"Ella será grande Ser Jaime, como lo dijo su padre algún día. Será fuerte, honorable, inteligente y muy hermosa. Luchara mejor que nadie y nunca fallara un tiro. Coserá, bailará y cantará mejor que cualquiera en este reino. Y por más que quiera alej...
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Que los Dioses sean piadosos con usted.
Rose entro a su habitación y revolvió su baúl buscando la carta que le había quitado al cuervo el día del accidente. Al encontrarla, acarició el sello esperando sentir algo porque se suponía que era la hija de una estrella, se suponía que la sangre dorniense corría por sus venas, pero no sintió absolutamente nada. Abrió la carta y comenzó a leer.
Ser Jaime, Sabemos perfectamente quién es su hija, o debería decir, la niña que jura es su hija. No queremos que los Baratheon, o Lannister como murmuran por ahí, sigan ocupando el trono que le corresponde a Viserys o Daenerys Targaryen o, en su defecto, a la conocida Rosa Lannister ¿Más bien Targaryen?
Cuídese la espalda Ser Jaime.
La carta no llevaba firma.
La Rosa Lannister... Sus sospechas se confirmaban poco a poco, Joffrey, Myrcella y Tommen no eran hijos de Robert. Había una Targaryen más viva, así que las historias eran ciertas. Viserys y Daenerys Targaryen, los hijos menores de Aerys II Targaryen o el Rey Loco, estaban vivos; y si las supuestas visiones eran ciertas, Daenerys había nacido de la Tormenta.
Lo único que no comprendía era porque habían puesto que su apellido era Targaryen, ella llevaba la sangre de los dragones en sus venas, lo sabía, pero era por parte de su madre, así que el apellido desaparecía con ella, sus hijos no lo llevarían, llevarían el Stark o en su defecto, el Lannister, el apellido de su padre ¿Verdad?
Treinta minutos después salió de sus aposentos, fue hasta la cocina y pidió comida para Lady Catelyn. Tomó la bandeja y caminó hasta la habitación de Bran, entro luego de tres toques.
-Lady Catelyn.
-Mi señora.
Rose dejó la bandeja en la mesa junto a la cama, se acercó a Bran y le besó la frente para luego acercarse a su lobo huargo que aún no tenía nombre y acariciarlo.
-¡Valyria!- llamó en un grito. La loba entro a la habitación-. Te quedaras aquí y cuidaras de Bran mientras tu hermano va a comer y estirar un poco las patas ¿Okay?
Valyria pareció asentir.
-Es increíble que un huargo le haga caso a una leona- murmuró Catelyn.
-Un poco, sí. Vamos muchacho.
El huargo de Bran la siguió fuera de la habitación. En el patio, los sureños esperaban para subir a sus caballos.
-Ve a comer un poco, pequeño.
El lobo de Bran se alejó al mismo tiempo que Cersei se acercaba a ella.