10.- Tormenta

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Al amanecer, el clima estaba terrible, había indicios de una tormenta que azotaría el pueblo, estaba oscuro, lo que les permitiría a los vampiros caminar por la calle, como personas normales, no podíamos confiarnos, debíamos estar preparados.

No hubo clases ese día, sin embargo Ric fue a la escuela por un par de trabajos que debía calificar, colgué mi cabeza durante un buen rato en la orilla del sofá, hasta que el dolor me hizo levantarme, estuve jugando de esa manera al menos dos horas, hasta que me aburrí, fui hasta mi habitación, traje el libro que había estado leyendo, continué desde donde me había quedado, el sonido de mi teléfono me hizo desconcentrarme, era un número desconocido

-Hola niña-saludó el moreno antes de que yo pudiera hablar

-¿Como conseguiste mi número?-pregunté rapidamente

-Alaric me lo dio-solté el aire y rodé los ojos-te necesitamos

-¿Que ocurre?-el sonido cambió

-Los vampiros tienen a Stefan-empezó el moreno

-Damon no puede entrar a la casa y yo iría pero...

-No sabes sostener una estaca-me burlé

-Profesor Saltzman-casi gruñó Elena, molesta

-No es asunto nuestro-murmuró Ric con decisión

-Pero es Stefan-chilló Elena

Mientras ambos hombres tenían una discusión nivel niños de primaria, yo había comenzado a armarme, una sudadera grande cubriría el chaleco lleno de estacas y bombas de verbena que había guardado, un pantalón cómodo, que me permitiera el movimiento, así como unos deportivos blancos que me permitirían correr o luchar según fuera el caso

-¿Son los mismos de anoche?-todos se quedaron en silencio

-No hay otros vampiros vengativos en Mystic Falls niña-se burló Damon

-Lo pregunto porque eres tan bueno haciendo amigos que no me sorprendería-respondí, escuché una falsa carcajada

-Vamos Elena-gruñó Damon-¿donde paso por ti? ¿tu si irás verdad niña? Tu no eres cobarde como tu padre

Suspiré, esa estúpida rivalidad era bastante cansada, terminaron la llamada, me hice una trenza, salí de mi casa, empecé a caminar, poco antes de llegar al Grill, subí al auto donde venían, en la parte de atrás estaba Damon que me sonreía con complicidad

-¿Que hace ella aquí?-pregunté, mirando a Elena que conducía-A menos de que no sepan conducir, Elena es inecesaria

-Tú también solo vas a estorbar-gruñó ella

-Considerando que Damon no puede entrar, ¿quien crees que irá por Stefan?-levanté la ceja, el moreno me sonrió, me acerqué un poco a él-¿Cual es el plan?-susurré

-Alaric va a entrar, los distrae, tu sacas a la dueña, la mato, entramos juntos, tu padre regresa con Elena, sacamos a Stefan, volamos la casa y nos vamos-lo miré burlona

-No voy a dejar que mates a nadie y Ric no se va a exponer tanto, voy a entrar yo-se cruzó de brazos

-Claro que no, a ti te vieron en mi casa, en cuanto te vean te van a matar-me mordí el labio

-¿Que armas traes?-mi padre se giró a verme

-Espera-empujé a Damon para quitarme la sudadera, señalé las bombas, los dardos y las estacas

-Estás armada hasta los dientes-rió Damon tomando una estaca de mi chaleco, guardándola en su chamarra, su olor no había cambiado, cuero y alcohol, que de alguna extraña manera me relajaba

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora