Cameron está mudo, por un momento me siento preocupado de que esté en shock o algo parecido. Él nunca es del tipo de chicos que se queda mucho rato en silencio y creo que lleva mudo más de cinco minutos; lo cual es preocupante. Ellen parece algo espantada. Como ninguno de los dos parece estar dispuesto a moverse, soy yo quien con una mirada suplicante cierro la puerta detrás de mi prima.
—Ellen no puedes decir nada de lo que acabas de ver —digo tomando sus hombros.
Sus ojos se posan en mí, su boca está entreabierta y sus ojos no pueden salir de la sorpresa. La sacudo para ver si reacciona, pero ella lo único que hace es pronunciar monosílabos sin sentido. Respira con quietud y se relaja sonriendo de forma nerviosa.
—Perdón, no quería interrumpir —su voz es suave y temblorosa, pero de reojo puedo ver su sonrisa ensancharse.
—Yo ya me iba —dice Cameron levantándose de la cama para salir, casi corriendo de mi habitación.
Lo miro irse y siento la decepción instalarse en mi pecho. Éste chico está descolocando mi mundo, es como si mi vida aburrida hubiera quedado atrás. Son incontables las veces que sentí que mi vida era desabrida y sin sentido, pero la llegada de Cameron parece haber volcado todo eso y darme un motivo para despertar cada mañana, ese es un pensamiento que da miedo, porque se supone que nadie puede sentir tanto en tan poco tiempo.
—Entonces... —dice Ellen mirándome sonriente— ¿Él es el chico "atracción incontrolable"?
Mis mejillas se ponen rojas y asiento con lentitud logrando que ella grite como una fangirl emocionada y comience a dar saltos de conejito a mi alrededor.
>>¡No puedo creerlo! ¡Es él! ¡Es él!
Cubro su boca y abro mis ojos buscando detrás de ella para ver si nadie ha escuchado y cuando veo que todo parece estar en orden, me acerco a la puerta, dejando a Ellen libre, y la cierro detrás de mí.
—Ellen —digo en tono de advertencia—. No puedes contarle a nadie lo que acabas de ver.
—Prometido —contesta haciendo el saludo de los soldados, logrando que yo sonría—. Pero con una condición.
—¿Cual? —pregunto un poco inseguro viendo su sonrisa que se asemeja a las del Joker de Batman.
—Que me cuentes todo con lujos y detalles.
Sonrío y arrastro a Ellen para que se siente de frente a mí, en forma de indio, sobre la cama. Me causa mucha risa ver sus expresiones de sorpresa y emoción cuando describo los besos y mi encuentro en el baño con Cameron, pero también puedo ver la tristeza y decepción cuando hablo de la noche del bar y de todas las cosas que parecen frenarnos.
—Él es como el cigarrillo para mí —digo mirando hacia ningún punto es específico—. Adictivo y tóxico a la vez. No sé como controlar mis manos para no ponerlas sobre él cada vez que lo veo, pero a la vez sé que eso no puede ocurrir ¡Dios! Imagina el escándalo que se armaría, además algo me dice que no podremos ocultarlo por mucho tiempo.
—Espera —me interrumpe— ¿Estás enamorado Nathan?
***
Las porristas comienzan a bailar emocionadas con sus vestidos cortos sobre el césped verde, ambos equipos se ponen de pie alrededor del camino que lleva a primera y a tercera base. Las gradas están a reventar, casi creo que todo Westford ha venido a ver éste partido, donde yo, al igual que toda mi familia, vengo por invitación de Cameron, quien ahora luce una camisa de beisbol amarilla de un equipo llamado "Los Canarios". Que nombre más ridículo.
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Entrégate
RomanceNathan es un chico homosexual de 17 años que nunca ha besado a nadie, nunca ha tenido novio ni algo parecido. No cree conseguir el amor, hasta que le toca pasar el verano con sus tias en Westford y sin darse cuenta el destino lo mezcla nada más y na...