La carta

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Era 26 de diciembre por la tarde, Sirius y Remus estaban en la sala común, el castaño leía muy interesado un gran libro polvoriento que había encontrado en la biblioteca y Sirius le miraba empezando a aburrirse.

- Rems, cuéntame algo sobre tu familia. - El castaño miro a su compañero por encima del libro alzando una ceja. Cerro y aparto el libro centrándose en su compañero quien había robado toda su atención.

- Esta bien, pero solo si tu mi cuentas de la tuya. -Vio el disgusto en la cara de su amigo, pero la curiosidad podía con su compasión. - Mi madre es muggle y mi padre trabaja en el ministerio No tengo hermanos. Solo somos nosotros tres.

- ¿Te sientes solo?

- No, bueno no siempre. Quiero decir desde que me puse enfermo las cosas han cambiado, pero... Da igual. Te toca.

- Bueno, yo tengo mucha familia, tengo tantos primos que apenas puedo contarlos y les odio a casi todos. Están obsesionados con esa mierda de la pureza de la sangre así que ninguno de mis parientes es muggle. No me gusta mi familia Rems, nunca me ha gustado y creo que yo a ellos tampoco pero ahora que estoy en Gryffindor...

- Bueno, ahora nosotros somos tu familia. - Dijo Remus en la interminable pausa de Sirius. - Eres muy importante para nosotros Sirius y si tu familia no sabe ver la estrella que eres pueden irse a buscar nargles.

Tras un largo silencio Sirius dijo:

- ¿Lo de la estrella ha sido una especie de chiste? - Remus abrió mucho los ojos y soltó una carcajada.

- Oh Dios no, no, lo siento, ni siquiera me había dado cuenta.

- No pasa nada. Yo... Recibí una carta de mis padres y... no sé, supongo que me hizo pensar.

- ¿Estas bien? - Remus se sentó a su lado.

- Si, es solo que... desde que estoy aquí estoy tan feliz que no recordaba, no quería recordar todo eso de mis padres y eso.

- Pues no lo hagas, olvídalo, al menos durante el curso, disfruta con nosotros y diga lo que diga la carta si te hace sentir mal no merece ni un minuto de tu atención.

- La carta decía que estaban muy decepcionados conmigo, que como me atrevía a deshonrar la familia quedando en Gryffindor y relacionándome con hijos de muggle, que soy una decepción como hijo, primo, sobrino, hermano y bla bla bla. Resumen que soy un asco.

- ¡Vaya sarta de mentiras! Si tu eres una decepción yo soy una rana con pelo. - Remus se puso en pie, indignado.

- ¿Las ranas tienen pelo?

- No. Y ese no es el punto.

- El punto es que... ¿Soy la oveja negra de la familia?

- No, eres un milagro en una familia de idiotas que no saben valorarte.

La sonrisa de Sirius era más falsa que un billete del monopoli y Remus sabia que la estaba fingiendo porque no quería que el se diese cuenta de su sufrimiento. El castaño dudo un segundo, suspiro y se sento de nuevo.

- Hace tres años mi mama estuvo embarazada, pero perdió al bebe porque resulto herida por un hombre que venia en busca de mi padre porque estaba enfadado con el por su trabajo en el ministerio. Mi mama perdió al bebe y mi papá se sentía tan culpable que no se dieron cuenta de que yo me había enfermado y ahora ambos se sienten culpables. Cuando me miran, lo veo: miedo, culpabilidad y tristeza. Como si haber enfermado me volviese de cristal o me convirtiese en una bomba.

- ¿Qué le pasó? A aquel hombre, el que ataco a tu madre.

- Escapó. Sirius te cuento esto porque, aunque mis padres me quieran a veces.... yo también quiero olvidar como me miran, a veces a mi también me gustaría quedarme con vosotros para siempre.

- Es diferente.

- Lo sé, solo quiero que sepas que si necesitas algo... solo tienes que decirlo. Yo también tengo cosas que me gustaría olvidar.

- ¿Cómo eran tus padres antes?

- Eran... A mi madre le encantaba todo tipo de chocolate, pero su favorito era el chocolate caliente con nata y canela. Mi padre nos lo preparaba a los dos en invierno y cuando nos despertábamos lo único que se olía en toda la casa era la canela mezclada con el chocolate. Mi padre siempre estaba haciendo bromas tontas y mi madre ponía los ojos en blanco y negaba la cabeza, pero sonreía, siempre sonreía cuando mi padre hacía tonterías. Eran felices y estaban enamorados, se les notaba. Era como si una fuerza invisible les atrajera el uno al otro.

- ¿Cómo los imanes y neveras?

- Si. Era mágico.

- Cuéntame más.

- El chocolate caliente con nata y canela sigue siendo mi favorito, pero mi madre ya no puede ni verlo sin romper a llorar, no se exactamente porque. - Explico Remus aunque sabia que eso no era lo que Sirius quería oír. - Recuerdo que mi madre solía sentarse a mi lado en la cama y me leía los cuentos, mi favorito era Peter Pan. Siempre le pedía que me lo leyese una y otra vez.

- ¿Peter Pan?

- Son cuentos muggles. Mis padres me regalaban dos cada cumpleaños.

- ¿De que trataba Peter Pan?

Sirius recuerda a la perfección haberse imaginado a una mujer sin rostro sentada al lado de Remus en una cama leyéndole un libro.

Remus recuerda a la perfección la cara de Sirius completamente absorto en la trama de Peter Pan.

Sirius jamas olvidara la sonrisa nostálgica de Remus al hablar de su familia.

Remus jamas olvidara la indignación de Sirius cuando Remus se negó a contarle como acababa Peter pan. "Léete el libro" le había dicho encogiéndose de hombros.

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