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Había logrado hacer ingreso a una de las partes más importantes del complejo sur haciéndose pasar por uno de los hombres de YiFan, teniendo que ocupar un uniforme jodidamente detestable, que olía muerte e incluso a orines, pero que más daba, no podía estar discutiendo por ello ahora. Menos cuando debía reunirse con la principal amante del magnate, quien le soltaría información valiosa a cambio de dinero que transportaba en la supuesta "mochila de combate" Quizás la actual Rubí, le pediría más dinero a cambio y tendría que acceder, pero la cuestión estaba en encontrarse con ella sin que se generara sospecha alguna, aun debía cruzar un par de calles más hasta llegar a la actual residencia de esta, teniendo suerte si es que esta se encontrase sola. Ya que, en ningún momento esta le había asegurado a través de mensajes de texto por distintos números, que lo estaría.

Tenía que ser precavido, tenía que tener cuidado y lo más importante, debía saldar su cuenta.

—Ha pasado tiempo, ¿no es así querido Huang Zi Tao?

Fue sorprendido de repente por su espalda, sintiendo un cuchillo afilado rodear su yugular, mientras que su cuerpo por un momento pudo sentir aquel calor recorrerlo, poniéndolo en alerta, desalmando aquel ataque sorpresa, quitando aquel cuchillo, al contrario, doblando su brazo, en una perfecta llave la cual dio paso a un enfrentamiento cara a cara, en donde un rostro familiar le fue revelado, provocándole una risa, la cual el contrario había imitado de igual forma.

—No me digas, te encuentras al fin trabajando en algo útil en tu vida, Loey...

Le respondió Tao al más alto quitando su expresión de inmediato de su rostro, sintiendo una necesidad de estrangular a su contrario con sus propias manos, ya que para Loey, o mejor dicho para Park ChanYeol, todo era risa, la muerte, el sacrificio, todas las malditas cosas simplemente él las transformaba en una especie de juego para su sólo gocé.

—Dime ¿Te encuentras trabajando para una serpiente como lo es YiFan? —preguntó queriendo averiguar algo del de cabellos grisáceos, a lo que el ajeno chasqueando su lengua, jaló de sus propios cabellos hacia atrás, encogiéndose de hombros en lo que iba por su cuchilla, la cual reposaba a unos cuantos centímetros de él.

—Quizás este trabajando para él, o quizás lo esté haciendo por beneficio y curiosidad propia, tu sabes

Le respondió ChanYeol, posando una de sus manos en su hombro, una vez tuvo su cuchilla en su otra mano.

—No, no sé a qué demonios te estas refiriendo, es más, nunca pude entender tu estúpido lenguaje lleno de intrigas, así que habla claro.

Le exigió, a lo que el alto puso sus manos al frente, simulando una seña de "calma", antes de volver hablar.

—Quiero ver que tan bueno esta ese omega que tanto desean este par de bastardos con mis propios ojos, no me sirve solamente el saber su nombre, además, TU SABES, uno tiene sus instintos y dicen que lo ajeno sabe mejor que lo propio. —Remarcó ChanYeol, haciendo énfasis a un recuerdo dentro de la cabeza de Tao, quien lo miró con repudio, ignorando su comentario, queriendo seguir con su camino.

—Que asqueroso eres, al sacar aquel tema.

Soló susurró notando como este le frenaba nuevamente su paso, mirándole esta vez con aquella mirada que caracterizaba a los alfas ordinarios, una feroz, que te señalaba lo hambriento de sangre que podía estar este.

—Esta bien querido Tao, no es necesario que la recuerdes así, ella fue la que me buscó, pero—comentó ChanYeol inclinando su cabeza para estar a la altura de la frente de Tao, revelándole sus colmillos agraciados, para luego seguir con lo que quería decir. —yo que tu tendría cuidado al llegar hasta donde se encuentra la tal Rubí ya que esta, no está sola se encuentra rodeada de hombres, así que, mi mejor consejo, sería el que utilizases el ataque sorpresa, teniendo obviamente cuidado con aquellos detalles, los cuales nunca supiste mejorar.

Tao sorprendido ante tal revelación, miró extrañado a su ajeno, quien sólo río separándose de él.

—No creas que lo hago para dejarte el camino libre, sino que, veelo más como un acertijo en este juego, quiero que esto sea emocionante, y quiero que tengamos una pelea campal, en donde se vea quien pierde su honor primero.

Tao no le respondió nada a ChanYeol por lo dicho, sino que, sólo diviso al contrario irse de forma calmada silbando, sabiendo posiblemente a donde tendría pensado dirigirse este.

<<Tenía que ser rápido, tenía que acelerar el proceso antes de que aquel maldito se atreviese a tocar a su señor, e incluso, si este se atreviese a tocar a aquel maldito omega, que no hace más que sólo traer problemas>>

Pensó retomando una vez más su camino, acordándose de las palabras del ajeno, acertando en todo lo mencionado por aquel bufón, que a veces solía decir la verdad sólo por querer ser él el centro de atención.

Patético.

Terminó por quebrarle el cuello con tan sólo una vuelta con sus manos al último hombre que hacía guardia en la residencia de la amante de YiFan, claro, creyendo que era el último. Puesto que, tuvo que maniobrar con uno que era mucho más grande y corpulento que él, sacándole así una que otra gota de sudor, como también uno que otro rasguño.

No tenía mucho tiempo para estar ahí, así que ingresó a la mansión de la ajena, notando como Rubí se encontraba lista y preparada con un par de cartas que revelaba información de YiFan, esta sabía que no tenía mucho tiempo, por lo que no hubo mucho contacto, sólo pudo notar que esta se trataba de una castaña, con su cabello inmensamente largo y sedoso, en su rostro pálido se podía percibir la determinación, como su buen aroma, que su entrepierna dolía.

<<Mierda...>>

Gruñó para sí mismo, pero fue interrumpida su cabeza, notando la voz ajena.

—En estos papeles esta todo lo determinado y lo que quiere conseguir este bastardo, no tengo más que entregar por lo que exijo lo que me corresponde para poder largarme pronto de aquí antes de que llegué Yi...

Un disparó en secó fue a dar con la cabeza de esta, junto a miles de balas que comenzaron a emerger, obligándolo a tirarse al suelo.

Tenía que pensar en algo rápido, tenía que ingeniárselas para salir de ahí, o sino seria polvo.

Podía estar seguro que tanta bondad por parte de ChanYeol tendría que ver con esto.

—Maldita sea, tengo que ir a proteger a ese omega.

Susurró comenzando a arrastrarse como lo hubiese hecho alguien del ejército. 

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