5- necesito tu ayuda

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  —¿por qué aún no la entregas? —pregunta Mía señalando la carta que llevo en mis manos.

  —porque sé que el que escribió esto, —levanto la carta —se confundió de casillero.

  —¿y por qué piensas eso? Quizás si fue Thomas.

  —o quizás no. No voy a entregarla, si el chico en verdad está interesado sé que escribirá de nuevo. Y ahí si pondrá su verdadero casillero, no puede ser el 82.

  —¿no puedes admitir que quizás Thomas si fue el que escribió la carta?

  —no. Porque no es así.

  — ¿y que pasaría si el fuera el autor de esa carta? ¿Por qué no puedes solo admitirlo? Quizás si tienes razón y yo me confundo, pero hay alguna razón por la cual no puedes aceptarlo, no hay nada de malo en ello.

  —mira... —me detengo en el medio del pasillo haciendo que ella también lo haga —no hay nada de malo en eso, pero no creo que a Thomas le guste un chico, ¿entiendes?. Solo es eso.

  —ajá —dice no muy convencida.

  —¿ahora que?—suspiro.

  —se que en parte estás diciendo la verdad, pero te conozco, no me estás diciendo todo.

La miro mientras seguimos caminando y suspiro una vez más, dándole la razón.

  —tú sabes que estoy enamorada de Thomas, y lo estoy hace dos años ¿entiendes?, se que no gusto de él y que tampoco le gustaré en un futuro... Mia, se que eso no pasará —la interrumpo porque sé exactamente  lo que quería  que decirme.

Bien, lo he confesado una vez más. Estoy enamorada de Thomas, y cada día me gusta más, lo observo en cada clase que compartimos y siempre noto algo nuevo que antes no había notado en el. Me encanta su voz, por más que no hablemos, pero amo escucharlo hablar aunque sus palabras no son dirigidas especialmente a mi.

Soy buena dando consejos de amor pero esto no quiere decir que pueda dármelos a mi misma, soy un asco en eso. se que debería ir y confesárselo, pero no puedo. Sé que echaré a perder una amistad que ya está rota, y no quiero que se rompa aún más de lo que está.

  —...pero no importa—prosigo —estoy segura de que Thomas no escribió esa carta, te apuesto lo que sea.

—bien, si yo estoy en lo correcto, y es Thomas, vamos al cine y tú pagas las entradas junto con la comida.

—me parece bien, pero si yo gano... déjame pensar... ¡lo tengo! Cómo decía, si yo gano, deberás comprarme un nuevo par de zapatos.

—hecho.

—hecho —estrechamos nuestras manos con una sonrisa.

Es obvio que yo ganaré, nunca pierdo una apuesta, y esta no será la excepción.

Llegamos al salón en donde "trabajamos" y todos ya están aquí, las únicas que faltábamos éramos nosotras.

—llegan justo a tiempo, hoy hay demasiadas personas que quieren consejos y las necesitamos más que nada a ustedes. —asiento confundida con las palabras de Jennifer y miro a la larga fila que está esperando en la entrada.

Camino hasta mi pequeña oficina y me siento de inmediato para no perder más tiempo.

(...)

Si digo que hoy es un día agotador, es poco. Sin mentir, tuve que ayudar a más de veinte personas, y todas estas tenían problemas amorosos diferentes.

Mis consejos para amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora