"Ella será grande Ser Jaime, como lo dijo su padre algún día. Será fuerte, honorable, inteligente y muy hermosa. Luchara mejor que nadie y nunca fallara un tiro. Coserá, bailará y cantará mejor que cualquiera en este reino. Y por más que quiera alej...
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La esencia de Lyanna Stark.
Robb y Rose llegaron al atardecer al castillo de Invernalia. Ambos fueron a sus aposentos luego de dejar en la cocina lo que habían cazado para la cena. Mientras Rose escogía un vestido, su padre entró en su habitación sin tocar.
-¡Padre!- exclamó tapándose con un vestido amarillo.
-Te he bañado toda tu vida Rose- rodó los ojos divertidos, luego su expresión se volvió más seria-. Te casaras con Robb Stark en cinco días.
-¿Qué?
-Quiero estar presente y sabes que debemos irnos de regreso a Desembarco...
-Pero padre. Creí que sería en unos años. ¡Solo tengo dieciséis!
-Y sangraste hace cinco años, desde entonces eres lo suficiente mayor para casarte. Mientras pasan estos días, deberás ir a clases de tejido con la septa Mordane y seguirás siendo la dama de compañía de Joffrey.
-Pero...
-Hasta que te cases con Robb Stark.
Jaime se acercó a ella y le ayudo a colocarse el vestido. Era de mangas cortas, gris, ajustado y adornado con encaje desde el pecho hasta la cintura, no tenía escote, en la cintura llevaba un pequeño cinturón y luego caía hasta arrastrase.
-¿No tienes frío?- le preguntó Jaime.
-Sabes que nunca tengo frío padre.
-Cierto, tu cuerpo siempre permanece caliente- besó su frente.
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Al día siguiente despertó con el primer rayo de sol, como una dama debía hacer. Se dio un baño y peinó su cabello en una trenza, como hacían las mujeres del norte. Busco entre su ropa hasta que encontró un vestido corto, sin mangas, con un pequeño lazo en la cintura, hasta la mitad de sus muslos, rosado. Se puso una capa dorada con capucha, y entre sus pliegues había escondido a Rhaenys.
Salió de su habitación y fue hasta la de Joffrey, varias mujeres lo ayudaban a bañarse.
