22.- Chicago

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Llegamos a Chicago, Klaus buscaba que Stefan recordará algo, que había sucedido durante su tiempo de destripador, quizá en los años 20, no me interesaba, tenía que buscar la manera de liberar a Stefan, que estaba al borde del abismo, sostenido solo por la idea de volver con Elena, algún día.

-Veremos a mi bruja favorita-explicó Klaus, pasando su brazo por mi hombro, caminando a mi lado-aunque tu amor, podrías quedarte-fruncí el ceño

-¿Porque no puedo ir con ustedes?-me miró como analizándome, tuve que reprimirme

-Porque quiero que hagas algo por mí-metí mi mano a la bolsa, apreté la verbena que había guardado para alguna ocasión, esta vez no iba a controlarme-vas a quedarte aquí, hasta que te lo pida

-Bien-asentí, me senté en el suelo, como una niña pequeña

-¿Nos vamos?-preguntó, Stefan asintió, vi que señaló algo antes de marcharse

Cuando al fin se fueron y estuve segura de ello, me levanté, era un teléfono celular, suspiré de felicidad, miré a todos lados, buscando alguna clase de cámara o alguien escondido, pero no fue así, marqué el número que conocía tan bien, tardó un par de segundos en responder.

-¿Papá?-la voz se me quebró

-¿Eve?-escuché la desesperación-¿Donde estás?

-Solo tengo unos segundos-lo detuve-estoy viva, estoy bien, no puedo decirte donde estamos, pero, voy a volver, te lo prometo-tragué saliva, procurando deshacer el nudo que se había formado en mi garganta-te amo papá-colgué, escondí de nuevo el teléfono, tenía que controlar mis sentimientos, Klaus debía creer que aún era leal a él

Volvieron después de un par de horas, peleaban, aunque no sabía porque, algo que Stefan no podía recordar, me levanté y me acerqué a ellos, Klaus se acercó a un ataúd que había, lo abrió, había una mujer, con una daga en el corazón, como la que tenía Elijah, el rubio quitó la daga y me la lanzó, la guardé para tenerla cerca de mí, tenía que hacerlo, era una garantía

-Ven aquí amor-di un paso más cerca-suéltala-dejé caer la daga-vas a alimentar un poco a mi hermana-fruncí el ceño, pero me mordió la muñeca y luego la acercó a la boca de la chica en el féretro, ella bebió, hasta que Klaus tuvo que detenerla, mordió su mano, me dio a beber de su sangre-vamos a ir a tu departamento-le dijo a Stefan-tu vienes esta vez-nos detuvimos frente a un hombre que cuidaba allí-cuando despierte dile que vaya a donde Gloria y déjala que beba de ti hasta que se sacie

Caminé detrás de ellos, a pesar de que en más de una ocasión quise dar media vuelta y salir corriendo, nos detuvimos en un complejo de apartamentos, entraron a uno en concreto, estaba sucio y viejo, pero un olor me hizo fruncir el ceño, era el aroma a Bourbon y cuero, Damon. 

Klaus comenzó a hablar, de nuevo del pasado, pero yo inspeccioné el lugar en búsqueda de algún indicio de que Elena, Alaric o Damon estuvieran allí, vi la cama un poco sumida, alguien debía haber estado allí, tuve que sacudir una mesita, tratando de ocultar el espacio de lo que creí era un libro que debió estar allí, antes de que nosotros llegáramos. El híbrido abrió una puerta que ocultaba una alacena detrás de una estantería, había alcohol, Stefan se asomó, lo vi tensarse, toqué su espalda, pero eso no hizo más que mantenerlo más preocupado

-Mira que encontré-sacó una botella-¿puedes cerrar?-me dijo mientras alejaba a Klaus

Antes de hacerlo, miré a dentro, estaba Elena, se veía aterrada por mi mirada, le hice un sutil gesto de silencio, ella asintió, pero la veía temblorosa, salí de allí, y cerré la puerta que la ocultaba de nuevo, pregunté sobre los nombres anotados en la pared, a penas los había notado, Klaus empezó a explicarme, eran las víctimas de Stefan mientras fue destripador, suspiré, negué con la cabeza y salí de lugar con los vampiros siguiéndome.

