38.- Escape

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Era de día cuando nos dejaron entrar, Elena estaba con Alaric, él le tendía el anillo Gilbert, era casi lógico, si Meredith tenía razón, era eso lo que le estaba haciendo daño a mi padre, entré a la habitación, lo abracé con fuerza, la castaña miraba al moreno con cautela

-Te ves terrible-se burló Damon

-Sí, voy a firmar mi salida-me soltó y salió de la habitación

-Solo dale sopa de pollo y mira que no mate a nadie-solté una carcajada

-¿Como puedes hacer eso Damon?-la castaña lo empujó-¿Como pudiste darle sangre a Stefan?-me quedé quieta

-Claro, creí que hablábamos de Alaric, pero claro que hablábamos de Stefan

-¿Que hiciste?-me crucé de brazos

-Ayudo a mi hermano a alimentarse sin matar a nadie-ambas fruncimos el ceño-no puede seguir bebiendo de conejitos, no mientras seguimos en lucha con Klaus

-Lucha con Klaus-suspiré cansada-¿No podemos simplemente dejarlo?-ahora las miradas de desaprobación pararon en mí-si hiciéramos un trato, podría hacer que dejara en paz a Elena...

-Es peor de lo que pensé-murmuró Damon, creyendo que no lo oiría, pero claro que lo hacía

-No es peor-gruñí-si no hacemos un trato, si no nos detenemos, nadie va a poder detenerlo, ni Caro, ni Elena, ni yo-casi grité, di media vuelta, alejándome de ellos, pero entrar al hospital, con el olor a sangre, sin distracciones, no había sido mi mejor idea

Me escabullí, sin que nadie me viera, tomé una bolsa de sangre y la bebí, no había notado lo mucho que la necesitaba hasta que el primer sorbo resbaló en mi garganta, era deliciosa y quería más, mis músculos se tensaron y relajaron en menos de 1 segundo, de pronto escuchaba todo, lo olía todo, era una sensación de invencibilidad que jamás hubiera creído que podía sentir, pero no podía dejar que aquello me controlará, tenía que pensar.

Tomé aire, salí de allí, me estaban esperando, Damon cubrió la visión de mi padre y me besó, sentí su lengua pasar por la comisura de los labios, entonces entendí que no había sido tan cuidadosa como había creído, Alaric bufó mientras Meredith se burlaba de su enojo, subimos al auto del moreno y avanzamos, hasta el puente Wickery

-¿Que hacemos aquí?-preguntó mi padre

-El mundo no se detiene porque eres un asesino accidental-tuve que apretar los labios para evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro

-¿No tienes tacto?-se quejó la doctora

-Alaric, Evelyn, que gusto verlos-saludó la alcaldesa-¿tienes el letrero?-todos nos miramos confundidos-el departamento de historia dijo que lo tendrías para hoy...

-Lo olvide-murmuró Ric-estuve...ocupado

-No hay problema, lo descubriremos cuando el puente esté listo-sonrió y se marchó

-Vámonos de aquí-casi suplicó mi padre

-Con gusto-exclamó la doctora

-Váyanse, yo me quedaré un rato más-dijo Damon, ellos dieron media vuelta y se marcharon, pero yo me quedé de pie, seguí la mirada del moreno, veía a una mujer al otro lado de todo el alboroto, le sonreía-¿Aún estás aquí?-preguntó el moreno al verme

-¿Quien es?-señalé con la cabeza a quien veía

-Una vieja amiga-fruncí el ceño-no te preocupes-empezó a caminar hacia ella, dejándome como estatua, vi a Rebekah acercarse al par, no sabía si debía hacer lo mismo o simplemente irme, estaba molesta y el sonido acompasado de los corazones de los presentes formando una sinfonía no me estaba ayudando, había olvidado la sed, pero ahora estaba allí, muriendo por un poco de sangre fresca.

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora