25.- Fuego

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Desperté, estaba amaneciendo, busqué en mi armario, aún estaba mi ropa allí, sonreí un poco, hoy era el primer día de clases, me pregunté si debía ir, pero, si Klaus había desaparecido, eso significaba que podría volver con mi vida, ¿no?

Me puse unos vaqueros negros, una playera blanca, deportivas negras, con una chamarra de mezclilla, suspiré, las manos me temblaban como la primera vez, esta ocasión había hecho daño, estaba consciente que no se me recibiría con los brazos abiertos, me había perdido de mucho, sin embargo, me arme de valor, tenía que ir. Salí de mi casa, con tranquilidad, caminé hacia la escuela, estaba llena de gente, traté de buscar rostros conocidos, empezaba a creer que había sido un error

-Eve-me saludó Caro, me acerqué-¿que haces aquí?-me abrazó con fuerza

-Klaus desapareció, así que creí que sería una buena idea volver a mi vida normal-suspiré-¿Como está Tyler?

-Bueno, es un híbrido-se encogió de hombros-no dejaré que eso me moleste-hizo una mueca que debería haber sido una sonrisa-gracias por pedirle que bebiera, si hubiera muerto...

-Lamento mucho eso, pero era la única manera de salvar su vida-Elena y Bonnie asintieron

-¿Sabías que eso funcionaría?-negué con la cabeza

-Pero me alegra que funcionará-Caro me tomó del brazo-por cierto, ¿alguna ha visto a mi padre? fui a casa a dormir anoche y no estaba allí...

-Esta en mi casa-dijo Elena-desde la muerte de Jenna, Alaric se ha hecho cargo de nosotros-sonreí

-¿Te importaría si voy a verlo después?-ella asintió, sabía que me estaba evitando

-Vamos a entrar-negué con la cabeza, no estaba lista para volver a ese lugar

-Creo que debería hablar con Damon...

-Está ocupado-me interrumpió la castaña, su actitud se había vuelto de defensiva a ofensiva, estaba ocultando algo-Stefan está allí

-¿Stefan?-pregunté-eso es algo bueno-pero por las caras de ellas supe que no era así

-Klaus lo obligó a apagar su humanidad-mis piernas fallaron, Caroline tuvo que sostenerme para que no me cayera

-Dijo que jamás haría eso-murmuré más para mí-entonces debo ayudarle a traerlo de regreso-agradecí a la rubia y me alejé, a pesar de escuchar aún la voz de Elena, pidiéndome que no fuera a ver a los Salvatore, ¿que podría estar ocultando?

Llegué, abrí la puerta, había un juego en el suelo, con varias chicas, sangrando jugando sobre el, Damon estaba parado en la entrada, mirando a su hermano, pasó solo un segundo después de que me vio, cuando ya me tenía envuelta en sus brazos, escuché la risa burlona del menor

-Me da gusto verte-me dio un rápido beso en la cabeza, la puerta volvió a abrirse, Rebekah entró como alma que lleva al diablo

-Me abandonó mi hermano-gruñó entrando-tu también me abandonaste-Damon me cubrió con su cuerpo

-¿Debería importarme?-preguntó Stefan

-¿Y mi cuarto?-fruncí el ceño

-No te quedarás aquí-dijeron ambos Salvatore al mismo tiempo

-Bien, buscaré mi cuarto yo sola-el moreno iba a moverse, pero lo detuve

-Creo que se quedará aquí-murmuró Stefan

-Salgamos un rato-asentí con la cabeza

-No pareces sorprendido por lo que dijo Rebekah-negó

-Le dije que habíamos encontrado a Mikael-esta vez la sorprendida fui yo-Katherine, Jeremy y yo estuvimos buscando, de hecho tengo que llamarla-respiré profundo-¿que ocurre?-colgó casi de inmediato, me abrazó de nuevo, sentí su aliento cerca, pero el sonido del teléfono lo hizo rodar los ojos-¿Como estás?-noté preocupación en su voz, tenía que ser Elena, le di su espacio, aunque no fue mi idea más brillante ir a sentarme frente a las víctimas de Stefan, él no estaba, tomé aire, casi en automático empecé a juntar los cuerpos

-¿Que haces?-preguntó Damon desde las escaleras-Deja que yo me encargue después de las locuras de mi hermano

-Ya tuve que hacer esto antes-murmuré cansada

-No tienes que hacerlo de nuevo, ahora que volviste-se acercó a mí, lentamente, acarició mi mejilla, me hizo estremecer, traté de detenerlo pero era como si mi cuerpo no reaccionará-que bueno que hayas vuelto-susurró contra mis labios, antes de besarme, sentir su boca contra la mía fue de nuevo algo extremadamente surreal, ni siquiera se detuvo cuando me quedé sin oxígeno, tuve que empujarlo un poco para tomar aire y regresar a lo que hacía, me levantó sin esfuerzo, enredé mis piernas en sus caderas, sentí movimiento pero no lo noté hasta que volví a alejarme para respirar y noté que estábamos en su recámara.

Sus labios volvieron a aprisionar los míos, para poco después bajar lentamente por mi cuello, escuchaba algunos suspiros escapar de mi boca, tras un rato de dibujar ese camino, sentí mi cuerpo incendiarse, la ropa nos estorbaba, quité mi chamarra como pude, el moreno me dejó caer en la cama, no tenía ninguna sutileza, rompió sin tregua mi blusa, me despojó casi con furia de mi pantalón, hasta ese momento sentí vergüenza, me miró de arriba a abajo, traté de cubrirme, tenía marcas de la vida con Isobel, cicatrices de mis entrenamientos...

-¿Que haces?-se veía confundido, sonrió-eres hermosa-sentí mis mejillas enrojecerse, volvió a besarme con furor, pasó las yemas de los dedos por mi piel desnuda, me estremecí, mi piel se erizaba sin mencionar que no sabía como llamarle a la cantidad exorbitante de fuego que amenazaba con consumirme, para mi solo habían pasado un par de segundos cuando un sonido me sacó de mi ensoñación, traté de ignorarlo pero era imposible, era escandaloso, molesto

-¿Que es eso?-pregunté, deteniendolo

-Es mi teléfono-murmuró-ignóralo-trató de volverme a besar, pero el sonido se volvió mucho más molesto-¿Que ocurre?-gruñó molesto-¿Que pasa, Elena?-su tono de voz cambió, alcancé a escuchar que Stefan estaba en la escuela, escapé, no quería escucharlo, porque mientras más tiempo lo hacía, más sospechaba que algo sucedía, levanté los trozos de mi blusa, era inútil, busqué entre los cajones de la ropa, encontré una camisa que me quedaba enorme, pero era lo mejor que había, la adapté para que no estorbará tanto-¿que haces?-levantó la ceja

-Elena llamó-expliqué como si fuera algo obvio-hay que ir

-Estás molesta-se cruzó de brazos, me hizo una seña para que me acercará a él, pero no lo hice-entiendo que estés enojada...

-Apresúrate-lo interrumpí-Elena espera-soltó el aire, acomodó su cabello, no había notado que su cabello estaba enmarañado, yo no quise averiguar como estaba el mío, simplemente lo levanté en una coleta

Salimos de allí, subí a su auto, ninguno dijo ninguna palabra, era incómodo, ya no podía negarlo, en nuestro tiempo fuera la pequeña chispa que se encendía en el corazón de Damon se había convertido en algo más y debía pasar lo mismo con Elena, era evidente que ya no podía hacer nada al respecto. Nos detuvimos en mi casa, Elena estaba dentro, dejé que el moreno se adelantará, tendría que dejar de interponerme, no tenía ni siquiera derecho a pelear por él, una parte de mí sabía que había perdido.

-¿Eve?-aquella voz me hizo saltar de emoción

-¿Alaric?-me sonrió, me lancé a abrazarlo, sentía como si fuera la primera vez que lo hacía, sentía las lágrimas a punto de brotar

-Perdóname pequeña-susurró en mi oído-prometí a Elena que la vería, no esperaba verte aquí-tragué saliva

-Esta bien-mentí-ve a verla, después hablamos-sonreí, me dio unas palmaditas en el hombro y se marchó, no pude quedarme más tiempo, empecé a caminar, me perdí entre los árboles del bosque, creí que tal vez estaría mejor con mi abuelo, viviendo como un lobo, básicamente había estado así el tiempo que duré viajando con Klaus, solo que esta vez no despertaría todos los días pensando si ese sería mi último día, escuché ruido, me atreví a acercarme, había una fiesta, di media vuelta pero la fuerza de un brazo me detuvo

-¿Te vas tan pronto?-suspiré

-No era mi intención llegar aquí Stef-me guió hasta las bebidas, me dio un vaso con cerveza

-¿Porque no me ayudas a vigilar a Elena?-rodé los ojos

-Enserio estoy cansada de escuchar de ella-me sonrió

-Entonces será mejor que te vayas-giré a ver, la castaña se acercaba, terminé el líquido de golpe, sabía extraño pero no me puse a pensar en ello, caminé lejos de esa multitud, mis piernas temblaban, busqué un lugar más solitario, me senté en el suelo, no pude hacer nada más, perdí la consciencia

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora