12-Consejos de padre.

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Estoy en el medio de ambos, hasta que soy empujada por mi padre, el cual se acerca a saludar a su amigo.

—¡tanto tiempo, Gerard! ¿Que cuentas de tu vida?

—he venido de vacaciones, hace un año. Pero quede enamorado de este lugar, y no pude irme de aquí.

—es cierto, ¿te habías mudado verdad?

—claro, desde la última vez que nos vimos fue cuando me mudé. Pero he regresado.

—¿enamorado del paisaje o de alguna mujer?

—de ambas cosas —dice el tal Gerard con una sonrisa.

—disculpen la interrupción, pero yo quiero la pizza —los interrumpo señalando a la pizza que lleva el amigo de mi padre.

—lo siento, a eso vine —dice riendo Gerard y me la entrega— debo suponer que tú eres la hija de mi amigo.

—así es —contesta mi padre —Gerard , te presento a mi hija menor Grace. Grace, él es Gerard. Un viejo amigo que tenía en la secundaria y que no lo volví a ver desde ese entonces.

—un placer —dice el amigo de mi padre saludándome con un beso en la mejilla —¿Sabes? tengo un hijo que debe tener la misma edad que Grace.

—no sabía que tenías un hijo —le dice mi padre asombrado.

—lo mismo digo. Pero estoy separado de mi mujer hace tres años —hace una mueca —pero me alegra decir que él amor a entrado una vez más a mi vida.

—¡Felicidades por ello! Lamentablemente yo también me he separado, pero no he tenido la misma suerte que la tuya para encontrar a alguien más. Claro que, aún así soy feliz con mis hijas.

Estoy aún parada observándolos conversar, no se mi padre, pero yo estoy que me muero de hambre.

Los dejo conversando a ambos en la sala y voy a la cocina para preparar la mesa y hacer jugo. Además, seguramente tienen mucho que que hablar, ya que no se ven hace bastante tiempo.

Cuando ya está todo listo, vuelvo a la sala, pero al parecer, Gerard está apunto de irse.

—¿no te quedarás a cenar?

—gracias por la invitación, pero no puedo. Debo entregar más pedidos, además tengo que levantarme muy temprano para mi otro trabajo. Pero la próxima será.

—claro, espero que traigas a tu hijo y a esa nueva mujer contigo.

—por su puesto —sonríe —fue un gusto verte Oliver, al igual que a ti, Grace. Nos vemos pronto. —dice despidiéndose y marchándose de nuestra casa.

Mi padre cierra la puerta de casa y se da vuelta para ir a la cocina, sorprendiéndose al encontrar todo listo y ya preparado para comer.

Me mira con el ceño fruncido y yo solo me encojo de hombros.

—tengo hambre.

—lo he notado, frutillita —ríe —por cierto, no hemos terminado nuestra conversación —se sienta para comenzar a comer mientras me mira seriamente.

Agarro un trozo de pizza y lo acerco a mi plato, para después darle un mordisco.

  —no tienes que ayudarme si no quieres...

  —se que es algo que te tiene preocupada, además, no es ninguna molestia para mí.

  —está bien —suspiro — hay un caso bastante complicado —hago una mueca y bajo las vista —es sobre una chica que está enamorada de su mejor amigo, el cual es gay. Y no tiene oportunidad con el, aún así no sabe qué hacer.

—¿y eso por qué...?

—no quiere arruinar su amistad con ese chico, la recuperó hace muy poco, y no quiere perder nuevamente esa amistad.

—¿qué consejo le darás?

—no tengo idea.

—¿qué harías si eso te pasara a ti? ¿Qué harías en su lugar?

Ese es el problema. Es lo que me pasa a mi, padre.

—tampoco lo se —niego con la cabeza.—hay dos opciones, la primera es no decirle nada al chico y seguir con su vida tratando de olvidarlo. Le costará, pero sé que en algún momento podrá hacerlo. Mientras que la segunda opción es confesarse ante el chico, sabiendo que no tendrá una oportunidad con el.

—Yo sale le diría que se confiese ante el chico. ¿No será difícil para ella verlo con alguien más?

—No si él es feliz.

—pero no ella.—levanto la mirada para observar a mi padre

  —además, lo único que podrá lograr es arruinar esa amistad.

—si está Tan enamorada de él no podrá ocultárselo por mucho tiempo, ¿no crees? —sin contestarle asiento con la cabeza intentando no llorar delante de él — yo aconsejaría que espere unos días, y cuando esté más tranquila lo piense mejor. Seguramente tiene muchas cosas en su cabeza, y esta debe ser una de ellas.

Dejo salir otro suspiro alertando a mi padre.

—... y si él no se enamora de ella, es un tonto. Porque no sabe la gran chica que está perdiendo —continúa hablando y me mira con una pequeña sonrisa para después extender sus brazos, señal de que me quiere dar un abrazo.

Diablos, ya me ha descubierto.

Me levanto de mi silla y le doy un fuerte abrazo. Unas pequeñas lagrimas traicioneras se han escapado de mis ojos, al darse cuenta mi padre se separa de mí y me las limpia con mucho cuidado.

—¿quien es el idiota que hace llorar a mi pequeña?

—¿como sabías que era yo?

  —ya te lo dije, te conozco frutillita, eres mi hija. Ahora cuéntame...

  —yo... yo no sé qué hacer, soy terrible dándome consejos a mi misma.

  —tu eres la que decide, cariño. Cualquier cosa que pase podrás contar conmigo, con tu hermana, y con tu madre. Y si el chico no quiere estar contigo, iré yo mismo al instituto y lo golpeare —comienzo a reír ante su último comentario.

  —¡padre!

—¿que? Es cierto, lo haré —ruedo los ojos mientras una sonrisa se forma en mis labios.

—gracias —le doy otro abrazo.

—¿por qué,frutillita?

—por siempre sacarme de los malos momentos y ayudarme a salir de ellos. —me deja un casto beso en la frente.

—te quiero mucho, frutillita.

—yo también te quiero papá. —le doy un beso en la mejilla y vuelvo a mi lugar para seguir comiendo.

Y lo sé, por más qué pasó todo ese momento emotivo aún sigo teniendo hambre.

Lo que resta de la cena la pasamos conversando y recordando varios momentos graciosos los cuales los pasamos en familia. Haciéndome el olvidar mi "problema" con Thomas.

Después de cenar, le doy el último abrazo a mi padre y me voy a mi habitación para ir a descansar.

Hoy ha sido un día bastante largo, y no el mejor de los días.

Así que espero que mañana sea un poco diferente.

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