18.- Reinicio

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Abrí los ojos, no sabía cuando había llegado allí, acababa de salir del bosque hacía unos días, que era lo que había tardado en salir de donde estaba mi abuelo y en lo que llegué en Mystic Falls, sentía algo en mi pecho, como un pequeño hueco, la tristeza era terrible, pero no podía entender porque, supuse que era por haber abandonado lo que yo había sentido mi hogar, porque de alguna manera, el gen de licántropo era mucho más fuerte que el humano.

Tomé aire con fuerza, empecé a correr, colgarme en las ramas de los árboles, me arrastré de nuevo por el suelo, por alguna razón los pies me llevaron a la casa de los Salvatore, me pregunté si sería buena idea entrar, tenía un mes que no veía a Damon, podrían haber pasado muchas cosas, quizá el moreno estaba molesto por la manera en la que me comporté la última vez que lo vi, porque nunca respondí su mensaje, porque no había sido honesta con él. Estaba por darme la vuelta, entonces escuché algo que se rompió dentro, sin pensarlo entré.

-Damon-le grité, peleaba con Stefan, ambos se detuvieron y me miraron

-¿Como saliste?-preguntó, acercándose a mí

-¿Salir de donde?

-¿Eve?-Elena me miró desde la puerta, detrás de ella venía un hombre con un impecable traje

-No les haré daño, pero a cambio quiero una disculpa-dijo el hombre sentándose en el sofá

-¿Qué?-exclamaron los dos Salvatore al mismo tiempo

Damon negó con la cabeza y subió las escaleras, lo seguí con rapidez, traté de llamarle pero no me hizo caso, tuve que empujar la puerta con fuerza para evitar que se estrellará en mi cara, había una chica allí, vestida solo con ropa interior de encaje

-Te dije que te fueras Andie-gruñó el moreno-estoy molesto

-No-dijo con valentía-necesitas saber que alguien te quiere, yo te quiero Damon-me quedé callada, sin saber que decir o hacer, pero él la mordió con demasiada fuerza, me acerqué para detenerlo, pero me empujó con fuerza, ella estaba llorando

-Vete-le dijo-antes de que te mate-ella obedeció-tu también vete

-No me iré-las líneas debajo de sus ojos aparecieron, me acerqué a él-ella tiene razón...

-No necesito compasión-gruñó

-Nunca te he tenido compasión-se quedó callado-te amo Damon-me miró sorprendido-quizá yo no sea la persona que quisieras que te dijera eso, pero, no tengo nada más-me envolvió en sus brazos, aún tenía un hilo de sangre que se limpió en mi blusa, no esperó mucho tiempo antes de besarme, era dulce, cálido, algo dentro de mí me gritaba que no estaba bien que sucediera eso, pero mi cuerpo lo necesitaba, podía sentirlo-tengo que irme-murmuré contra sus labios cuando se alejó para permitirme respirar

-No te vayas-me apretó con más fuerza

-Tengo que hacerlo-enredó sus dedos en mi cabello, me acercó a él no solo con más firmeza, sino con fuerza, para volver a devorar mis labios, con más hambre, podía sentir la necesidad que tenía, pero no podía dejarme llevar-lo siento Damon-me alejé, puse mis manos en su pecho para evitar que volviera a hacer eso-tengo que irme-lo escuché quejarse, como un niño pequeño hizo pucheros

-Quisiera ver la intensidad que hubo el día del baile-acarició mi espalda-sin que me rompas el cuello por supuesto

-¿De que hablas?-me reí, tratando de ocultar los escalofríos que me provocó sentir su piel rozando la mía-volveré después-le di un rápido beso en la mejilla

-No voy a dejar que te vayas-me detuvo, el peso de su cuerpo era mayor al mío, no podía moverme demasiado, volvió a besarme, esta vez la dulzura desapareció, no había nada más que lujuria, necesidad

Sostenía su peso con una mano y con la otra delineaba mi figura, sentía mi cuerpo incendiarse, como una especie de medicina que no sabía que necesitaba, después de un par de veces de recorrer, levantó un poco mi blusa, volver a sentir la yema de sus dedos tocar mi piel, me encendió, no lo pensé más, abrí su camisa, con el índice dibuje una serpiente en el pecho del moreno, vi que se estremeció, sentí sus colmillos enterrarse un poco en mi labio inferior, solté un quejido que provocó un pequeño gruñido de parte de él. 

