliz Cumpleaños #15 Cameron", con ayuda de April y Louisa que al verme me saludaron con la mano. Ellen, estaba sentada sobre la mesa con una bolsa de regalos en su mano escribiendo algo y por último Patrick esperaba en la puerta de la habitación de Cameron que éste se despertara.
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Entrégate
RomanceNathan es un chico homosexual de 17 años que nunca ha besado a nadie, nunca ha tenido novio ni algo parecido. No cree conseguir el amor, hasta que le toca pasar el verano con sus tias en Westford y sin darse cuenta el destino lo mezcla nada más y na...