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||Un Dragón con la inteligencia de un Lobo, la furia de un Ciervo y la astucia de un León

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||Un Dragón con la inteligencia de un Lobo, la furia de un Ciervo y la astucia de un León.||

Robert no podía creer lo que leía. En sus manos descansaban dos pergaminos, uno venía de parte del Rey del Torrentino, el otro del Señor de Ermita Alta.

Te has olvidado de un Targaryen, Baratheon.
Ella es su alteza Naerys Targaryen, de las Casas Targaryen y Stark. La segunda de su nombre, Reina de los Ándalos y los Rhoynar, y los Primeros Hombres, señora de los Siete Reinos y Protectora del Reino. La Rosa de Fuego, La que No Arde, La Hija del Dragón, Señora de Invernalia.
Es la hija mayor del Dragón y la ayudaremos a recuperar lo que por derecho y sangre, es suyo.

Lord Dayne, El Rey del Torrentino.

¿Se había olvidado de una Targaryen?
Pero claro, eso no era lo que más le preocupaba.
¿De las Casas Targaryen y Stark? ¿Un Targaryen y una Stark? ¿Rhaegar y Lyanna? Era la única respuesta lógica, fueron los únicos con esos apellidos en estar juntos. En el tiempo que Rhaegar había tenido cautiva a su Lyanna ella pudo haber dado a luz.
¿La Rosa de Fuego? Instantáneamente pensó en Rose, aunque a ella la llamaban la Rosa Lannister, él estaba casi seguro de que la niña era una Targaryen, cabello platinado, ojos índigos, la esencia de Lyanna Stark.

El Dragón ya tiene tres cabezas Usurpador. Vamos a vengarnos, por los Martell, por los Targaryen y por cada gota de sangre dorniense que fue derramada en tu rebelión. Tal vez Doran Martell olvida, pero los Dayne no.
Ella será una mejor monarca. La moneda ha caído en grandeza.
Cuídate las espaldas Baratheon, cuídate incluso de tu sombra. Los Targaryen han vuelto, para tomar lo que es suyo.

Lord Dayne, Estrellaoscura.

-¡Eddard!- el grito de Robert resonó por todo el salón.

Eddard Stark entro tan rápido como su pierna le permitía.

-¿Necesita de mis servicios majestad?

-Déjate de tonterías. Tenemos otro Targaryen que matar.

-¿Matarás al Maestre Aemon? Está en la Guardia de la Noche, viste de negro. No puedes hacerle nada.

-Estoy hablando de una niña. No debí casarme con alguien que portara el apellido Lannister. Jaime Lannister me ha mentido todo este tiempo. Esa niña no es una Lannister.

-¿Cómo estás tan seguro?

-Nació el mismo día en que mi Lyanna murió...

-Robert, creo que ambos hemos notado similitudes con Lyanna en esa niña. ¿Vas a matar a lo único que permite que no te olvides completamente de mi hermana? Esa niña lleva su esencia. Grita Lyanna Stark por todas partes.

"Prométemelo Ned..."

La voz de Lyanna resonó en su cabeza.

"Tiene una hermana mayor, se la ha llevado un león. Búscala. Encuéntrala. Cuando sepas quien es, dile a ella, a Naerys, y a Aegon la verdad. Dile que son hermanos y... protégelos de la furia de Robert, Ned. Tiene el cabello plateado y sus ojos son índigos, parecen dos piedras preciosas. Es mía Ned. Es toda mía pero no podré amarla, ni a ella, ni a Aegon. Prométeme que los amarás como si fueran tuyos. Voy a regalarte lo mejor que tengo Ned. Prométemelo..."

Ya la había encontrado. Ahora solo debía protegerla.

"Prométemelo Ned..."

-Es una Targaryen. Tiene que morir.

-¡Es una niña a la que consideras tu propia hija!

-¡No puedes gritarle a tu Rey!- Robert se puso de pie.

-¡No le grito a mi Rey! ¡Le grito al imbécil de mi mejor amigo!- Eddard se acercó y Robert temió-. Ella no tiene la culpa de tus errores, ni de los de nadie.

-¿Estás insinuando que Rhaegar se llevó a mi Lyanna por un error mío?

-Sí. ¿Qué hacías cuando se la llevo? De seguro revolcarte con alguna golfa de Aguasdulces como cada noche. ¿Crees que ella no lo sabía? ¡¿Crees qué eso no la lastimaba?!

-Es un Dragón con la inteligencia de un Lobo, la furia de un Ciervo y la astucia de un León

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-Es un Dragón con la inteligencia de un Lobo, la furia de un Ciervo y la astucia de un León. Es todo lo que se necesita para portar una corona y comandar siete reinos- le dijo Edric a Oberyn Martell mientras entraban en el gran salón.

Oberyn detalló el lugar. Había varios cuadros de Arthur Dayne, La Espada del Alba, el portador de Albor; así como también había retratos de Lady Ashara y los antiguos reyes del Torrentino. En el fondo de la sala había un gran trono, decorado con diamantes y amatistas que estaba siendo ocupado por una mujer castaña que portaba una corona, un círculo abierto de plata forjado en el Valle, decorado con diamantes y coronado con siete amatistas. Ella no se había dado cuenta de su presencia, pues toda su atención estaba en el niño de cabellos cobrizos al que le daba de comer entre sus brazos, y en el bebé dentro de la cuna al que le hacía muecas para escuchar sus carcajadas.
Cuando sus pasos resonaron en el salón los caballeros dejaron de ponerles atención a los niños y se pusieron alerta, la castaña subió la mirada y Oberyn pudo apreciar unos extraños ojos índigos.

Oberyn, Ellaria, Edric y Gerold se arrodillaron frente a ella.

-¿Por qué se arrodillan?- preguntó Rose dejando a Rickard en la cuna a su derecha.

-Es usted una Reina, majestad- respondió Gerold.

-Solo soy la Reina en el Norte, no en el Torrentino, Lanza del Sol, Campoestrella o Ermita Alta. Pónganse de pie por favor, y no vuelvan a arrodillarse ante mí, uno solo debería ponerse de rodillas ante los Dioses- dijo dulcemente.

-En verdad tiene lo que se necesita- murmuró Oberyn.

-Majestad...

-Rose- le corrigió a Edric.

-Lady Stark- sonrió el rubio-. Él es el Príncipe Oberyn Martell de Lanza del Sol.

-Oberyn Nymeros Martell. De la sangre de los Primeros Hombres, los Ándalos y Rhoynar- murmuró ella.

-Conoce la historia- sonrió Ellaria.

-Conozco la historia de todo Poniente y sus casas, nobles y vasallas.

-Al parecer ese Lannister hizo un buen trabajo- rió Oberyn.

-Mejor del que han hecho con usted por supuesto- sonrió burlona al ver la sonrisa de Oberyn desaparecer.

-Vaya mujer la que se ha encontrado Robb Stark. Me agradas. Cuenta conmigo para lo que necesite su alteza.

Y todos pudieron apreciar, como con esas palabras, el cabello de Rose se volvió plateado.

||Of Ice and Fire.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora