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SeHun notaba como cada músculo de su dolorido cuerpo palpitaba de placer, de dolor, de necesidad colmada, de anhelo por repetir aquella experiencia.

Le mordió el hombro donde se percibía con claridad la marca de sus dientes, sonriendo internamente al escuchar los quejidos de SeHun.

—Joder... pesas JongIn, sale de encima.

Este sonrió y lamió la herida que le hizo en el hombro. —No me engañas SeHun, sé que te gustan los mimos post coitales.

SeHun rompió a reír, provocando que JongIn saliera de su cuerpo y se posicionara a su lado, sin dejar de tocarle, sin romper el abrazo, pero liberándole de su peso. No olvidaba que estaba malherido y no iba a arriesgarse a que sus heridas se abrieran de nuevo, aunque era irónico pensar esto tras la sesión de sexo salvaje que tuvieron en el sofá. Pero no pudo controlarse, no pudo contener por más tiempo las intensas ganas de poseerlo, de hacerlo suyo.

—¿Mimos post coitales? ¿De verdad? ¿Dónde has aprendido eso? —

JongIn sonrió y le acarició la cadera, pasando los dedos sobre las marcas que dejaron estos en la pálida piel de su amante. —Lo aprendí estando contigo, a ninguna otra le permitiría que me tocara después de tirármela.

El rostro de SeHun se oscureció de los celos. Si JongIn quería mantener su polla intacta que dejara de hablar de sus otras amantes o no respondía. Así se lo hizo saber. —Por tu bien te aconsejo que no vuelvas a hablar de tus otras amantes en mi presencia o...

JongIn no le permitió continuar la amenaza, ya que le besó, cortándole en seco. Provocando que su cerebro se electrocutase por la habilidad de su lengua, por la intensidad de aquel beso, por el fuerte deseo que sentía por aquel hombre. —Me encanta verte celoso —susurró tras cortar el contacto, apenas a unos centímetros del sonrosado rostro de SeHun.

Este giró la cabeza y no le miró a los ojos, avergonzado consigo mismo, al responderle—No te hagas una idea equivocada, no estoy celoso, es solo que si yo soy tuyo tú también tienes que ser mío, y si rompes esta sencilla regla se acabó todo. No voy a ser el segundo plato de nadie.

—Te aseguro que eres mío desde el instante en que te vi, en que te entregaste a mí por primera vez, y no voy a permitirte que te alejes de mi lado.

SeHun bufó sin cortar la mirada. —Ya me aburres con esa cantinela, te repito JongIn. Si me crees tuyo, tú también eres mío o no hay trato, estoy cansado de ver cómo te alejas de mi lado después de correrte. Esperar a que me vuelvas a llamar para volver a verte, y...

De nuevo le interrumpió con un beso, lánguido, cálido, lleno de pura magia que los acarició a los dos. —Te juro que estarás a mi lado para siempre, SeHun. Es la única promesa que puedo hacerte, y si para que eso ocurra he de matar a todas mis amantes, lo haré gustoso. Y tendrás el privilegio de verlo en persona.

El corazón de SeHun dio un vuelco al escuchar aquel oscuro juramento. Ya sabía que JongIn no le iba a decir que lo amaba, si lo hiciese sería el fin del mundo. El amor era un sentimiento que te volvía débil, y por tanto el alfa se negaría a aceptarlo o a manifestarlo, aunque estuviera bajo tortura. Lo conocía bien. Pero escucharle decir que iba a acabar con todas sus amantes, que estaría dispuesto a matarlas por él, era un retorcido y oscuro regalo que atesoraría. Este era un mundo en el que la piedad no tenía cabida, en el que el poder y el dinero movían los hilos de los poderosos, y encontrar lo que tenía con JongIn era un regalo envenenado que lo mataría, pero que gustoso lo aceptaría. Él mismo bebería todo el contenido del envase. —Por tu bien espero que cumplas tu promesa, o nuestros caminos se separarán en el momento en que me la juegues.

Antes de que JongIn le recordara que "no lo iba a permitir" o que "le pertenecía hasta que la muerte los separara", SeHun le besó, mostrando todo el dolor, la rabia, y el amor que sentía por ese hombre, por el alfa que cambió para siempre su vida, su existencia. El beso se volvió salvaje y durante el resto del día se olvidaron de lo que se les venía encima, centrándose en explorar y memorizar el tacto, el sabor y el fuego que los consumía cuando sus cuerpos se unían desesperados. Era hora del placer, de recuperar el tiempo perdido. De crear nuevos recuerdos que atesorar. Más tarde se preocuparían del resto del mundo. De lo que se les venía encima. Del traslado a otro lugar seguro antes de que todo explotara a su alrededor.

De los juegos de poder de los demás empresarios que a esas horas ya estarían informados de lo acontecido. Había mucho por hacer. Desde desestabilizar las empresas que aún se mantenían a flote de YiFan, a matar a su equipo de seguridad para dejarle desprotegido. Tenían que tenderle una trampa, averiguar donde se escondía para mantenerle controlado y saber el momento exacto en que saliera de su madriguera para darle la estocada final. YiFan era una serpiente que muy pronto... quedaría sin cabeza.

El futuro para JongIn y SeHun era incierto, había muchas probabilidades de que las cosas no salieran como pensaban. Lo único cierto era que se enfrentaban a dos finales posibles: vivir o morir.


Quiero decirles que este es el final del libro, y que ahora dependerá de mi imaginación completa para terminar esta historia y no dejarla hasta aquí. Quizás a termine en unos 5 capítulos mas y haga una segunda temporada, no hay nada seguro. Eso si de haber una continuación desde aquí, la habrá. 

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