41.- Baile

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Fui por varias botellas de Bourbon, esperando que cuando estuviera ebrio sería mucho más fácil que su inconsciente lo traicionará y dijera algo o que al menos su alter ego despertará lo suficiente para averiguar donde estaba la estaca faltante

-Es mi culpa-dijo después de un muy buen rato-no puedo entender al otro-dijo como si fuera otra persona

-Yo sí, Isobel nos dejó por convertirse en vampiro, Jenna murió en manos de uno de ellos, yo estoy saliendo con uno, fuimos arrastrados a una locura por todos ellos-soltó una risita

-Tienes razón

-Necesito que lo traigas

-No se como hacerlo-solté el aire

-Yo sí, pero no te va a gustar la idea-murmuré, él no tardó mucho en entender a lo que me refería

-Hazlo-me acerqué a él y lo golpeé hasta que quedó inconsciente. Me aburrí a horrores, tomé el libro que Damon le había dejado a mi padre y empecé a leerlo, no supe cuanto tiempo había pasado, hasta que un quejido me sacó de mi ensoñación

-Hola-saludé

-¿Que pasó? ¿Acaso yo...?-negué con la cabeza

-Has estado desmayado, pero viendo el lado positivo, ya casi se como terminarás-dejé caer el libro y él soltó una carcajada

-Esto no esta funcionando-dijo con calma-mi otro yo no aparecerá, es la mejor opción si quieres ocultarte

-Tienes razón-tomó aire, vi una idea cruzar por su mente-¿Que piensas?

-Espero que mi alter ego tenga un sentimiento de preservación...

-No voy a matarte papá-fruncí el ceño

-Si tenemos una opción, creo que deberíamos tomarla-negué con la cabeza-¿donde está Damon?-apreté los dientes-necesitamos librarnos de Klaus-tomó aire-confío en ti, solo tu puedes hacerlo-asentí con la cabeza-promete que harás lo necesario para sacarlo

-Lo prometo-susurré después de un rato

Respiré, apreté el puño, lo lancé contra mi padre, tenía que hacer aparecer al otro, tenía que conseguir la estaca de roble blanco y al fin librarme un poco de aquella loca situación, tomé a mi padre del cuello, apreté mi agarre varias veces, lo aventé contra la pared, escuché uno de sus huesos romperse, no iba a detenerme.

-No te estás esforzando-gruñó mi padre mientras se levantaba con dificultad

-¿Tu crees?-lo empujé con fuerza, se golpeó la cabeza con la pared, pude oler la sangre, era casi una tentación, giré el rostro, tragué saliva y me controlé

-¿Que pasa?-me gritó, lo tomé del cuello, lo apreté con fuerza, lo estrellé varias veces contra la pared, hasta que sus ojos se pusieron rojos, lo solté-te has vuelto débil-escuché ácido en su voz, así supe que ya no era mi padre-te has vuelto débil-repitió-siempre cerca de las criaturas más detestables-escupió

-Justo al hombre que quería ver-sonreí con cautela-¿donde está la estaca?

-Creí que estarías de acuerdo conmigo-soltó una carcajada-antes pensabas que debíamos matar a los vampiros

-Dime donde está la estaca o te mataré-él me sonrió

-No lo harás, activarás la maldición...

-Viviré con eso-fruncí el ceño-sería mi castigo por hacerlo

-No vas a matarme-se burló

-No me tientes-entrecerré los ojos

-Todos van a arder-apreté el puño y lo golpeé en la cara

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora