5.- Tumba

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Escuché un ruido que me despertó, estaba demasiado claro, no sabía donde estaba, simplemente caminé hacía donde venía el ruido, vi a la chica morena que estaba en mi clase de historia, la había visto con Elena y Caroline, estaba de pie en medio de muchas piedras, era una ruina, quizá una iglesia, tenía una hoja en sus manos, se veía frustrada, gruñó algo, traté de acercarme más pero pisé algo, cosa que la alertó

-Hola-gritó, me encogí en donde estaba, para bloquear su visión-¿Hay alguien aquí?-miraba a todos lados con terror, algo debajo de sus pies se rompió y cayó

Me acerqué con un poco de preocupación, la escuché quejarse, al menos sabía que estaba viva, busqué a mi alrededor algo que pudiera ayudarme a subirla, pero no había nada, volvió a gritar, tratando de llamar a alguien

-Hola-saludé asomando la cabeza

-Hola-la escuché aliviada-¿Puedes ayudarme?-inspeccioné el terreno

-Voy a buscar algo-asentí con la cabeza

-Gracias-sonrió, pero al tratar de levantarme el terreno bajo mis pies se derrumbó, a pesar de que traté de aferrarme al suelo, la tierra estaba desprendida, así que solo me resbalé y caí, sentí mi hombro moverse de nuevo, solté un grito de dolor-¿Estas bien?-preguntó, asentí con la cabeza, sacó el celular y trató de marcar, pero no tenía señal, era lógico, respire hondo, traté de acomodar mi brazo, pero era imposible, estaba débil, no podía

Tomé aire, me aferré a la orilla con la mano que podía mover, traté de salir, pero el peso me ganó a medio camino y volví a caer, me golpeé la cabeza con una roca, me quejé, escuché que preguntaba si estaba bien, pero no respondí, me sentía mareada, traté de levantarme pero no pude, supuse que debía haber sido un buen golpe.

-No te duermas-le escuché decir

-Eso trato-susurré-ayúdame a sentarme-ella obedeció, una vez de pie la cabeza me dolía, punzaba, me quejé un poco

Ella inspeccionó una puerta que tenía un pentagrama grabado en la piedra, se escuchaban pequeños ruidos, ligeros quejidos provenientes de adentro, me miró con un poco de terror, pero estaba más preocupada por averiguar el lugar donde salía la sangre de mi cabeza, era de alguna zona cerca de la nuca.

Alguien cayó de pie entre nosotras, Bonnie gritó al sentir unos brazos tocar sus hombros, en la oscuridad me tardé un poco en comprender quien era, hasta que escuché la voz del hombre que trataba de tranquilizarla

-Bonnie, calma, Bonnie, soy yo, Stefan-la morena lo miró de frente y dejó de grita

-¿Stefan?-tomó aire-se abrió el suelo y caí-me miró detrás del recién llegado-caímos-él giró a verme, apretó la mandíbula y regresó la mirada a Bonnie-calma-susurró, más para sí mismo que para ella-vámonos-fruncí el ceño

-¿Cómo?-me levanté con calma, puse mi mano derecha en la pared

-No quiero meterme, pero ¿crees que puedas ayudarme?-Stefan me miró de reojo-tengo el hombro izquierdo dislocado, necesito acomodarlo...

-Estás sangrando-murmuró de nuevo con la mandíbula apretada

-Te diré lo que va a suceder Stefan-gruñí un poco cansada-me ayudarás a acomodar mi hombro para poder salir por mi cuenta e ignoraré el hecho de que tengo a un vampiro frente a mí-la sorpresa de ambos me pareció absurda o más bien estaba harta de estar allí

-¿Que dijiste?-preguntó él

-Dije, que vas a hacer lo que diga o sacaré la estaca que tengo escondida debajo de mi ropa y te apuñalaré el corazón-di un paso frente a él, para mostrar que no tenía miedo, tenía el ceño fruncido, él, miró a Bonnie, estiró las manos, hasta que tocó mi hombro, sabía que me arriesgaba a que simplemente me rompiera el cuello y muriera, pero la tranquilidad de Bonnie me hacía confiar en él

Solté un grito cuando mi hombro volvió a su lugar, solté el aire que tenía en mis pulmones, levanté el brazo, no había quedado, tenía que ir al hospital, pero eso serviría para poder salir. Me acerqué de nuevo a la orilla, ni siquiera me detuve, subí tan rápido como mi cuerpo lo permitía, una vez arriba me acosté, la pérdida de sangre estaba cobrando factura, los párpados me pesaban.

-¿Puedes hacer algo?-escuché la voz de Bonnie, mi vista se comenzó a nublar, gruñí un poco y trataba de levantarme, noté a alguien a mi lado

-Tienes que beber-aquellas palabras me sorprendieron, era Stefan, pero el recuerdo de aquel vampiro de ojos azules se instaló en mi cabeza

Stefan me tapó la nariz y puso su muñeca en mi boca, no tuve más remedio que beber de su sangre, tragué con un poco de dificultad, cerré los ojos mientras ellos hablaban, escuché mi nombre a lo lejos, me senté de golpe, se habían quedado callados, me miraron como si esperará algo

-Váyanse, ahora-murmuré, me quejé de nuevo, levantándome-Ric-grité, justo en ese momento salieron corriendo de allí,  volví a dejarme caer en el piso, hasta que mi padre llegó, tenía mis tenis en las manos

-¿Podrías dejar de dejarlos por todos lados?-se burló levantándolos-¿cuantos pares has perdido así?

-Cinco, estos hubieran sido el número seis-me reí, miró a mi alrededor

-¿Estás bien?-frunció el ceño, preocupado

-No realmente-me quejé al levantarme-esta vez aceptaré ir al hospital-él asintió con la cabeza y me llevó a donde tenía el auto, subí y fuimos a que me revisaran

Me dijeron que la herida en mi cabeza no era tan profunda, pero era obvio, después de beber la sangre de un vampiro, todo tiende a sanar, aunque cuando lo dijeron me preocupe, debía haber sido demasiado grande para que después de una hora de beber la sangre no hubiera cerrado por completo, tomaron radiografías de mi hombro, pusieron una férula especial para que inmovilizara mi brazo por un par de días. 

-Quería ir al Grill a tomar algo-susurró mi padre una vez que subimos al auto

-Si quieres ve, puedo ir desde allí a casa-me miró-no pasa nada, estoy bien-negó con la cabeza-prometo obedecer al doctor, ir directo a casa, tomar la medicina y dormir-levantó la ceja-no soy tonta, si no quiero ir al quirófano tengo que cuidarme, confía en mí Ric-hizo una mueca

-Confío en ti-sonreí

-Bien, no bebas mucho, de acuerdo-asintió con la cabeza, estacionamos, bajamos del auto, él entró al lugar y yo me alejé de allí, realice como una receta los pasos que le había dicho, solo un par de minutos después de haber tomado el medicamento, los párpados me pesaron, me acomodé en mi cama y dejé que la inconsciencia me ganará.

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora