Los ojos de Sirius

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A Remus siempre le habían gustado las tormentas. Le encantaba quedarse en casa con un buen libro y un buen chocolate y escuchar la tormenta chocar contra su ventana, pero en su primer año en Hogwarts descubrió que la tormenta que más le gustaba era la que aparecía en los ojos de Sirius cuando veía una injusticia.

Solo con ver esa mirada Remus ya sabia que el de ojos grises iba a intervenir, aunque luego tuviese que pagar las consecuencias. También sabia que el le seguiría y que seguramente James y Peter tampoco se quedarían quietos. Siempre que la tormenta aparecía en sus ojos Remus sabia que se acercaba un castigo importante y aun así, seguía siendo su tormenta favorita.

El podía saber cuando Sirius iba o no iba a intervenir solo con verle la cara. Lo supo cuando a finales de septiembre unos alumnos mayores se estaban metiendo con una alumna de primero de Hufflepuff y James y el saltaron a defenderla gritando y arañando. Remus intento hablar calmadamente, pero no sirvió de absolutamente nada.

Ni los astros conseguirían que Sirius cambiase de idea o se calmase en medio de una discusión. Pero eso, supo exactamente lo que iba a pasar cuando el 19 de diciembre de su primer año unos alumnos de Slytherin se metieron con el por su aspecto frágil y enfermizo y Sirius salto en su defensa como un perro guardián.

Seguramente la cosa habría acabado muy mal si no hubiese sido por la intervención de la profesora McGonagall. La profesora les resto diez puntos a cada uno y les dejo marchar solo con una advertencia.

Sirius no paro de repetir que fue un milagro de navidad que no terminasen con un castigo.

- Oye, Rems, ignora a esos capullos, no dejes que te afecte ¿vale? Tu vales mucho más que todos ellos juntos.

- ¿Y si tienen razón? ¿Y si realmente no merezco estar aquí? Quiero decir... ¿De verdad me podre convertir en un buen mago con lo que tengo?

- Te pones enfermo de vez en cuando ¿y qué? Te he visto en clases Lupin, no solo tienes talento sino que te interesan las clases y prestas atención, seras el Mejor mago. - Afirmo Sirius con seguridad. - Y cuando seamos mayores y tu hayas conseguido el trabajo de tus sueños yo estaré a tu lado para decirte: Te lo dije idiota. Además tu salud puede mejorar con el tiempo.

Y Remus se sintió culpable por no poder decirle a Sirius la verdad. Entonces Sirius se levanto hincho el pecho y dijo:

- ¿Sabes que? A partir de ahora me auto contrato como guardaespaldas de Remus... ¿Cual es tu segundo nombre?

- John - Contesto Remus divertido.

- ¿En serio? Wow. Bueno... Yo Sirius Orión Black me declaro oficialmente  guardaespaldas de Remus John Lupin.

- ¿Palabra de perro?

- Palabra de... ¡Oye Yo no soy un perro! - Dijo poniéndose de morritos, mientras Remus se reía de el.

- De todas formas, me gustan los perros. Son mis animales favoritos. Afirmo el castaño.

- ¿Esta es tu forma de decirme que te gusto? - Bromeó Sirius con una blanca y enorme sonrisa y Remus se sonrojó. - No te preocupes, ya lo sabia.

- Solo te quiero como elfo domestico, para que me traigas chocolatinas cuando estoy enfermo. - Sirius hizo un puchero. - Podría buscarme otro sirviente si empiezas a ser muy molesto.

- ¿En serio solo me quieres como eso? - Dijo Sirius con el puchero más realista que Remus había visto.

- No, no... Era solo una broma Sirius yo... Lo siento no quise...eh

- Era broma Remus tranquilo. - El de ojos grises se puso a reír.

- Bastardo. - susurro Remus.

- Por favor, ¿donde vas a encontrar un sirviente más guapo que yo?

Remus jamas olvidaría las tormentas de Sirius.

Sirius jamas olvidaría que fue y siempre sera el guardaespaldas de Remus John Lupin.

Remus nunca olvidaría que Sirius en serio creía en el.

Sirius jamas olvidaría la imperturbable calma de Remus incluso cuando se estaban metiendo con el.

Remus no podría olvidar a Sirius poniéndose de morritos.

Sirius no podría olvidar la hermosa risa de Remus.

Remus jamas podría olvidar la primera vez que tuvo que morderse la lengua para no contarle a Sirius que era un hombre lobo.

Sirius jamas podría confesarle a nadie que realmente temía que Remus no le quisiera.

WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora