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—Esto es realmente incómodo —digo mirando a Cameron a los ojos después de una larga e incesante hora de diferentes besos. Que si bien me hicieron enloquecer, también lograron que me sintiera cada vez más confundido e indeciso—. Es decir, cuando llegué a este pueblo jamás imaginé vivir una aventura con alguien y mucho menos contigo.

—Es tan confuso para ti como para mí —dice recostándose sobre la grama para mirar al cielo—. Pero es la realidad. No sé si es correcto esto que estamos haciendo, pero a mí me hace feliz y eso es lo importante ¿no?

Asiento en respuesta. No sé si esta sea como las historias de amor de la novelas, pues calculando la edad de Cameron y la mía, sé que quizás se trate de un amor rápido y pasajero. Pero ahora lo único que puedo pensar es en tenerlo entre mis brazos, abrazarlo, besarlo y muchas cosas más que quizás no debería admitir ¿Y saben que es lo peor? Que no siento culpa alguna por ello.

—Tarde o temprano tendrás que hablar con él —cambio de tema recordando que su padre aún debe estar en casa—. Y si quieres mi más sincera opinión debes hacerlo pronto. El rencor no es bueno, nos envenena y más si va dirigido a alguien importante en nuestras vidas como nuestros padres.

—No me sorprende que seas bueno escribiendo. Eres bueno con las palabras —dice sin mirarme aún—. Y con respecto a mi padre... Quizás tienes razón, pero no me siento listo para enfrentarlo. Sé que algún día debo hablar con él, escuchar sus explicaciones, pero eso no pasará ahora. Estoy muy molesto con él, como para que mantener una conversación civilizada.

Un suspiro se escapa de mi boca. Me recuesto al lado de Cameron quien sorprendentemente, me acerca a él y me abraza logrando que me cabeza quedé de lleno sobre su pecho, mientras escucho los latidos de su corazón un poco acelerados.

>>No me gusta hacer comparaciones, pero estar contigo, es diferente y cautivador. Jamás nadie me había hecho sentirme así... Ninguna chica me ha enloquecido con sus besos como tu lo has hecho Nathan.

Escuchar sus palabras me ponen eufórico. Algo dentro de mí brinca de alegría al igual que mi corazón. Yo nunca había besado a nadie, pero sé que nada se compara con besar a Cameron. Lo sé por todas esas reacciones embriagadoras que causa en mi cuerpo con tan solo mirarme. Él es un chico realmente dulce, al que le gusta mucho hablar, siempre está contándome algo. Se nota que le gusta el trabajo en equipo, es un poco vanidoso a veces y siempre dice lo que siente.

—¿Qué vamos a hacer con ésto que sentimos? —pregunto colocando mi manos sobre su pecho para mirarlo a los ojos.

—¿Debemos hacer algo? —frunce el ceño—. Las personas siempre buscan explicaciones para todo lo que les pasa, sinceramente yo no soy así y mucho menos cuando se trata de sentirme atraído por alguien. Solo debemos sentirlo y vivirlo Nathan.

Pasamos mucho rato conversando en esa misma posición. No puedo evitar mirar sus labios y sentir su pecho bajo mi tacto. Éste chico lleva mis pensamientos desde lo sano y amoroso hasta lo sucio y pervertido. Ese no soy yo, bueno al menos no lo era hasta que vi a Cameron desnudo.

Cuando regresamos a la casa afortunadamente todo ésta en silencio, las luces están apagadas y por lo que veo su padre se marchó. Me detengo frente a la puerta de mi habitación y me giro sobre mis talones para encarar a Cameron, con su rostro apenas visible en la oscuridad.

—Gracias por escucharme ésta noche Nathan —dice mirando hacia los lados como si buscase a alguien. Toma mi rostro entre sus manos y luego las desliza hasta mis caderas para acercarme a él—. Gracias por ir detrás de mí, gracias por consolarme...

—Son muchas cosas que agradecer —susurro un poco tímido al sentir una más que evidente erección formarse en su pantalón. Lo más sorprendente es que a él no parece incomodarle que nuestros cuerpos estén rozando en esa área de esa manera—. No hay de qué. Todo lo hice porque me importas beisbolista.

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