Soltó mis labios para bajar lentamente por mi cuello, sentir su aliento cálido, un poco entrecortado, hizo que una corriente eléctrica me recorriera por completo, con una de las manos jugué con el cabello del moreno, enredándolo en mis dedos, sacudiéndolo, sentí un peso extra en mis piernas, las separé, su cuerpo se amoldó a la perfección con el mío, con los pies en su espalda lo acerqué más a mi, quería sentirlo más cerca y cada vez más.

-Tengo que irme-susurré cuando trataba de quitarme la blusa

-¿Es broma?-se quejó, negué con la cabeza

-Tengo que irme-tomé su rostro con ambas manos, di un pequeño beso sobre sus labios

-¿Porque?-trató de regresar a besar mi cuello, pero lo detuve

-Alaric se preocupará por mí-frunció el ceño-acabo de volver y me escapo al bosque-negué con la cabeza, me moví para salir de debajo del moreno-tengo que hablar con él y disculparme-suspiró, acomodé mi ropa-¿te veo después?

-¿Quieres verme después?-se levantó, tomó un vaso de Bourbon que estaba en la mesita cerca de la puerta

-Por supuesto-sonreí, me disculpé y despedí con un beso, me supo amargo, triste

Bajé las escaleras con lentitud, sabía que tenía que irme, volver a mi casa, pero no quería, deseaba estar con Damon, hasta que el sol nos despertará, hasta que nuestros labios dolieran, hasta gastarnos la piel, aunque no debía ser así, antes de llegar a la puerta, el hombre de traje me detuvo

-No le dirás a mi hermano que me viste-murmuró, vi sus pupilas dilatarse, me estaba hipnotizando

Parpadeé un par de veces, no recordaba porque me había detenido, suspiré, volví a perderme en el bosque, el olor me tranquilizaba, me transmitía una paz que no podía creer que podría sentir, tragué saliva, cada vez que algo accidentalmente me tocaba venía a mi cabeza las manos de Damon, tenía que concentrarme, tenía que volver a mi casa y que Alaric no notará mis mejillas demasiado rojizas, porque las sentía de esa manera.

Justo unos metros antes de llegar a mi casa, me detuve, como si no quisiera avanzar más, como si quisiera detenerme, pensé en regresar a casa de los Salvatore, pero empezaba a amanecer, el fuego en los ojos de Damon debía haberse apagado hacia algo de tiempo, apreté los puños, me obligué a seguir caminando, al abrir la puerta me di cuenta que había sido un completo error no haberme quedado allí, los recuerdos llegaron de golpe, entendía porque me había sentido tan mal, tan vacía, tenía que alejar al moreno y lo único que había hecho era acercarlo más, encender una llama que no podría apagar.

-Volviste justo a tiempo amor-me saludó un hombre, ese debía ser Klaus-¿te divertiste?-me inspeccionó, se mordió la muñeca y me la ofreció-bebe-ordenó, obedecí sin pensarlo, el sabor metálico de la sangre me llegó de golpe, levantó mi cabello para ver mi cuello-sanó rápido-fruncí el ceño, había quedado marcado en mi blusa el líquido vital de la tal Andie-ve a cambiarte, lista para el combate-apreté la mandíbula, quería negarme-ahora-gruñó, me encerré en mi cuarto, utilicé un cómodo pantalón negro, una blusa sin mangas, unas botas militares, levanté mi cabello en una coleta, salí de nuevo, me miró de nuevo-muy bien amor, ármate-tomé un par de estacas y bombas de verbena, una ballesta que estaba cargada

-No quiero matar a nadie-solté mientras guardaba un par de dardos de verbena en la orilla de mi pantalón

-Si no intervienen, no necesitarás hacer nada-me explicó

-Yo ya te ofrecí los sacrificios-dijo Katherine apareciendo detrás de él

-Ven cariño-me guió afuera de la casa, donde ella no pudiera escucharnos-hay una mujer lobo cerca de la casa de Lockwood, captúrala, sin hacer daño-tragué saliva-la quiero viva, no importa lo que necesites hacer, hazlo-me quedé en silencio, era como si la parte humana de mi ser se apagará y solo quedará una cazadora, lista para atacar.

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora