En casa.

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La lechuza de los Potter tiene cierta elegancia al aterrizar en el alféizar de la ventana del salón. Sirius se sorprende al darse cuenta de que la carta no está dirigida a él, sino a su madre. Confuso y algo decepcionado le dice a Kreacher que se lo lleve a la señora de la casa y resiste el impulso de gritarle cuatro cosas al elfo cuando este empieza a refunfuñar insultos en su contra.

La lechuza se va en pocos segundos y Sirius también se va pocos segundos después de que la lechuza se marche y Regulus entre en el salón. Aprieta los labios pensando en las ganas que tiene de volver a Hogwarts y hablar con los chicos cara a cara incluso con la repelente de la pelirroja.

Aún no sabe cómo sobrevivirá este verano si las vacaciones de invierno se están convirtiendo en semejante tortura, sólo quiere salir de la puñetera casa y no volver nunca.

Dos horas más tarde Sirius ha cumplido parte de su deseo, ha conseguido salir de casa y, por lo menos, no volverá hasta las vacaciones de verano. Gracias a cierta carta de los Potter.

Sirius mira desde el jardín la modesta casa de los Potter y sonríe cuando James sale corriendo de la casa hacia a el. El chico de gafas salta los tres escalones del porche de madera y cruza el patio corriendo hasta que sus brazos estrangulan a Sirius y Sirus solo puede corresponder el abrazo riendo como un loco sintiéndose respirar de nuevo.

-Te he echado tanto de menos, hermano. No volvamos ha hacer esto nunca. -James suplica y Sirius se ríe, solo han pasado un par de semanas separados y han hablado prácticamente a diario por carta, tienen a la lechuza de James mareada de tantas vueltas, pero Sirius tiene que estar de acuerdo con el. El también le ha extrañado.

Sirius entra tímidamente en la casa Potter, pero el resto de los Ptter le quitan esa timidez pronto. La señora Potter sonríe tanto al verle que parece casi doloroso, le llama por su nombre y le da el abrazo más cálido y reconfortante que Sirius ha tenido en su vida. El señor Potter le llama a la cocina en cuanto la señora Potter le suelta, le saluda con una palmada en la espalda y le pide que pruebe algo que está cocinando como si Sirius hubiera estado en esa casa con ellos toda la vida.

-¿Y? Le falta algo ¿verdad? -Pregunta señor Potter y Sirius frunce el ceño pensándolo bien, es cierto que el caldo que le ha dado esta algo soso.

-¡Fleamont! -Se queja la señora Potter entrando en la cocina con el ceño fruncido antes de que Sirius pueda contestar. - Deja que el Chaval deje las maletas antes de intentar envenenar lo.

- Es un chico fuerte puede aguantar sus maletas un par de minutos mientras me da su opinión. -Rechaza el señor Potter dándole otra palmada en la espalda a Sirius antes de tirarse hacia el, la señora Potter refunfuña.- ¿Y bien?

-Esta algo soso. - Confiesa Sirius y el señor Potter mira la olla frente a el como si quisiera hacerla sufrir. - ¿Tal vez un poco de sal?

- Tranquilo cielo, deja que ese viejo se las apañe por su cuenta. -Dice la señora Potter mientras hace señas para que la siga, déjame al señor Potter enfrentándose a su codo en la cocina y salen al salón de nuevo. - ¡James baja a ayudar Sirius con las maletas y enseñarle su habitación!

James baja las escaleras a saltos, radiante como su primer.dia en Hogwarts, coge una de las maletas de Sirius y les huia a ambos hasta la habitación al lado de la suya.

Es una habitación pequeña con una cama, un escritorio, una silla, un armario y las paredes completamente lisas.

-Mama dice que podrías quedarte aquí unos días en verano, que esta habitación es tuya, así que puedes poner lo que quieras en las pareces y tal. - Comenta James ligeramente mientras deja una de las maletas de Siruis sobre la cama. Sirius siente que no podría sonreír más aunque quisiera y, por primera vez desde que empezaron las vacaciones de invierno, se siente en casa.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2021 ⏰

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