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Por un momento no creo lo que acabo de escuchar. Mi mente se hace un remolino de pensamientos imaginando cada una de las reacciones de nuestros familiares, pero sobre todo me preocupa la reacción que puedan tener Becca y mis padres.

Mi gran temor siempre ha sido la reacción de las personas que me importan. No sé si podría soportar el rechazo de las personas que amo. Muchas veces me han dicho que debo contarle por lo menos a mamá, que me gustan los chicos, pero siempre que lo intentaba la voz se me perdía pensando en todos los posibles escenarios.

—¿Estás seguro? —pregunto mirando a Cameron directo a los ojos. Él luce realmente nervioso, pasa su mano por detrás de su cuello y luego por su alborotado cabello.

—Si —su respuesta es firme. Parece meditar por unos segundos mirando al sol desaparecer en la lejanía del mar—. Nathan yo estoy seguro de lo que siento, no sé si me atraen los hombres, pero sé que me encantas tú y quiero que todo el mundo lo sepa.

Siento mi corazón dar brincos de alegría y nervios a la vez. Su frase "pero sé que me encantas tú" da vueltas en mi cerebro alterando mi sistema nervioso. Quizás esa frase es la que necesito para ser valiente y asumir lo que se viene.

—¿No me vas a dejar solo? —pregunto sin pensar. Creo que ese es uno de mis mayores miedos; que todos me abandonen.

Nunca se lo he dicho a nadie, pero temo a la soledad, temo a no contar con apoyo en los momentos difíciles. Creo que por eso no me gusta salir de mi zona de confort. Siempre espero lo peor de las personas, pero con Cameron no es el caso.

—Yo nunca te dejaría solo —asegura mientras una sonrisa hermosa adorna sus bellos labios. Toma mi mano entre las suyas y se acerca a mí con lentitud—. Yo te quiero y nunca te abandonaría.

Sonrío y en un acto de valentía tomó su rostro pecoso entre mis manos y deposito un beso en sus labios y luego otro y otro hasta que nuestras lenguas se acarician y comienza el baile entre nuestras bocas. Pasamos un largo rato besándonos, pero la cercanía no parece ser suficiente.

Cameron me deposita sobre la arena de la playa, ya oscura porque el sol ya se ha ocultado, y se coloca sobre mí. De inmediato sus manos van a mis caderas y se cuelan entre mi camisa para acariciar con lentitud esa área. Un pequeño suspiro se escapa de mi boca mientras él abandona mis labios para besar mi cuello. Casi siento que puedo perderme entre sus caricias y besos.

Mis manos se cuelan por su cabello y no puedo evitar gemir cuando siento que sus labios se pasean por mis clavículas. Sus manos suaves, para nada tímidas, suben mi camisa hasta dejarla a la altura de mis costillas. Siento miedo por lo que puede pasar aquí si dejo que ésto prosiga. Suelto el cabello de Cameron y coloco mis manos a mis costados, sintiéndome un poco tenso.

—No temas, no voy a hacerte daño —la voz de Cameron está más ronca de lo normal, sus piernas fuertes se cuelan entre las mías y siento su clara erección chocar contra la mía— ¿Confías en mí?

Mi respuesta es un casi suspirado que me relaja mucho y Cameron sonríe con un brillo en sus ojos que jamás había visto antes.

>>Entonces, entrégate Nathan.

Sus palabras roncas llegan a mi cerebro y por un momento siento que pierdo la cordura, tomo su rostro entre mis manos y lo beso rápidamente antes de levantar mis brazos para dejar que mi camiseta vuelve hacia algún lado de la arena. El lado racional de mí se escapa y tomo el borde de la camiseta de Cameron y la pasó con rapidez por sus brazos fuertes para hacerla volar.

Me siento un adicto de su cuerpo, acaricio todo su rojizo y firme abdomen y me detengo para tomar su pecho entre mis manos. Él por su parte me besa el cuello con fiereza mientras con sus manos intenta desabrochar los botones de mi pantalón. Le facilito un poco la tarea dejando de tocarlo para que pueda hacer lo que quiera.

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