Llegamos a un bar, me senté en la barra junto a ellos, la mujer que atendía se veía mayor, preguntó por alguien, supuse que era por la rubia que había bebido mi sangre cuando Klaus respondió que no debería tardar. Tomé una cerveza, le di un par de sorbos, estaba fastidiada, solo estaban dispuestos a recordar el pasado, yo no quería saberlo tenía que buscar la manera de escapar. Stefan se levantó, había visto algo, me quedé sentada, junto al híbrido

-¿Que piensas amor?-su voz me sacó de mis pensamientos

-Que Chicago no es tan divertida a como lo recuerdas-solté el aire y di otro trago

-Debiste conocernos entonces...

-Me hubieran matado sin pensarlo-lo interrumpí, él sonrió con malicia

-Tienes razón, nos gustaban las chicas hermosas-levanté la ceja, burlona, se acercó a mí, me quedé quieta, tratando de parecer imperturbable, pero era casi imposible, sentí su aliento chocar en mi cara, se detuvo unos centímetros antes de mi boca, pareció pensarlo mejor, movió mi cabeza, mordió mi cuello, solo para beber un poco y soltarme, me extendió su muñeca, le hice un pequeño corte y bebí-No te das por vencido-miré detrás de mí, estaba Damon

-Devuélveme a mi chica y a mi hermano y no tendrás que verme más-tragué saliva, estaba preocupada 

-Que conflicto, porque les prometí que no morirías, pero ¿cuantas veces tengo que dejarte ir?-hizo una pausa-es claro que quieres morir o no vendrías aquí-el moreno se encogió de hombros

-¿Que te digo? Me gustan las emociones fuertes-Klaus se levantó y lo tomó del cuello, lo levantó en el aire

-Estoy algo ebrio, perdón si no encuentro tu corazón a la primera-le enterró un trozo de madera en el abdomen, una parte de mí sabía que debía mantener la farsa, pero no podía permitir que le hiciera daño

-¿Quieres una pareja criminal? Olvídate de Stefan, yo soy mucho más divertido-a penas pudo decir, lo miré preocupada, el híbrido lo empujó, rompiendo una silla y una mesa en el proceso, tomó un trozo de madera, iba a matarlo

-No serás divertido, cuando mueras-levantó la estaca, yo corrí, me tendí entre el cuerpo del moreno y el del híbrido, mantuve mis ojos cerrados, esperaba el golpe que nunca llegó, al contrario, me llegó el olor de madera quemándose

-No en mi bar-gritó la mujer mayor, era una bruja-Hazlo afuera

-Levántate-gruñó Klaus, tomando mi brazo con fuerza-no tienes que negociar la libertad de tu hermano, cuando termine, él no querrá volver-casi me tiró por la fuerza con la que me movió-en cuanto a ti, ya pensaré en tu castigo

-Mátame entonces-me empujó fuera, me cargó como un costal y salimos de allí, no nos detuvimos hasta que llegamos a la bodega-Basta Klaus-vociferé, me empujó con fuerza, me golpeé con algo al caer

-Creí que al fin habías entendido tu propósito-se acercó a mi de manera amenazadora pero me levanté para encararlo

-¿Cuál? ¿Quieres que me conmueva porque en algún punto tienes algo de humanidad?-grité molesta-¿o me necesitas porque quieres que caliente tu cama?-la rubia apareció, y enterró una daga en el pecho de Klaus, sentí algo de felicidad, hasta que la quitó sin problemas

-Sabías que no moriría-exclamó él

-Pero esperaba que te doliera-soltó la rubia

-Entiendo que estés molesta conmigo-me miró-después me encargaré de ti-comenzó a caminar tras su hermana, tomé aire, fui detrás de ellos, no podía perderme ningún detalle-Puedes pasar-casi con teatralidad, Stefan se dejó ver, se acercó lentamente a ellos, con precaución, se detuvo a medio camino, el híbrido recortó el espacio, le susurró algo, vi al vampiro afectado

-Rebekah-murmuró él, de repente la miraba como si la conociera, estaba en una posición de desventaja-te recuerdo-era un mal momento para huir, con un híbrido y dos vampiros que me perseguirían tenía todas las posibilidades de morir y podría hacerlo así o esperar el destino que Klaus me tendría preparado-somos amigos-ella se lanzó contra el ataúd, lo lanzó, cayó sobre mí, escuché uno de mis huesos crujir, Stefan levantó la caja mientras Klaus me sacaba de allí, enderezó mi pierna y me dio a beber de sus sangre

-Vámonos-murmuró Klaus, me levantó como a una niña pequeña y salimos de allí

Evelyn SaltzmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora