22- POV Thomas.

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Finalmente, ya es viernes, después de una larga y ardua semana llena de exámenes ya puedo descansar.

Me enteré de que hoy habrá una fiesta en la casa de Paul, un viejo amigo. Tanto él como Matt me han invitado, pero no me dan ganas de ir. A parte, no creo que aparte de ellos vayan conocidos míos, estaría completamente solo, porque sé que tanto Matt como Paul estarán ocupados coqueteando con chicas toda la noche.

Saco mi celular y busco entre mis contactos a Grace para mandarle un mensaje.

  Thomas: Hola Cerecita, ¿irás a la fiesta de hoy?

No, mejor no. Borro el mensaje he intento escribir  otro ya que quizás no la han invitado.

  Thomas: Hola preciosa, hoy harán una fiesta y me han invitado, ¿quieres venir conmigo?

No, tampoco.

Apago mi celular y lo tiro sobre mi cama. He decidido no ir, quizás ella tampoco quiere ir, y menos conmigo.

Diablos.

No mentí cuando le he dicho que estoy realmente confundido con mis sentimientos, desde que Grace se ha confesado, no he dejado de pensar ni un minutos en ella. Está en mi cabeza todo el día.

Si bien, hoy me ha preguntado si la persona que me gusta es un chico y le he dicho que si, aún no estoy cien por ciento seguro de que sea bisexual. Es decir, ahora más que nunca me lo estoy replanteando seriamente.

Estaba seguro de que estaba completamente enamorado de Matt, sin embargo, si ahora me lo preguntan, no tengo ni idea sobre qué responder.

No es que tenga lástima por Grace y que por esa razón no he dejado de pensar en ella, si no todo lo contrario. Si bien me Shockeo un poco enterarme que le gusto a mi mejor amiga, no he dejado de mirarla desde aquel día. Aunque si soy sincero, nunca he dejado de mirarla.

Sobretodo aquel día que la encontré en el restaurante con aquel Daniel, no sé porqué, pero no me gusto absolutamente nada la idea que ella y él podrían estar saliendo.

De solo pensarlo me causa molestia y no sé por qué. Es lo que más me desespera.

Negando con la cabeza, me recuesto en mi cama, ya he cenado, así que luego terminaré algunos deberes y luego dormiré.

(...)

Mi celular no ha dejado de soñar, son las... ¿cuatro de la mañana?

¿Quien me está llamando a las cuatro de la mañana?

Lo peor de todo es que es un número desconocido.

—¿hola? —contestó la llama somnoliento

¿Thomas? ¿Estás despierto? —pregunta del otro lado de la línea una voz de mujer.

Asiento con la cabeza y luego me doy cuenta de que ella no me está viendo.

—ahora si, ya me despertado —me siento en mi cama —¿quien eres y por qué me estás llamando a esta hora?

soy Sarah, la hermana de Grace.

—oh si, ¿que ha pasado? ¿Grace está bien? —pregunto ahora preocupado y más consciente.

es lo que quería preguntarte, ¿tú no estás en la fiesta?

—no. ¿Por qué?

son las cuatro de la mañana y Grace aún no ha llegado, ha dicho que vendría a las dos de la madrugada como mucho, y cómo veras, no ha sido así. Lo peor de todo, es que ha olvidado su celular en casa, por lo que no he podido comunicarme con ella, busque entre sus contactos y al primero que encontré fue a ti antes de que se gaste su batería, así que por eso te llame.

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