37.- Vínculo

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Salí de la casa, caminé lentamente hasta la mansión de los originales, estar allí después de la última vez me dio escalofríos, toqué la puerta, pero nadie respondió, así que la abrí, escuché ruido en una de las habitaciones, cuando entré, vi a Klaus a mitad cubierto con un poco de pintura, estaba demasiado concentrado, así que solo me senté en el sofá que estaba en la estancia, con las piernas cruzadas, atenta a sus movimientos, parecía perdido, nunca lo había visto de esa manera.

-¿Vas a quedarte allí todo el día?-su voz me sorprendió un poco

-Estaba aburrida-me encogí de hombros

-¿Que tal si me ayudas?-levanté la ceja-sé mi modelo-lo pensé durante un momento y no podía distinguir si mi respuesta positiva era mía o era mi necesidad para complacerlo-pero desnuda-solté una carcajada

-Yo creo que no-él empezó a reír de la misma manera

-¿Podría intentar convencerte?-negué con la cabeza-¿Que haces aquí?

-¿Quieres que me vaya?-me miró un poco herido-Para ser honesta...-me sonrió de lado-enserio no quiero estar siempre en medio de todo

-Entonces deberías elegir un bando-se cruzó de brazos

-No me pidas elegir Klaus, porque siempre voy a elegiré a mi padre, a Caroline...-se acercó a mí, como si me inspeccionará-¿Que quieres oír?

-Si solo fuera una decisión entre él y yo...-negué con la cabeza

-No hagas esto-pedí, tratando de alejarme pero puso sus manos en mis hombros

-Estoy dispuesto a aceptar todas las peticiones, por más ridículas que suenen-me miró a los ojos-dejaré el pueblo, a Elena, mi idea de crear más híbridos-traté de desviar la mirada, pero no podía, sabía que el merecía más que mi cobardía en ese momento-yo quiero que me elijas-tragué saliva-de verdad lo quiero

-Lo siento Klaus-tomé aire, él asintió, yo no compartía el vínculo señorial que tenían los demás híbridos

-Entonces hazme un favor, yo no trato de matarlos y ellos dejan de buscar la manera de hacerlo, estoy cansado de tener que cuidarme la espalda-tomé aire

-¿Que hay de tus hermanos?

-Puedo controlarlo

-De acuerdo, es un trato-extendí la mano, él la tomó

-Por favor Evelyn, se mi modelo-sonreí, era como si nada de lo anterior lo hubiera afectado, pero veía una oscuridad en sus ojos que no me pasó desapercibida

-Pero voy a usar ropa-soltó una carcajada

-Sí, pero no esa-levanté la ceja, confundida-dame un segundo-desapareció, me acerqué más al cuadro que había estado pintando, podía ver cada color, me parecía tan familiar-usa esto por favor-era un vestido blanco que tomé sin pensarlo, me quité la ropa allí, él no me había prestado atención, estaba más preocupado acomodando una silla frente a su paisaje, me señaló el lugar y la posición en la que quería que estuviera, me sirvió una copa de vino blanco, me pidió que me quedará quieta, así lo hice.

En varias ocasiones me sonrojé por su intensa mirada, pero tenía que controlarme, respiré profundamente, entonces me miraba por la orilla del lienzo, tragué saliva, estuve sentada por algunas horas, hasta que noté que su mano ya no se movía, solo miraba el cuadro y a mí.

-¿Pasa algo?-pregunté, tratando de no moverme mucho

-No estoy muy seguro, ven-me levanté, me acerqué, no podía creer lo que veía, él no me había pintado, había plasmado la imagen de una chica hermosa que bebía una copa de vino en la ventana de una bella ciudad

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora