19- Rendición.

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  —... no, aún no encuentro nada de él. Tiene su cuenta privada, muchas cosas no puedo ver —dice Mia investigando el perfil de Daniel en varias redes sociales desde su celular.

—se que lo he visto antes, pero no puedo recordar en donde, y a él le pasa lo mismo.

—¿por qué estás tan interesada en saber de él? —dice con una pícara sonrisa.

—no estoy interesada, pero la intriga es mucho más fuerte que yo, sé que lo conozco de algún lado. —ruedo los ojos —además, él es el hijo de la pareja de mi madre, por Dios, jamás podría gustarme.

—¿no es más fácil decir "hermanastro" y ya?

—aún no lo somos oficialmente.

—tu madre ya te ha presentado a su pareja, ¿quieres algo más oficial?

—yo tengo una hermana, y no me gusta el nombre "hermanastro" es Daniel, y ya.

—el timbre sonará en unos minutos, ¿te parece si sigo con mi búsqueda en el recreo?

—claro.

Aún me cuesta creer que Gerard salga con mi madre, por el hecho de que lo conocí hace unas semanas como el amigo de mi padre. Ahora todo coincide con lo que ha dicho, tiene un hijo de mi edad, que ya lo he notado, y vino a vivir a esta ciudad porque conoció a una mujer de la cual quedó perdidamente enamorado, es decir, mi madre.

Que loco todo esto, ¿verdad?

Estoy muy segura que mi madre y Gerard antes no se conocían, por más de que mi padre y él ya lo hacían desde hace mucho tiempo, pero nunca existió una ocasión en donde los tres habrían podido hablar juntos, sin embargo, varios años después, Gerard y mi madre se conocen mediante sus trabajos y quedan embobados el uno del otro.

No creo que a mi padre le guste mucho esta idea, cuando se entere quien es la pareja de mi madre.

—¡hola Cerecita! —dice Thomas despeinando mi cabello.

Molesta miro a Thomas y comienzo a peinar mi cabello con mis dedos. Odio que me despeinen.

—Hola Thomas. —digo con una pequeña sonrisa.

No hemos hablado desde que me confesé, a excepción del día de la cena con mi madre, en donde ambos nos encontramos.

—¿En que estabas pensando? Estabas con la mirada perdida.

—solo unos asuntos familiares, nada importante.

—oh, está bien. —se queda en silencio por unos segundos. Sé que cuando hace eso es porque está nervioso y algo quiere decirme, o preguntarme —por cierto, ¿quien era el chico del otro día?

—es cierto, jamás te dije su nombre. Lo siento, se llama Daniel.

  —interesante...

  —pero te aviso que si quieres conseguir algo con el, temo decirte que no le gustan los hombres...

  —no. No. No es por ello. Solo quería saber que hacía contigo ese día —frunzo el ceño.

  —¿eso interesa? Estábamos en un restaurante, ¿que pensabas que hacíamos además de comer? ¿Mirar una película? No lo creo.

  —es que nunca lo había visto antes, solo quería asegurarme que no era nadie malo.

  —por el contrario, yo también lo conocí hace poco tiempo, pero puedo asegurarte que no es un mal chico. —al frente de nuestros ojos pasa Matt saludándonos con un movimiento de cabeza —y hablando de chicos... ¿has avanzado algo más con Matt?

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