40.- Control

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A la mañana siguiente desperté en el suelo de la sala de los Mikaelson, tenía mucha sed, demasiada, aquel olor me hizo brincar de donde estaba y casi lanzarme contra quien sostenía aquella bolsa de sangre, la arranqué de sus manos y empecé a beber como si no hubiera nada más delicioso y era verdad.

-Tranquila amor-se burló Klaus debajo de mí, ni siquiera había notado que había caído sobre él y saciaba mi sed así como lo había atacado-¿No habías bebido sangre?

-Algo así-murmuré mientras me levantaba, me imitó dando un paso hacia atrás alejándose de mí, se cruzó de brazos-bueno, técnicamente si lo he hecho-levantó la ceja

-¿Has bebido directo?-negué inmediatamente-aún no me respondes cuando sucedió

-El día de la fiesta-suspiré y comencé a explicar como habían sucedido las cosas, aunque evité decirle la manera en la que había muerto-¿porque me diste tu sangre?-frunció el ceño

-Yo no fui amor-dijo, buscaba algo entre los cajones y las puertas de la sala

-Entonces de donde consiguió Matt...

-Me la pidió-fruncí el ceño, no podía imaginar a Klaus haciendo algo sin pedir nada a cambio a alguien-¿No crees que se la haya dado?-soltó una carcajada

-Bueno, no tienes fama de amable o considerado o caritativo o...

-De acuerdo-me interrumpió-entendí-me reí-pero dijo que una dosis podría salvar a Caroline en caso de que te transformarás en lobo muy cerca del pueblo-asentí

-¿Te gusta Caroline?-sonreí, él fingió que no le importó pero justo ese detalle fue lo que lo delató-esta bien, ella es mi amiga, es un poco irritante pero dulce, amable

-Y sale con Tyler-hice una mueca-y me odia-asentí

-Tienes razón, entonces ríndete-me encogí de hombros

-En otro tema, me debes una sala-fruncí el ceño, miré a lo que él veía, el sillón donde había dormido, estaba arañado, como si hubiera tratado de transformarme y después me hubiera arrepentido-y mejor ni hablamos de las botellas

-Considéralo como compensación por casi matarme

-¿De verdad creíste que te mataría?-me miró con seriedad, mi respuesta se modificó en ese momento

-Debo admitir que lo pensé un momento-sonrió

-Créeme, también yo lo consideré-tragué saliva, un golpe en la puerta nos hizo callar-quédate allí-asentí-En verdad eres molesto-se quejó

-Bueno, mientras tengas a Eve, tendrás que verme, mucho, yo te sugeriría que te fueras-golpeé mi cara con la palma de mi mano, en verdad no entendía como Damon podía seguir con esas bromas a pesar de lo que ya habíamos pasado

-Supongo que me traes las dos estacas que faltan-asomé la cabeza por la puerta, agudizando el oído, esperando que no me viera

-Casi, en realidad, venía a hacer relevo

-¿Qué?-pregunté saliendo a donde estaban

-¿Acaso no dije que te quedarás allá?-gruñó Klaus, molesto, volví a la habitación-creo que fui bastante claro cuando dije que quería las estacas

-Mira, tengo una-se la dio-pero tenemos un problema con la otra, que solo Eve puede resolver-hubo una pausa-la otra la tiene Alaric, bueno no él-me quejé, no podía creer que le hubieran tomado en cuenta para el absurdo plan-no hay manera de encontrarla, es su padre, creemos que ella es la única que puede encontrarla

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora