30 de julio

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'Sirius'

Cuando apenas tenia 7 años, ya sabia que algo malo había en la casa Black, por aquel entonces pensaba que lo único malo que había allí era yo, ya que era el único que al parecer no creía en la pureza de la sangre y todas esas gilipolleces. Yo mismo me reprendía por no seguir los ideales que me habían inculcado desde pequeño.

Pero todo esto cambio cuando a los 8 años conocí a Remus Lupin.

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30 de Julio 1967

Sirius salió de la casa en la que estaban pasando unas vacaciones los Black intentando no correr lo mas lejos posible y fue caminando hasta el espeso bosque que había cerca, cuando creyó estar lo suficiente lejos de cualquiera de su familia corrió adentrándose en el bosque. Solo quería alejarse de su familia y de el error que creía haber cometido.

Dos días atrás había ayudado a un niño muggle y Walburga, su madre, se había enterado de alguna manera. Le había caído una buena bronca cuando había llegado a casa y luego, cuando Regulus se había ido a su habitación, Sirius sufrió por primera vez la maldición Cruciatus, aun se podía oír a si mismo pidiéndole piedad a su madre.

Por eso huía. Huía de su familia, huía de su sangre, huía de su vida y del dolor. Y aun así, si le preguntabas, Sirius te diría que volvería a ayudar al niño, por muchas maldiciones que tuviese que soportar. Porque el podía ayudar a ese niño y porque ese niño necesitaba ayuda, no importaba nada mas.

Sirius corrió, corrió aun mas lejos y rápido de lo que jamás había corrido, con las lágrimas resbalándole por los ojos cerrados con fuerza intentando olvidar, hasta que una rama le hizo tropezar y caer al suelo. No se levanto.

Se sentó, pateo la rama y lloro aun mas. Se abrazo las rodillas y hundió el rostro entre sus brazos.

Y entonces apareció él. Como un ángel, un niño de aspecto pálido, con el cabello castaño y los ojos castaños también se acerco a Sirius.

- ¿Estas bien? - pregunto el niño poniendo una mano sobre el hombro de Sirius. El de ojos grises levanto la vista, sorprendido.

- Si. - Susurro.

- No suena como que estés bien. - El niño se sentó al lado de Sirius. El castaño rebuscó entre los bolsillos de la chaqueta que llevaba, saco una barra y se la ofreció a Sirius. - ¿Quieres chocolate? El chocolate siempre me ayuda cuando estoy triste.

Sirius solo asintió.

- Toma. - Dijo el castaño partiendo la barra en dos y dándole un trozo a Sirius.

- Gracias.

- Mi mama siempre dice que el chocolate sabe mejor cuando lo compartes. - Dijo encogiéndose de hombros.

- Soy Remus Lupin.

- Sirius Black.

- ¿Por qué estas triste Sirius?

Sirius miro a los enormes ojos castaños con motas verdes de Remus y por una extraña razón se vio incapaz de mentirle.

- Mi mama dice que hice algo malo, pero yo no lo creo y creo que... que ahora me odia.

- Si tu mama te odia solo por que cometiste un error tal vez es que no te merece. Tal vez solo esta enojada.

- ¿Si tu mama te prohibiese hacer algo, pero tu piensas que es lo que esta bien, lo harías igualmente?

Remus ni siquiera lo pensó.

- Si, de hecho creo que lo estoy haciendo ahora. Mis papas me prohibieron entrar al bosque.

- ¿Y si no esta enojada y si enserio me odia?

- Entonces solo tienes que esperar. Cuando te hayas mayor podrás hacer lo que quieras y podrás ir a donde quieras y ella no podrá decirte nada.

Remus se termino su barra de chocolate y miro a Sirius con una sonrisa.

- Pase lo que pase todo mejora si le das tiempo. Comete el chocolate, te sentirás mejor.

Cuando Sirius se termino el chocolate y miro a Remus se dio cuenta de que este aun no había dejado de mirarle.

- Me gustan tus ojos, son bonitos. - Dijo Sirius. - Tienen como puntitos verdes.

- A mi también me gustan los tuyos son como copos de nieve. Sera mejor que vuelva a casa o mi mama se enojara también. - Dijo Remus levantándose. - Adiós Sirius.

- Adiós Remus.

Sirius nunca olvidara el día que conoció a Remus Lupin y no le importo si era sangre pura, mestizo o muggle.

Remus nunca olvidara el día que encontró a Sirius llorando en medio del bosque y no le importo haber roto las reglas por el.

Sirius Jamás olvidara que Remus comparo sus ojos con copos de nieve.

Remus jamás olvidara que tiene puntitos verdes en los iris, porque Sirius se lo dijo.

Sirius no podrá olvidar la mirada y sonrisa tranquilizadora de Remus cuando le daba el chocolate.

Remus no podrá olvidar los ojos de Sirius pasando de ser nubes tormentosas nublados por las lágrimas a ser hermosos copos de nieve.

Sirius Black jamás olvidara el día que conoció a Remus Lupin.

Por muchos maleficios que recibiese al llegar a casa, Sirius nunca se arrepiento de su pequeña escapada al bosque.

Y fue allí, mientras se retorcía bajo la atenta y furiosa mirada de su madre y su magia donde todo comenzó a cambiar.

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