Cameron.
Creo que nunca en mi vida me he sentido como ahora: confundido, afligido y avergonzado. Miro el arrollo que corre con lentitud frente a mí, e intento ignorar mis pensamientos mirando los árboles y los peces moverse a su propio ritmo, pero es imposible dejar de pensar, la mente nunca se calla y en mi mente solo hay una persona presente: Nathan.
Desde que lo vi por primera vez, sabía que no me sería indiferente su presencia. Aquella vez estábamos en el baño observando el cuerpo desnudo del otro. Mentiría si digo que no me gusto lo que vi, y ese pensamiento me causa escalofríos.
Nunca me he sentido atraído por ningún hombre, ni siquiera podía estar seguro de sentir cosas por Nathan, pero no podía explicar su constante presencia en mis pensamientos. Por cada lugar que voy me siento mal por haberlo ofendido y a la vez, me siento triste por contener mis ganas de abrazarlo cuando las lágrimas adornaban esos hermosos y verdosos ojos. Ese chico me tiene confundido. No puedo siquiera explicarme porque lo besé el otro día en el río, es solo que sus labios y su rostro un poco asustado me parecieron provocativos.
—El río no detendrá su paso por más que lo mires.
Percibo como April se sienta a mi lado, y se mueve hasta que parece encontrar la comodidad en el tronco en el que estoy sentado. Ella fue la de la idea de venir a éste campamento alegando, que necesitábamos hacer cosas de chicos de nuestra edad -ella es un año mayor que yo-. En principio yo me negaba a venir, pero como necesitaba despejar mi mente y el campo de béisbol en el que entreno se encuentra cerrado durante el fin de semana, decidí venir con ella a éste, no tan divertido, campamento.
>>Puedes reprocharme el haberte arrastrado hasta aquí, estos chicos son los más fastidiosos y entusiastas que he conocido.
—No está tan mal —le sonrío—. Pero sí, ellos son un poco fastidiosos.
Ella sonríe y nos quedamos en silencio un rato más, lo que me gusta de April es que ella es muy libre, no le gusta que le digan que hacer, siempre está abierta a todas las posibilidades y nunca acepta un no como respuesta.
Con mis manos temblando un poco y sin atreverme a mirarla a la cara, comienzo a decir palabras sin pensar las consecuencias de las mismas.
—April —ella me mira— ¿Alguna vez has tenido novio?
Ella abre sus ojos sorprendida por mi pregunta, pero sonríe satisfecha por alguna razón que mi mente no logra descifrar.
—Si lo que necesitas son consejos sobre el amor has venido al lugar equivocado —asegura—. Sin embargo soy buena escuchado y guardando secretos y como se nota que necesitas un consejo puedo hacer un excepción.
La verdad es que si no converso ésto con alguien de seguro voy a explotar en el momento menos indicado. Lo que está ocurriendo con Nathan está carcomiendo mi cerebro, siento un nudo en la garganta al recordar como lloraba, pero no sé si es el momento correcto para disculparme. Sé que puedo confiar en April, sé que ella guardará el secreto, ella no es del tipo de chica que anda comentando la vida ajena por ahí, pero igual siento miedo de que le diga algo a Nathan.
—Se trata de Nathan —decido arriesgarme.
—¿Nathan? —parece sorprendida y yo asiento— ¿Qué pasa con él?
¿Qué no pasa con él? Debería ser la pregunta. Suspiro de manera exagerada y sonrío de manera nerviosa desviando la mirada del rostro de April.
—¿Recuerdas hace unos días cuando fuimos a la cascada? —ella asiente—. Bueno sabes que él y yo nos quedamos atrás. Yo lo ayudé a cruzar porque en verdad se veía asustado y yo quería asegurarle que todo estaría bien, como si tuviera la necesidad de protegerlo. Ese pensamiento fue la primera señal de alerta, yo no lo estaba viendo solo como un primo o un tío había algo más.
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Entrégate
RomanceNathan es un chico homosexual de 17 años que nunca ha besado a nadie, nunca ha tenido novio ni algo parecido. No cree conseguir el amor, hasta que le toca pasar el verano con sus tias en Westford y sin darse cuenta el destino lo mezcla nada más y na...