"Ella será grande Ser Jaime, como lo dijo su padre algún día. Será fuerte, honorable, inteligente y muy hermosa. Luchara mejor que nadie y nunca fallara un tiro. Coserá, bailará y cantará mejor que cualquiera en este reino. Y por más que quiera alej...
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||Un Lannister siempre paga sus deudas.||
Los visitantes entraban como un río de oro, plata y acero bruñido por las puertas del castillo, más de trescientos, la élite de sus vasallos, los caballeros, las espadas juramentadas y los jinetes libres. Sobre ellos ondeaba una docena de estandartes dorados, agitados por el viento del norte, en los que se veía el venado coronado de Baratheon. Ned conocía a muchos de los jinetes. Allí estaba ser Jaime Lannister, de cabellos tan brillantes como el oro batido, y Sandor Clegane, con el espantoso rostro quemado. El muchachito alto que cabalgaba junto a él únicamente podía ser el príncipe heredero, y el hombrecillo atrofiado que iba detrás de ellos era sin lugar a dudas el Gnomo, Tyrion Lannister, sin embargo hubo alguien que no reconoció, aquella niña que cabalgaba junto al príncipe, de cabellos castaños y ojos verdes, pícara sonrisa y sonrosadas mejillas, a diferencia del resto, la niña observaba todo con curiosidad y hacía creer al príncipe que lo escuchaba atentamente; la niña le recordaba a alguien pero no estaba seguro de a quién.
-¡Ned! ¡Cómo me alegro de verte! ¡Sigues igual, no sonríes ni aunque te maten! - Robert lo examinó de pies a cabeza y soltó una carcajada-. ¡No has cambiado nada!
-Alteza - fue el saludo de Eddard-. Invernalia está a vuestra disposición.
El resto del grupo comenzó a desmontar, el príncipe Joffrey ayudó a la niña a bajar mientras la miraba con una adoración que no pasó desapercibida por nadie. La niña llevaba puesto un vestido rojo, sencillo, de profundo escote en V, ajustado hasta la cintura, luego caía hasta arrastrarse un poco en el suelo, se cubría con una gruesa capa de pieles y lana, lo que llamo la atención de los Stark fue el collar que traía colgando en el cuello y la majestuosa pantera negra que se puso a un lado de la niña.
El Rey se había ido con Eddard a la cripta, quería mostrar sus respetos a los muertos Stark.
-¿Y? ¿Cumple con tus expectativas?- le preguntó Joffrey a Rose, entrelazando su brazo con el de ella, para caminar hasta Lady Stark y sus hijos.
-Joffrey... es incluso mejor. Creo que podría vivir el resto de mi vida en este lugar- sonrió ella.
-Su alteza- los Stark se inclinaron ante el príncipe.
-Lady Stark- Rose hizo una reverencia ante Catelyn.
-Mi Lady- la Tully le devolvió la reverencia.
-Soy Rose Lannister, Lady Catelyn. Es un placer conocerla- le sonrió.
-Vaya... Es usted la muchacha más hermosa que he visto- la alagó Catelyn.
-¿Cierto?- preguntó Joffrey-. Se lo digo todos los días pero no me cree.
Rose bufó bajito.
-Mírala a ella- observó a Sansa-. Lady Sansa es más hermosa que yo.
-No creo eso mi Lady- fue la respuesta de ella, y así, Rose descansó un rato de la atención de Joffrey.