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—Señor ya hemos llegado al complejo sur.

—Así veo, Tao. —JongIn abrió la puerta del coche y salió antes de esperar a que su guardaespaldas asegurara la zona.

No podía esperar, cada segundo era vital. Tenia que encontrar al sobreviviente y ver por sus propios ojos si era o no SeHun, si era o no su salvaje omega, el veneno que recorría su cuerpo conduciéndole a la locura y del cual la única cura era tenerle por siempre a su lado, marcarle para que todos supieran que le pertenecía en cuerpo y en alma.

Avanzó velozmente hasta la entrada del complejo, donde divisó a dos guardias de seguridad apostados frente a las puertas metálicas del edifico. No detuvo sus pasos hasta llegar frente a ellos, ignorando las caras de sorpresa que pusieron estos. Le habían reconocido, era evidente. Pocas personas le conocían al ser el empresario mas joven y el que mantenía la fama de cruel, al que no le temblaba la mano a repartir su "castigo" entre quienes se lo merecían.

<<Bien, me facilitará las cosas el que me reconozcan>>. Pensó, sonriendo internamente. Disfrutaba jugando con sus presas, poder oler el miedo que generaban cuando le miraban directamente a los ojos y comprobaban que hablaban en serio, que no dudaría ni un segundo en destrozarles con sus propias manos.

—Apártense, voy a entrar —les exigía alzando la voz, provocando que se sobresalten y agarraran con fuerza las armas de fuego que portaban en sus manos,

—No podemos permitirle la entrada a...—El guardia que rompió el silencio se callo cuando tuvo toda la atención de JongIn sobre él.

Aquella mirada le paralizó y le provocó que saboreara el miedo como nunca antes lo había hecho. Estaba ante un depredador a punto de saltar sobre la presa y por culpa del destino, aquel día la presa iba a ser él.

Al ver a su compañero enmudecido a un paso de que le se cayeran los calzoncillos al suelo del miedo. KyungSoo se armó de valor y dio un paso hacia delante, manteniendo un férreo control sobre el fusil de asalto que tenia en sus manos. Se sentía seguro con aquel pedazo de metal. El moreno no podía hacerles nada. Estaban protegidos, no sólo por la posición que tenían como los guardias de seguridad de un recinto de suma importancia, si no por estar bajo las ordenes de aquel maldito que había querido exterminar a todos los omegas sin estatus social en aquella explosión que anteriormente había sucedido.

<<Maldito YiFan>> Pensó mientras nuevamente escuchaba la voz de aquel bajo guardia que se mostraba imponente frente a él, sin miedo.

—No puede entrar al complejo, señor Kim.

JongIn se giró y miró al otro guardia de pies a cabeza. No lo reconoció, debía ser nuevo, era la única explicación posible puesto que, conocía a todos los guardias de seguridad de aquel recinto, mas si se trataba de algún empleado de YiFan. Tendría que emplear aquel famoso refrán para poder evadirlo.

"Conoce a tu enemigo mejor de lo que te conoces a ti mismo."

—Eres nuevo—no le preguntó, no hacía falta, lo sabía, pero quería dejarle una cosa clara a ese hombre. Dio otro paso hacia delante, casi rozando el frio metal del fusil con su pecho—, y sólo por eso, no te mataré. Pero si no te apartas en estos momentos de mi camino no seré compasivo contigo, por mas que me muestres una actitud digna de un valiente guardia —miró al otro hombre que estaba temblando muy cerca de la puerta de entrada, con la espalda contra el metal—tú correrás el mismo destino que tu compañero —regresó la atención hacia el guardia que se mantenía con el fusil en sus manos frente a él. Podía leer el miedo en sus ojos, la duda, pero también la determinación. Un hombre así era lo que necesitaba en su equipo, solo escogía a los mejores, los que eran capaces de enfrentarse a la muerte con la cabeza bien alta y dispuestos a reírse de ella.

Si ese día no lo mataba averiguaría quien era para contratarle en su equipo.

—Apártate, no lo voy a repetir de nuevo —le aseguró entrecerrando los ojos.

Seria una pena tener que matarlo, pero lo haría, el tiempo corría velozmente en su contra y no iba a detenerse ante nadie, ni, aunque estuviera en esos momentos delante de él el maldito YiFan, acabaría con él y lanzaría su cuerpo al mar para que fuera comida para los peces.

—No puedo, mis órdenes son...

Le asestó un golpe con el que le rompió el tabique nasal, incrustándoselo en el cráneo, matándolo en el acto.

El pequeño cuerpo del guardia cayó a sus pies con un gran estruendo. JongIn pasó por encima de él y miró al otro hombre. Entrecerró los ojos y resopló con asco al oler a orina. Se había meado en sus pantalones del miedo. Patético. Lástima que tuvo que matar al guardia que tenia valor para enfrentarse a la muerte de cara, habría sido un buen fichaje en su equipo de seguridad.

—Abre la maldita puerta, o...—Hizo un gesto con la cabeza señalando el cuerpo de su compañero.

No le hizo falta decirle nada más. Estaba claro su mensaje.

O abres la puerta o te mato.

Simple, pero muy efectivo. Sonrió al ver como le dejaba pasar una vez que la abrió.

Estuvo tentado a decirle, buen chico, como si fuera un perro, pero se mordió la lengua, No era momentos para la burla, aunque fuera hacia un patético hombre que temblaba como un niño pequeño ante la visión del monstruo de sus sueños. Debía hallar al sobreviviente y comprobar con sus propios ojos si era o no SeHun.

Pasó por su lado sin siquiera dirigirle una mirada, y entró en el complejo. Sus pasos resonaron en el silencioso lugar, escuchándose un eco a su espalda. No miró hacia atrás pues sabía que el único que le seguía de cerca era Tao, siempre a su sombra protegiéndole.

Observó con atención el complejo sur. Era un sitio de estructura metalizada que apestaba a sangre y a muerte, en lo que no se veía nada, eran metros y metros de pudrición que se encontraban salpicados de sangre y otros productos indeterminados. Al fondo una serie de puertas de metal oscuro y abolladas desde dentro como si alguien o algo las hubiera golpeado buscando salir.

Se dirigió hacia ahí, hacia las puertas abolladas, maldiciéndose por dentro al no haber estudiado el lugar antes de embarcarse a capturar al sobreviviente.

Cuando estaba llegando a una de las puertas, una de esta se abrió.

<<Perfecto. Me joderia si tuviese que ir golpeando puerta en puerta para ver si al que busco se encuentra en su interior>> Pensó irónicamente al ver salir a tres idiotas con el traje de seguridad del maldito de YiFan.

<<Interesante>>

—¡Intrusos! —Exclamó el hombre que le había visto primero haciéndole sonreír y negar con su cabeza, sabía que todo aquel imbécil que atreviese a tocarlo sería rápidamente exterminado.

—Tao, a ese lo quiero vivo. —Señaló con un gesto de cabeza al soldado que lo había amenazado, quien le había dicho "intruso", le daría una muerte lenta después de torturarlo para averiguar mas acerca de su "jefe".

Los guardias se rieron en alto quitando el seguro a sus armas.

—Es cierto lo que dicen de ti, que eres un maldito hijo de puta que se cree que tiene el mundo a sus pies y...

Todo sucedió muy rápido, apenas unos segundos en los que los gritos sorpresa y dolor rompieron el silencio del lugar. 




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