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Me sentía aturdido, como si mi mundo fuera una pelota que está siendo pateada una y otra vez por cada persona que pretende hacerme daño, de forma intencional o sin querer. No sé qué me va a decir Jeremy, pero el simple hecho de tenerlo cerca me causa incomodidad, no dejo de pensar en Cameron, quizás debería decirle o quizás no, no lo sé y me frustra no saber cuál será la decisión correcta.

—Deberías hablar con Jeremy primero —dice Patrick através del celular, el cual sostengo entre mi oreja y mi hombro mientras acomodo los últimos libros desordenados del día—. No estás haciendo nada malo, simplemente vas a aclarar las cosas con él, pero eso sí, cuando termines de hablar con él cuéntale a Cameron.

—¿Estás seguro que eso funcionará? —pregunto tomando el teléfono con la mano mirando a la ventana en la que cualquier momento se aparecerá Jeremy para hablar conmigo de quién sabe qué.

—No, no lo estoy —suspira y casi puedo verlo rodar sus ojos—, pero no tienes muchas opciones. Entonces o lo arriesgas todo o huyes y la segunda no es una opción hermano.

Me quedo en silencio pensando lo que acaba de decir, es obvio que él tiene razón, por más tentadora que suene la idea de huir, estoy seguro que no podré hacerlo para siempre y eso solo empeorará todo ¿Por qué ahora? Justo cuando todo va bien con Cameron aparece Jeremy con ganas de hablar conmigo.

—Te extraño —digo dejando atrás el tema— ¿Todo bien en Londres?

—Está como siempre —dice refiriéndose a la ciudad—. Yo también te extraño mucho. Papá aún no quiere verte ni en pintura, pero mamá estuvo muy preocupada con el asunto de Jossie y la piedra.

—Sí, hablé con ella ayer —hablo ignorando la parte de papá.

—Ella te extraña mucho —suspira Patrick y por primera vez en toda mi vida escucho un tono afligido en él, un tono realmente triste.

—Lo sé, pero pronto todo esto pasará —animo.

—Eso espero —dice.

Abro la boca para responder, pero Robert indica que es hora de cerrar. Miro hacia la puerta y ahí está Jeremy de pie, con las manos dentro de los bolsillos de sus jeans mirando hacia la calle. Admito que pensé por un momento que no vendría, que todo sería una mala jugada de mi mente y que él no se había presentado frente a mí en la mañana, sin embargo yo mismo me decía que eso era imposible.

—Hermano llegó la hora —le anuncio a Patrick tomando aire—. Debo irme.

—Está bien —se despide—. Me llamas cuando todo termine.

Patrick cuelga casi al instante, pero yo sigo con el teléfono pegado a la oreja unos segundos más. He estado pensando en cual debe ser la actitud mental correcta que debo tener ante Jeremy, pero es muy díficil analizarlo porque no tengo ni la menor idea de lo que me quiere decir. Camino hacia la mesa para tomar las pocas cosas que traigo al trabajo y antes de salir intercepto a April y a Robert.

—Necesito un gran favor de ambos —digo colocando mis manos en el aire como si se tratara de una señal de alto.

April frunce el entrecejo, por su parte Robert, con su típica paciencia, se queda tranquilo como si ya supiera lo que voy a decir. Quisiera preguntarle, pero no es momento para hacer cuestionamientos como ese.

—¿Qué ocurre Nathan? —es April quien pregunta.

—Ven a ese chico que está allí afuera. —Señalo con mi dedo índice a Jeremy quien nos mira a través de la vitrina. Ambos asienten—. Necesito hablar con él, pero nadie se puede enterar.

—¿Por qué? —cuestiona April no muy convencida, no sé si de mis palabras o de la presencia de Jeremy— ¿Acaso trafica drogas?

Por un momento quiero sonreír, ese es un comentario tan April, pero lo único que hago es sostener el puente de mi nariz con mis dedos índice y pulgar.

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