Una semana sin Remus

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Sirius habia llevado a Remus a la enfermería el lunes, Peter no se habia dado cuenta de la ausencia de ambos hasta una hora después. A partir del lunes Sirius estaba nerviosos y preocupado, se le notaba en cuanto llegaba a la habitación. Públicamente proyectaba su imagen de seguridad habitual, pero James sabia que estaba preocupado por su amigo y eso le preocupaba a el.

De los tres, Sirius era el que pasaba mas tiempo con Remus, el que estaba mas unido con el y también el que mas se preocupaba por el. James lo sabia, sabia que seguramente Sirius estaría exagerando mucho su preocupación, que seguramente no hubiese motivos. El sabia que el de ojos grises se preocuparía hasta si Remus se hiciese una rascada en la rodilla.

Pero cuando el viernes Remus aun no habia vuelto de la enfermería y la Madame seguía dándole largas a Sirius James empezó a preocuparse de verdad. Fue entonces cuando se dio cuenta de que esta vez Sirius no estaba exagerando. Remus normalmente faltaba tres o cuatro días, pero la señorita Pomfrey siempre dejaba colarse a Sirius para que convenciese a Remus de que comiera (Ya que el castaño era tan testarudo que la pobre enfermera no conseguía que comiera hasta que Sirius le obligaba)

Pero habia pasado casi una semana desde que Remus habia entrado a la enfermería y la joven enfermera no habia claudicado antes las suplicas de Sirius. ¡Ni siquiera les daba información!

Cuando el sábado por la mañana aun no habia vuelto, James decidió ir con Sirius a suplicarle a Pomfrey que les dejara ver a su amigo o como mínimo que les dijera algo.

- Lo siento chicos, pero el señor Lupin no puede recibir visitas. - Habia dicho la enfermera.

Sirius habia apretado los labios y los puños, cavaba su vista detrás de la enfermera, como si pudiera ver a través de esta y comprobar que Remus estuviera bien, pero no podia.

- Madame, por favor, solo queremos saber si esta mejor.

- He dicho que no, señor Potter. Ahora vayan los dos a hacer algo útil. - La enfermera se dio la vuelta.

- Poppy. - La voz de Sirius sonó tan rota que hasta James se giro a verle, pero su postura no habia cambiado, sus labios y puños seguían apretados y su mirada cargada de preocupación sigua clavada en la puerta. - ¿Remus...? Remus se pondrá bien ¿verdad?

La enfermera se giro y se arrodillo para quedar a la altura de Sirius, le cogió los puños y suspiro. La vista de Sirius seguía clavada en la puerta.

- Sirius, cariño, Remus... el va a ponerse mejor, pero volverá a ponerse malo muchas veces mas, y algunas serán incluso peores que esta, eso es algo que tienes que saber. ¿lo entiendes verdad? - Sirius asintió.

- ¿Hay algo que pueda... algo en lo que pueda ayudarle?

- De momento lo único que podemos hacer es esperar Sirius, pero cuando salga de la enfermería, va a necesitar que alguien le ponga al dia de todo y que se asegure de que come bien cuando yo no le estoy vigilando, necesito que alguien que le vigile cuando yo no pueda. ¿Podrás hacerlo?

- Si

- Confió que le cuidaras bien Sirius. Ahora ve a disfrutar de tu sábado con tus otros amigos.

James y Sirius se fueron en silencio y se quedaron en silencio hasta que llegaron a la sala común de Gryffindor.

- Necesito que me ayudes con algo. - Dijo Sirius.

- ¿Qué hago?

- Voy a comprarle algo a Remus, pero para eso necesito llegar a una tienda muggle.

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