"Ella será grande Ser Jaime, como lo dijo su padre algún día. Será fuerte, honorable, inteligente y muy hermosa. Luchara mejor que nadie y nunca fallara un tiro. Coserá, bailará y cantará mejor que cualquiera en este reino. Y por más que quiera alej...
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Los Otros.
-¿Es verdad lo que dice el maestre Luwin?- preguntó Arya dejando la espada en el suelo.
-¿Qué dice el maestre Luwin?- preguntó Rose.
-Que probablemente estas en cinta- dijo Bran luego de soltar una flecha y dar en el blanco.
-Pues...
-¡Cuéntame un cuento!- la interrumpió Rickon.
-¿Sobre qué pequeño?- Rose se sentó junto a Bran y Rickon subió a su regazo, Arya también se acercó.
-Robb me dijo algo de los Otros...
-¿Los Otros? Ese sería un cuento de terror.
-Yo quiero oírlo- dijo Bran y Arya asintió de acuerdo con él.
- Hace miles y miles de años hubo un invierno frío, duro y largo como jamás hombre alguno había conocido. Hubo una noche que duró una generación, los rey es tiritaban y morían en sus castillos, igual que los porqueros en sus chozas. Las madres asfixiaban a sus hijos para no verlos morir de hambre, y lloraban, y las lágrimas se les helaban en las mejillas- comenzó luego de un suspiro-. Fue durante aquella oscuridad cuando aparecieron por primera vez los Otros. Eran cosas frías, cosas muertas, que aborrecían el hierro, el fuego, la luz del sol y a toda criatura con sangre caliente en las venas. Arrasaron aldeas, ciudades y reinos; derrotaron a héroes y ejércitos. Eran innumerables, siempre a lomos de caballos blancuzcos y muertos, al frente de huestes de cadáveres. Ni todas las espadas de los hombres pudieron detener su avance; ni las doncellas ni los niños de pecho despertaron su compasión. Dieron caza a las muchachas por los bosques helados y alimentaron a sus sirvientes muertos con la carne de los niños humanos- había bajado mucho la voz; casi no era más que un susurro, y Bran y Arya se inclinaron hacia delante para oírla, Rickon tapo sus oídos-. Eran los tiempos anteriores a la llegada de los ándalos, y mucho antes de que las mujeres cruzaran el mar Angosto huyendo de las ciudades de Rhoyne; y los siete reinos de aquel entonces eran los reinos de los primeros hombres, que habían arrebatado estas tierras a los hijos del bosque. Pero aquí y allá, en lo más profundo de la espesura, los hijos seguían viviendo en sus ciudades de madera, en las entrañas de las colinas, y los rostros de los árboles montaban guardia. Así que, mientras el frío y la muerte invadían la tierra, el último héroe quiso buscar a los hijos, con la esperanza de que su magia arcana pudiera recuperar lo que habían perdido los ejércitos de los hombres. Emprendió la marcha hacia las tierras muertas con una espada, un caballo, un perro y una docena de compañeros. Buscó y buscó durante años, hasta que desesperó de dar jamás con los hijos del bosque en sus ciudades secretas. Sus amigos fueron muriendo uno a uno, y también su caballo, y por último su perro, y hasta su espada se congeló, de tal manera que se rompió cuando quiso utilizarla. Y los Otros olieron la sangre caliente que le corría por las venas, y siguieron su rastro en silencio; lo persiguieron con manadas de arañas blancas, casi transparentes, grandes como sabuesos...
Un ruido los hizo voltear, Hodor y Theon Greyjoy habían llegado hasta ellos.
-¿Sucedió algo?
Rose se puso de pie mientras cargaba a Rickon, se había quedado dormido.
-Han llegado visitas- dijo Theon-. Se solicitan vuestras presencias.
-¿De quién se trata?- preguntó Arya.
-De Tyrion Lannister, y también vienen algunos hombres de la Guardia de la Noche con noticias de tu hermano Jon. Robb está reunido con ellos. Hodor, ayuda a Bran a ir hasta la sala.
-¡Hodor!- asintió el mozo alegremente. Se agachó para no tropezar con la parte superior de la puerta. Medía alrededor de dos varas y media; costaba creer que por sus venas corriera la misma sangre que por las de la Vieja Tata. Bran se preguntaba si, cuando fuera viejo, se arrugaría y se encogería tanto como su tatarabuela. No parecía probable ni aunque viviera mil años.
Hodor levantó a Bran con tanta facilidad como si se tratara de una bala de heno, y lo acunó contra el pecho gigantesco. Siempre despedía cierto olor a caballo, pero no era desagradable. Tenía brazos grandes y musculosos, cubiertos de vello castaño.
-Hodor- repitió.
-Ten. Lleva a Rickon a su habitación.
Theon cargó al niño y Rose caminó delante de Hodor, con Arya a un lado. Cuando entraron a la sala, fácilmente sintió la ira en el ambiente.
-Cualquier miembro de la Guardia de la Noche es bienvenido en Invernalia, durante tanto tiempo como desee permanecer- decía Robb con la voz de Robb el Señor.
-Cualquier miembro de la Guardia de la Noche- repitió el enano-. Pero yo no, ¿verdad? ¿Te he entendido bien, chico?
-En ausencia de mis padres, yo soy el señor de Invernalia, Lannister-dijo Robb levantándose-. No me llames chico.
-Si fueras un señor, tendrías la cortesía de un señor- replicó el hombrecillo-. Por lo visto, tu hermano bastardo heredó toda la elegancia de tu padre.
-Jon- a Bran se le cortó la respiración en los brazos de Hodor.
-Así que es cierto, el chico sigue vivo- el enano se había girado para mirarlo-. Me parecía increíble. Los Stark sois duros de pelar.
-Y los Lannister haríais bien en recordarlo- dijo Robb-. Trae aquí a mi hermano, Hodor.
-Hodor.
Hodor se acercó a Robb y dejó a Bran a su lado. Tyrion se levantó de su asiento, Rose se arrodilló frente a él y lo abrazó con lágrimas en los ojos.
-Tranquila mi niña- le dijo Tyrion-, todo va a estar bien.
-No mientas- murmuró Rose-, por favor no me mientras más.
-¿Rose?
Robb hizo una seña, los hombres que se encontraban ahí se retiraron.
-¿Una estrella? ¿En serio?- Tyrion la observó confundido-. Él me lo dijo, no todo, pero si lo suficiente como para saber que me mientes. Creí que eras el único de mi familia que no lo hacía- sollozó.
-Rose... Jaime me pidió que lo hiciera cuando comenzaste a preguntar porque me tenías mucha confianza. Tienes que entender que todo lo que Jaime ha hecho ha sido por tu bien, porque tu cabeza permanezca unida a tu cuerpo.
-Merezco saberlo- balbuceo.
Tyrion volteo a ver a Robb, se acercó más a Rose y le susurró al oído.
-Tu madre era una loba. Revisa la historia de los Stark, encuentra los pequeños detalles que me he saltado de la historia. Una Stark murió el día en que tu naciste, otro nació- le besó la frente.
Rose se puso de pie y se secó las lágrimas.
-Cuando vuelvas, dile a mi padre que será abuelo.
Y luego de decir eso, se marchó, con un montón de dudas en la cabeza. Si su madre era una loba, Robb y ella debían de ser familia. Ella sabía de la Stark que murió el día de su nacimiento, ella no se saltaba ninguna parte de la historia. El día de su nacimiento, Lyanna Stark había muerto en la Torre de la Alegría, en Dorne. Si era hija de Lyanna Stark, de seguro era una bastarda, una bastarda Arena, porque Lyanna no se había casado con Robert cuando murió.
"Jaime, prométemelo."
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•° Fin de la Parte 1.